Rosario de Velasco es una de las grandes artistas españolas de la primera mitad del siglo XX. Su obra, que llega al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, este martes 18 de junio, es un magno ejemplo del llamado "retorno al orden" en España, un movimiento paralelo a la Nueva Objetividad alemana y al Novecento italiano, con un estilo que combinó tradición y modernidad.
Junto a pinturas conocidas, como su famoso Adán y Eva (1932), del Museo de Arte Reina Sofía; La matanza de los inocentes (1936), en el Bellas Artes de Valencia; o Carnaval del Centre Pompidou; se exhiben por primera vez esta treintena de piezas que proceden de la familia de la artista y colecciones particulares.
Admiradora de pintores como Durero, Velázquez y Goya, Rosario de Velasco (Madrid, 1904 - Barcelona, 1991), también mostró su fascinación por las vanguardias y por Picasso. Nacida en la capital, en una familia muy tradicional, Rosario de Velasco inició su formación artística a los 15 años en la academia del pintor costumbrista Fernando Álvarez de Sotomayor, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y director del Prado en dos ocasiones.
Se relacionó con los creadores de su generación, en especial con pintoras y escritoras como Maruja Mallo, Rosa Chacel o María Teresa León. En los años 30 goza de éxito y participa en la exposición de Bellas Artes de 1932 en la que presenta el lienzo Adán y Eva. También aclamados en esa época El cuarto de los niños; Maragatos, La matanza de los inocentes, Lavanderas y Gitanos que viajó al Carnegie Museum of Art de Pittsburgh (EEUU). El óleo, hasta ahora en paradero desconocido, es uno de los grandes hallazgos de esta exposición. Tras la Guerra Civil, Eugenio d'Ors, escritor y filósofo, se convirtió entabló gran amistad con la artista y su marido.