El pasado mes de julio, Miguel Bosé disfrutó de unos días de descanso junto a sus hijos Tadeo y Diego en Mallorca. A sus vacaciones, también se unieron su ex Nacho Palau y los hijos biológicos de este último, Yvo y Telmo, tal y como contamos en exclusiva.
La relación entre el cantante y el escultor valenciano ha mejorado notablemente desde que a Palau le fuera diagnosticado un cáncer de pulmón. Bosé reaccionó inmediatamente, declarando que Nacho siempre tendría su ayuda.
Este nuevo estado de armonía entre ambos, después de sus batallas legales en los tribunales por la custodia de los niños, ha hecho que el ex participante de Supervivientes abra la puerta, incluso, a una reconciliación romántica. Cabe destacar que estuvieron juntos 26 años antes de ponerle punto y final a su historia de amor.
"El reencuentro ha sido fenomenal, juntar a la familia siempre es bueno, para los niños vernos juntos ha sido maravilloso, otra cosa es cómo se mantenga luego, pero sí, fue algo muy bonito. Cuando nos reencontramos nos dimos un abrazo y un beso en la mejilla, durante estas vacaciones hemos recordado momentos muy bonitos, sobre todo momentos que vivimos junto a los niños", ha declarado Palau en La última noche este viernes.
"Nunca se puede decir de esta agua no beberé", ha dicho sobre darse una segunda oportunidad. "Con el tema de la enfermedad ha habido un acercamiento, cuando ves que te puedes ir al otro barrio la forma de pensar cambia, la separación fue demasiado dura. Los niños me preguntaron si íbamos a volver a estar juntos y les respondí que de momento la cosa va tranquila", añadía, dejando abierta la puerta.
Los hijos de Nacho Palau y Miguel Bosé
Diego y Tadeo, hijos biológicos de Bosé, nacieron en 2011 por gestación subrogada. Siete meses después, por el mismo método, nacieron Ivo y Telmo, hijos biológicos de Nacho. Desde entonces y hasta que el artista se mudó a México, los niños convivieron juntos como hermanos.
No obstante, tras la demanda por manutención y custodia que Nacho presentó contra Bosé, un tribunal dictaminaba que los menores no eran hermanos. El Tribunal Supremo estableció que los lazos afectivos no son suficientes para reconocer la paternidad de los dos sobre los cuatro menores, aclarando que para ello debían haber adoptado.
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