El verano se acerca rápidamente y, con él, el momento de lucir nuestros cuerpos en la playa. Para ayudar a los entusiastas del fitness y a aquellos que desean tonificar su figura y seguir manteniéndose activos durante las vacaciones, el yoga y el fitness se presentan como una combinación perfecta.
"Con el verano a la vuelta de la esquina, la combinación de yoga y fitness se ha convertido en la opción ideal para aquellos que buscan una forma efectiva y placentera de ponerse en forma. Ya sea que prefieras las posturas de yoga para mejorar la flexibilidad y la calma mental, o el entrenamiento físico para fortalecer y tonificar tu cuerpo, la operación bikini está en pleno apogeo", explica Lucía Liencres, yogui y fundadora de THE CLASS YOGA.
Esta experta destaca que "el saludo al sol es un ejercicio dinámico (o vinyasa) de 12 posturas realizadas como un solo ejercicio continuo en el que se combina el movimiento con la respiración. Muy útil como actividad de cardio, sobre todo, si se efectúan varias repeticiones". Otras posturas que ayudan a lucir un cuerpo fit son:
- Postura del árbol (piernas y brazos). De pie, desde la postura de la montaña, enraízate al suelo con tus pies, toma consciencia del lugar en el que te encuentras y respira. Deja que tu peso vaya a una pierna y mantén presente, de nuevo, el enraizamiento del pie que permanece en el suelo. Eleva el pie y colócalo sobre la ingle contraria: la pierna que está en el suelo se mantiene firme, poco a poco ve doblando tu rodilla izquierda y apoya el pie en la ingle contraria.
- Parivrtta trikonasana o triángulo extendido en torsión (piernas y brazos). Siéntate en la esterilla con las piernas separadas y las plantas de los pies en paralelo. Coloca el pie del lado hacia el que vayas a hacer la postura (por ejemplo, derecho) mirando al frente, y el de detrás (izquierdo) no lo muevas. Inhala, fija bien los pies en el suelo y, desde ahí, gira tu cadera hacia la pierna de delante (derecha). Exhala y lleva tu tronco hacia delante, desde las caderas, situando tu brazo izquierdo justo al lado del tobillo derecho, mientras el brazo izquierdo apunta hacia el cielo. Una vez aquí, mantén la postura unas 5 respiraciones, aproximadamente.
- Postura de la cobra (brazos, hombros y glúteos): Túmbate boca abajo con las piernas estiradas y los pies juntos, apoyando los empeines en la esterilla. Coloca las manos a ambos lados del cuerpo, justo debajo de los hombros, con las palmas firmes en el suelo y los dedos apuntando hacia delante. La frente está apoyada en el suelo. Al inhalar, levanta ligeramente la cabeza y el pecho; este está abierto y los brazos queden ligeramente flexionados. Coloca los hombros lejos de las orejas y los codos pegados al cuerpo, nunca separados. Los empeines, los muslos y la pelvis se mantienen apoyados en el suelo y las piernas están firmes. Mantén la posición durante varias respiraciones, inhala y exhala profundamente.
El interés por la formación en yoga se dispara en España
Practicar yoga ofrece una cantidad innumerable de beneficios que, a estas alturas, todos conocemos. Es una disciplina física y mental milenaria de origen indio basada en posturas que se realizan en armonía con la respiración y que favorece la salud, equilibra la mente y fomenta la concentración, aumentando la tranquilidad y la serenidad.
Sin embargo, lo que probablemente nunca nos hayamos planteado es cómo esta disciplina puede ayudarnos a convertir una pasión en una profesión, a través de la formación como profesores. Los que sí se lo han planteado son los practicantes de yoga de nuestro país, que han hecho que la demanda de este tipo de formaciones se ha disparado en el último año y es que, con más de 5.616.000 personas practicando yoga semanalmente en España (lo que equivale al 12% de la población), es evidente que la industria del yoga está en auge.
Un hecho que no es asombroso para Lucía Liencres: "No es sorprendente que tanta gente quiera convertirse en instructor de yoga. Es posible que, tras practicarlo y notar lo bien que nos hemos sentido, o bien ser testigos de cómo el yoga ha mejorado nuestra vida y potencialmente nos haya salvado del estrés, aparezca en nuestra mente el pensamiento: ¿Cómo puedo compartir eso con otras personas? ¿Cómo puedo convertirme en profesor de yoga?".
Lucía Liencres mantiene que "es una historia que he escuchado innumerables veces entre mis alumnos y que he vivido en primera persona. Cuando uno se da cuenta del profundo impacto que el yoga puede tener en nuestras vidas, no es raro sentir el deseo de profundizar más y querer convertirse en instructor de yoga para compartir estos beneficios con los demás".

Pero, ¿cómo hacerlo? Los expertos coinciden en que la organización de referencia es Yoga Alliance, que nació hace 20 años en Estados Unidos con la intención de crear un apoyo efectivo para los mínimos de la preparación que alguien debe tener para enseñar yoga. En este sentido, la fundadora de THE CLASS YOGA precisa que "para ser instructora, no es obligatorio estar registrado en el Yoga Alliance, pero, al ser la organización más estructurada y reconocida a nivel mundial, lo mejor es que tanto si eres profesor como si eres escuela, hagas el proceso necesario de reconocimiento y te registres también".
Lucía Liencres recomienda unas "10 horas semanales durante 5 meses, para adquirir todos los conocimientos y ejecutar las prácticas, haciéndolo 100% flexible, sin horarios". Para la yogui, es importante contar con un buen staff: "El curso de formación de instructoras de yoga recopila un conocimiento amplio que requiere a varios profesores y expertos para que sea completo (anatomía, filosofía, pedagogía, práctica y asanas, etc.), por lo que es importante tenerlo en cuenta a la hora de elegir escuela".
Sin embargo, un certificado de formación no nos convierte en profesor de yoga. "Lo cierto es que se necesitan decenas de horas de práctica para sentirnos cómodos, para poder llevar la teoría a la práctica, creando conexión y mejorando el propio estilo de enseñanza", matiza Lucía Liencres. El yoga primero se vive y luego se enseña.
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