El cáncer obliga a Carlos III a modificar su aparición en el Trooping de Colour: la difícil decisión del monarca

Faltan solo tres días para la celebración del Trooping de Colour en los jardines de Buckingham Palace. Se trata de uno de los eventos más importantes del año para la Casa Windsor, que marca el inicio de los fastos por el cumpleaños del monarca a pesar de que no alcanzará los 77 años hasta el próximo 14 de noviembre. El tradicional desfile militar reúne a más de 1350 soldados de los diferentes regimientos reales y Carlos III era el más importante de todos ellos. Vestido con uniforme oficial y a lomos de su caballo, el rey ha hecho el recorrido frente al balcón real junto al resto de tropas durante décadas. El año pasado, sin embargo, su enfermedad le impidió cumplir su deseo y tuvo que exponerse en un carruaje, acompañado por su mujer, la reina Camila. Este año, según The Times, la estampa será idéntica.

Muchos pensaban que la decisión de Carlos III durante el último Trooping de Colour sería temporal pero parece que su estado de salud se ha resentido más de lo que Buckingham quiere admitir. La enfermedad y el duro tratamiento al que el padre del príncipe Guillermo se somete para mantenerla a raya han hecho mella en su organismo y ya no tiene fuerzas para soportar tantas horas sobre el animal. Muy a su pesar, ya que los caballos son una de sus pasiones, heredadas de su madre, que montó prácticamente hasta el final de sus días.

El citado diario asegura que la decisión de Carlos III es firme y definitiva: no volveremos a verlo montar a caballo. Quieren que permanezca en la retina de los súbditos la imagen de un rey poderoso, orgulloso, y no van a arriesgarse a un posible incidente por agotamiento. El monarca participará en el Trooping de Colour en carruaje, como también lo hace su mujer, la reina Camila, su nuera, Kate Middleton, o sus tres nietos, George, Charlotte y Louise. Juntos protagonizan una de las imágenes más buscadas del año: la familia Windsor en el balcón real saludando a tropas y curiosos.

El año pasado fue el escenario para la reaparición de la princesa de Gales, que había permanecido lejos del foco mediático desde que le fuera diagnosticado un cáncer a principios de 2024. En esta ocasión, la presión sobre la esposa de Guillermo de Inglaterra ya es menor, pues retomó su agenda en enero, tras anunciar que la enfermedad se encontraba en remisión. Su evolución ha sido lenta pero segura, sin los sustos que sí ha protagonizado su suegro, Carlos III, que tuvo que ser ingresado en abril y cancelar un acto por los efectos secundarios del tratamiento que recibe.