Desde luego, la Semana Santa de los Borbón nada tiene que ver con la que celebraban años atrás, cuando toda la familia se reunían al completo en Mallorca e incluso acudían a la Misa de Pascua que se celebraba en la catedral. De aquellos rezos hoy no queda ni un sobrino ni nieto al que agarrarse. Nadie de la familia ha querido mantener la tradición que ya se rompió cuando se produjo el divorcio de los Marichalar y el escándalo de los Urdangarin, y, al igual que la novela de Agatha Christie, Los diez negritos, fueron cayendo cada temporada uno a uno sin que nadie pudiera evitarlo.
Pero la de este año ha sido la más rocambolesca de las Semanas Santas que se recuerden. Cada uno ha ido a su bola, como si hubiera barra libre y no tuvieran que disimular por más tiempo. Sorprendente fue la aparición de la reina Sofía en Sevilla (el año anterior es verdad que también pasó por la de Málaga) más su deseo de vivir la madrugá del Jueves Santo sin privilegios de reina y huyendo de los cotizados balcones de la capital hispalense, donde hay bofetadas por entrar. Como pasa con la Feria de Abril, donde las casetas son a puerta cerrada, y con pocas ganas de socializar, los balcones de la Semana Santa sevillana se han convertido en puntos de encuentro de quién es quién en Sevilla, y pobre de aquel que tenga que pisar suelo de acera para ver pasar a su Virgen. Pues, a pesar de esas rancias costumbres, doña Sofía quiso estar a pie de calle y dejarse ver únicamente con los miembros de las hermandades o las autoridades locales, que sí pudieron acompañarla en algún trayecto. Aunque no hay foto oficial que lo demuestra, la reina pernoctó en el palacio de Dueñas, la que fuera casa de su buena amiga Cayetana Alba, pero al duque actual ni se le vio con o sin reina.
Fue Victoria Federica quien decidió pasar esos días en Marbella, donde cuenta con buenos amigos que siempre le dejan una habitación en sus casas. La influencer hasta hizo una "levantá" y compaginó su fervor religioso con el ocio nocturno acudiendo a las fiestas de Trocadero, donde colabora su amigo especial, Borja Moreno, con quien la cosa avanza por buen camino. También Irene Urdangarin apareció junto a la familia de su novio Juan Urquijo en la procesión del Cristo de Mena en Málaga con el impresionante espectáculo de los legionarios y su famosa izada del Cristo a golpe de bíceps, mientras su padre Iñaki Urdangarin y su novia intentaban disfrutar de unos días en Italia para deleite de los paparazzi, que vieron material para hacer su particular agosto.
Pero lo que muchos creían y hoy desmentimos es que las infantas Elena y Cristina habían viajado hasta Abu Dabi para estar junto a su padre, el rey Juan Carlos, en plena actualidad tras demandar al ex presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla (menuda tourné de platós se ha hecho con ese absurdo movimiento el emérito), y dicen que a su ex Corinna, aunque de esto último hay más lagunas que certezas. Pues a pesar de esas informaciones que situaban a la primogénito junto a su padre, Informalia tiene la primicia de donde ha pasado los días santos y nada tiene que ver con lo que se ha dicho hasta el momento.

La infanta Elena, acompañada de su fiel amiga Rita Allendesalazar y otra amiga de origen francés, viajaron hasta Tánger para alojarse en el lujoso hotel Villa Josephine, una mansión colonial que ha acogido entre sus habitaciones a importantes personalidades de todo el mundo y que cuenta con un jardín con piscina muy tentador o salones con chimenea para los días más fríos. Sin apenas salir del hotel, ya que no se perdía los desayunos y muchas de las comidas (tiene fama de tener uno de los mejores restaurantes de Tánger), la Infanta Elena ha hecho lo que más le gusta, que es reunirse con sus íntimas y vivir su vida al margen de los focos, pero con el lujo y la calidad de uno de los lugares más emblemáticos de Marruecos y que muchos comparan con la elegancia del Marbella Club.
"Vistas increíbles", "Un lugar perfecto para el descanso y la desconexión" o "un lugar donde se paró el tiempo" son algunos de los comentarios más recurrentes de los que se han alojado en este establecimiento que también tiene sus críticas por "tener un precio desproporcionado para la clase que pretenden tener" o "la lentitud del personal", como dicen otros usuarios. Eso sí, la infanta Elena estuvo siempre con miembros de seguridad, tanto de España como de Marruecos (la relación de donde Juan Carlos con el rey alauita siempre ha sido mas que entrañable), y muy encantada de disfrutar de la cocina marroquí como el clásico "mishui" (cordero asado típico de la zona) que compaginó con Coca Cola light.

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