Si en 1992, gracias a los Juegos Olímpicos, Barcelona se abrió al mundo, la celebración de la Copa América de Vela vuelve a poner el foco en la Ciudad Condal, que abre el mar al resto del mundo con este evento deportivo, considerado uno de los más importantes del planeta.
Será entre el 22 de agosto y el 27 de octubre cuando los equipos buscarán hacerse con la victoria en la que será la 37ª edición de la competición. Seis equipos llegados de EEUU, Reino Unido, Nueva Zelanda, Italia, Suiza y Francia pelearán por alzarse con la mítica Jarra de las Cien Guineas a lo largo de sucesivas carreras. El ganador de la anterior edición, el Emirates Team New Zealand, se medirá con el resto de contendientes para defender el trofeo. El torneo principal contará, además, con dos regatas satélites juveniles y femeninas.
Para el público, este será uno de los eventos de la Copa América más accesibles de la historia, con una visión perfecta a lo largo de todo el paseo marítimo de Barcelona, al mismo tiempo que se instalarán dos fanzones con pantallas gigantes, servicios de restauración y zonas de catering en la playa de Bogatell y en Plaça del Mar, así como zonas de espectadores.
"La espectacularidad de la Copa América, con sus avanzados y veloces catamaranes y monocascos, captura la atención de un público más amplio que quizás no se había interesado previamente por la vela. Las transmisiones en vivo, las emocionantes competiciones y la cobertura mediática global contribuyen a generar entusiasmo por el deporte", indica Gerard Esteva, presidente de la UFEC (Unió de Federacions Esportives de Catalunya).
En este sentido, las estimaciones prevén 2,5 millones de visitantes, frente a las 800.000 personas de su última edición en Auckland (Nueva Zelanda), gracias a la proximidad geográfica de Barcelona con el resto de países europeos y que se podrá ver desde la playa.
Tras los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol, la Copa América (que nació en 1851) está considerada como el tercer evento deportivo que más impacto económico tiene para el país anfitrión. Nada más y nada menos que 1.200 millones de euros, según el informe de la Universidad Pompeu Fabra encargado por la Fundació Barcelona Capital Nutica (FBCN).
La ciudad pretende que la competición deje una huella permanente, como el tan recordado ejemplo de los Juegos Olímpicos. A este respecto, en total, sumando inversión pública y privada, las actuaciones se elevan por encima de los 120 millones de euros. "Será la segunda gran transformación del Port Vell desde los Juegos Olímpicos y quedará como legado una vez finalice la competición", señalaban fuentes de Puerto de Barcelona a elEconomista.es hace unos meses.