La muerte de Virginia Giuffre, principal denunciante del caso Epstein y figura clave en la acusación contra el príncipe Andrés, ha reabierto un debate cargado de incógnitas y sospechas. Hallada sin vida el pasado 25 de abril, su fallecimiento fue rápidamente catalogado como suicidio. Sin embargo, su padre, Sky Roberts, se niega a aceptar esa versión oficial.

"Dicen que se suicidó, pero no es posible. Alguien se encargó de ella", afirmó Roberts en una entrevista con el periodista Piers Morgan en su programa Uncensored, el pasado 1 de mayo. Su testimonio conmovedor y firme ha encendido las alarmas en torno a una muerte que, para muchos, es más que una tragedia personal: podría ser la consecuencia de una vida marcada por el acoso de poderes oscuros. Virginia, conocida mundialmente por su valentía al denunciar a Jeffrey Epstein, Ghislaine Maxwell y al príncipe Andrés por abuso sexual cuando tenía apenas 17 años, fue durante años una voz incansable por los derechos de las víctimas de trata sexual. Fundadora de una organización para apoyar a otras sobrevivientes, mantenía una lucha constante no solo por justicia, sino también por dignidad.

Su muerte, sin embargo, no llegó en un momento de estabilidad. En abril, había sufrido un grave accidente de coche y, días después, habló públicamente sobre el abuso físico y psicológico que había sufrido durante años por parte de su exmarido, Robert Giuffre, de quien se había separado en 2023. Se encontraba en medio de una dura batalla legal por la custodia de sus hijos, y enfrentaba la presión de una orden de alejamiento que, según su exesposo, habría intentado violar.

"Era una mujer fuerte. No se quitó la vida. La silenciaron"

Aun así, tanto su padre como su entorno más cercano insisten en que Virginia no era una persona suicida. En diciembre de 2019, ella misma publicó un mensaje premonitorio en redes sociales: "No soy suicida. Si algo me pasa, por favor no dejen que desaparezca. Ayuden a proteger a mi familia. Hay demasiada gente malvada que quiere silenciarme". Estas palabras, hoy, cobran una dimensión aún más inquietante. Su abogada, Karrie Louden, también se ha mostrado escéptica respecto a la versión del suicidio: "Hay muchas preguntas sin respuesta. No descartamos que esto haya sido una desgracia… O algo más". La familia exige una investigación a fondo que no dé por sentado lo evidente y contemple todas las posibilidades, incluso la más temida: que alguien haya querido silenciarla definitivamente.

El foco también vuelve a apuntar al príncipe Andrés. Aunque este evitó un juicio al llegar a un acuerdo millonario con Giuffre, su imagen quedó dañada de forma irreversible. Sky Roberts no oculta su desprecio por el hijo de Isabel II: "No me gusta en absoluto. Es una figura poderosa que cree que puede hacer lo que quiera. ¿Por qué pagar 12 o 15 millones si eres inocente? Eso es una confesión encubierta de culpabilidad". A medida que crecen las voces que piden claridad sobre su fallecimiento, el caso de Virginia Giuffre parece lejos de cerrarse. Su muerte, lejos de acallar su historia, ha vuelto a poner el foco sobre los entramados de poder, impunidad y silencio que marcaron su vida. Su padre lo tiene claro: "Era una mujer fuerte. No se quitó la vida. La silenciaron".

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