El padre de Felipe VI aterrizó en Vigo el pasado lunes, marcando así su primer regreso a España desde que salieron a la luz las memorias de Bárbara Rey. Manteniendo un perfil bajo, el rey emérito se trasladó directamente a la casa de su amigo y anfitrión, Pedro Campos. Allí ha permanecido en modo 'bajo radar' hasta este pasado jueves, cuando recibió la visita de su hermana, la infanta Margarita, acompañada de su marido y sus dos hijos. Y justo este viernes, ha salido de su 'trinchera' para volver a uno de escenarios favoritos, el Real Club Náutico de Sanxenxo, donde ha salido a navegar acompañado, en una jornada de sol a bordo.
Sobre las doce del mediodía, don Juan Carlos I embarcaba en la lancha Cristina, acompañado por su hermana Margarita, su cuñado y sus sobrinos, para disfrutar de un paseo por la Ría de Pontevedra. Para la ocasión, el emérito se ha colocado a los mandos de la embarcación junto a Pedro Campos.
Como decíamos, este jueves fue día de reunión familiar en Sanxenxo. Según Europa Press, todos llegaron juntos a primera hora de la tarde: la infanta Margarita junto a su marido, Carlos Zurita, y, poco después, sus hijos, Alfonso y María Zurita, esta última acompañada por su pequeño Carlitos, el ojito derecho del emérito. La visita de este núcleo familiar se ha convertido ya en un clásico de estas escapadas gallegas y en una inmensa alegría para Juan Carlos, que espera con ansia la compañía y alegría de los suyos. En algunas ocasiones se les ha unido también su hija, doña Elena. Por el momento no hay ni rastro de la infanta pero aún quedan días por delante. Eso sí, se ha perdido la mariscada con la que su padre ha agasajado al resto y que había llegado a la vivienda unas horas antes, en el camión de una famosa marisquería de la zona.
Don Juan Carlos ha viajado a Sanxenxo con motivo de la nueva competición de regatas. Se daba por hecho que participaría a bordo del Bribón, como ha hecho en sus últimas visitas, aunque todavía no hemos podido verlo en el Club Náutico, donde el equipo ya está entrenando. Hay que recordar que, a sus 87 años, el emérito acusa problemas de movilidad, devenidos de sus múltiples lesiones en piernas y caderas por hobbies como la caza o el esquí. Hace tiempo que utiliza un bastón e incluso pudimos verlo en silla de ruedas en el funeral de su cuñado, Constantino de Grecia, y el mismo Bribón se adaptó para facilitarle la actividad.
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