Casas Reales

El viaje de Kate Middleton a Escocia en un jet de 23 millones de euros para ser madrina del bautizo de un barco: ¿sostenibilidad?

La princesa de Gales ha vuelto a acaparar todas las miradas durante su visita oficial a Escocia, tanto por su impecable presencia como por el medio de transporte elegido para el desplazamiento.

La visita ha contado con un fuerte contenido simbólico y oficial, pero también pone sobre la mesa el alto coste que implica representar a la monarquía en el siglo XXI. La combinación de un jet de lujo con tarifas que pueden alcanzar los cinco dígitos por hora y la impecable imagen pública de los príncipes refleja el delicado equilibrio entre tradición, modernidad y recursos que caracteriza a la Casa Real británica. Por no hablar de ecología o sostenibilidad: por mucho que repita y recicle vestidos, viajar en jet privado tira por tierra todas las emisiones.

Este jueves, fue fotografiada descendiendo de un exclusivo Embraer Legacy 600, uno de los jets ejecutivos más sofisticados del mercado, cuyo precio supera los 23 millones de euros. El vuelo de Kate Middleton tuvo como destino Glasgow, donde la esperaba el príncipe Guillermo. Aunque él ya se encontraba en tierras escocesas tras participar en un acto comunitario en Edimburgo, no quiso perder la oportunidad de recibirla en persona. El gesto de abrirle la puerta del coche, en una escena de evidente complicidad, no pasó desapercibido para los medios.

El jet utilizado, con matrícula G-LEGC, está gestionado por la compañía británica Luxaviation, especializada en vuelos chárter de alta gama. Se trata de una aeronave diseñada para ofrecer la máxima comodidad y discreción, habitual entre figuras del poder y la realeza. Su interior, concebido para 13 pasajeros, incluye sala de conferencias, área de descanso privada, conectividad Wi-Fi, telefonía satelital, cocina equipada y baño completo, lo que lo convierte en un espacio ideal tanto para el trabajo como para el descanso en ruta.

El coste de alquilar un Legacy 600 como este varía entre los 5.700 y los 11.000 euros por hora, según el trayecto, la duración y los servicios adicionales. Aunque elevado, este precio no resulta excepcional dentro del ámbito de la aviación privada, donde la comodidad, la eficiencia operativa y la privacidad se convierten en elementos prioritarios. En este caso, se estima que el vuelo desde Londres hasta Glasgow, considerando los tiempos de preparación y desplazamiento, pudo haber superado con facilidad los 25.000 euros.

Tras el aterrizaje, los príncipes de Gales se trasladaron al astillero de BAE Systems en Scotstoun, donde se celebró el bautizo del HMS Glasgow, una moderna fragata antisubmarina que liderará la nueva generación de buques Tipo 26 de la Royal Navy. Kate, madrina oficial del barco desde 2021, presidió la ceremonia y pronunció las tradicionales palabras de bendición: "Tengo el placer de nombrar este barco HMS Glasgow. Que Dios lo bendiga a él y a todos los que navegan en él". A continuación, activó el mecanismo que hizo estrellar una botella de whisky escocés contra el casco, como dicta la tradición naval para augurar buen destino a la embarcación y su tripulación.

Para este acto solemne, la princesa eligió un estilismo sobrio y elegante: un abrigo azul marino con detalles blancos de Suzannah London, un tocado de Philip Treacy ya visto en el Trooping the Colour de 2022, salones en tono beige, pendientes de zafiro y el legendario anillo de compromiso de la princesa Diana, reafirmando su habilidad para conjugar historia familiar, estilo y protocolo.

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