El rey Juan Carlos ha exprimido sus últimas horas en España después de una visita, la segunda que realiza en lo que llevamos de 2025, a Sanxenxo. Una visita que ha durado seis días, y en la que no ha hecho ningún tipo de manifestación sobre su demanda a Miguel Ángel Revilla ni sobre su sonada ausencia en el acto de conciliación que se celebró el pasado viernes en los Juzgados de Santander. Un acto que terminó sin avenimiento después de que el expresidente de Cantabria se reafirmase en las declaraciones que ha hecho sobre él y por las que el emérito le pide 50.000 euros en concepto de indemnización.
Unos días en los que el padre de Felipe VI ha disfrutado de la visita de su hermana la infanta Margarita, y en los que ha aprovechado para participar en las regatas que se han celebrado este fin de semana en la localidad pontevedresa, tirando de ironía al asegurar que "hacía mucho" que no iba a Santander, apuntando con una sonrisa que en Sanxenxo "hace mejor tiempo".

Antes de poner rumbo a su residencia de Abu Dabi en la tarde de este domingo, el padre de Felipe VI cumplió con su cita con la vela. Abandonó a primera hora la casa de su íntimo amigo y anfitrión Pedro Campos y de nuevo hizo oídos sordos a las preguntas sobre el juicio que previsiblemente le enfrentará a Revilla y en el que tendrán que verse las caras tras su decisión de no asistir al acto de conciliación al no ser obligatoria su presencia.
De nuevo, sí han llamado especialmente la atención las dificultades de movilidad del monarca, tan evidentes tanto a su llegada al puerto como al subirse a la embarcación 'Cristina' para disfrutar de las regatas con el resto de su tripulación. Necesitó la ayuda de sus hombres de confianza tanto para poder salir del coche como para bajar las escaleras del pantalán. Algo que se repetía cuando abandonaba el lugar tras varias horas navegando, caminando trabajosamente mientras se despedía de Sanxenxo una vez más.
Después, el marido de doña Sofía pasaba por la casa de Campos para recoger su equipaje, y ponía rumbo al aeropuerto de Vigo, donde tras despedirse afectuosamente del armador del 'Bribón' y de su mujer Cristina Franze con un abrazo y dos besos, subió la escalerilla del avión privado en el que ha regresado a Emiratos Árabes con la vista puesta en su próxima visita a la localidad pontevedresa, que previsiblemente tendrá lugar el próximo 20 de junio.
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