Este domingo, 5 de enero, el rey emérito Juan Carlos I celebrará su 87º cumpleaños en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos, donde reside desde agosto de 2020. A diferencia del pasado año, cuando su aniversario fue celebrado con una fiesta de gran repercusión mediática y un despliegue que incluyó la portada de la revista Hola, este año el festejo será mucho más discreto, como se le ha aconsejado desde Madrid. La celebración contará con la presencia de sus hijas, las infantas Elena y Cristina, algunos de sus nietos y unas decenas de invitados entre los que no estarán Los Del Río, que pasan Fin de Año en Sevilla, ni Marta Gayá, que nos confirma a través de su entorno que está en Suiza.
Fuentes cercanas al entorno del emérito confirman que, desde España, se le ha solicitado específicamente evitar cualquier tipo de ostentación que pueda generar polémica, especialmente en un contexto en el que su figura sigue siendo objeto de debate público y mediático. La petición llega tras un año marcado por nuevos escándalos y revelaciones sobre su vida personal y financiera, que han ocupado portadas y tertulias televisivas, haciendo de Juan Carlos I un protagonista involuntario en la actualidad.
El último año ha sido particularmente difícil para Juan Carlos I. Fotografías y audios que profundizan en su relación extraconyugal con Bárbara Rey han vuelto a poner su vida privada bajo los focos, y la noticia de una autobiografía que, según filtró, iba a publicar, terminó siendo abortada por considerarse inoportuna. Además, la existencia de una nueva fundación en Abu Dabi, presumiblemente para gestionar su fortuna y su herencia, vinculada a su nombre y presumiblemente con un considerable patrimonio detrás, ha vuelto a cuestionar la transparencia de sus actividades.
A pesar de que la Fiscalía archivó las investigaciones relacionadas con su fortuna en el extranjero —por regularizaciones del propio monarca, o alegando prescripción de los hechos, o la inviolabilidad de la que gozaba como jefe del Estado hasta 2014—, la polémica sigue latente. En los últimos meses, incluso su estancia en Abu Dabi y sus visitas ocasionales a España (con un perfil cada vez menos mediático, eso sí) han generado reacciones diversas tanto en el ámbito político como en la opinión pública.
En 2024, Juan Carlos I organizó una fiesta en Abu Dabi para celebrar su 86º cumpleaños. A la celebración asistieron alrededor de 80 invitados, incluidas sus hijas, las infantas Elena y Cristina, en un despliegue que fue ampliamente cubierto por medios de comunicación. Este año, sin embargo, la fiesta ha dicho, según nos llega, que será más íntima y alejada del foco mediático, cumpliendo con la solicitud de mantener un perfil bajo. La familia, como es habitual, sigue desempeñando un papel importante en la vida del rey emérito. Aunque ya no representa a la Corona ni participa en actos oficiales, sus hijas se han convertido en su mayor apoyo, visitándolo con frecuencia y acompañándolo en eventos privados. En esta ocasión, varios de sus nietos también estarán presentes, asegurando un ambiente familiar en un día significativo para el antiguo monarca.
Desde su traslado a Abu Dabi en agosto de 2020, tras los escándalos financieros que lo involucraron, Juan Carlos I ha visitado España en contadas ocasiones. La última de ellas tuvo lugar en septiembre de 2024, cuando asistió al Campeonato Europeo de Vela en Sanxenxo (Pontevedra), localidad que se ha convertido en su refugio durante sus breves estancias en el país. Durante esa visita, el emérito se reunió con su hijo, el rey Felipe VI; la reina Letizia; y su nieta, la princesa Leonor, en la Escuela Naval de Marín, donde Leonor completaba su formación militar. El encuentro fue breve y discreto, pero significativo, ya que reflejó una voluntad de mantener los lazos familiares a pesar de las distancias y las complejidades derivadas de la situación del antiguo jefe del Estado.
El pasado junio se cumplieron diez años desde que Juan Carlos I abdicara en favor de su hijo, Felipe VI. Desde entonces, su rol en la esfera pública ha cambiado drásticamente. Ha dejado de participar en actos oficiales, no recibe asignación del Estado, y su hijo renunció a su herencia para marcar distancia con las polémicas relacionadas con su padre. A pesar de estos cambios, su figura sigue generando interés y debate.

El cumpleaños número 87 de Juan Carlos I llega en un momento en el que su legado sigue siendo objeto de escrutinio. Si bien su papel en la consolidación de la democracia española es indiscutible, los escándalos de los últimos años han empañado su imagen pública. La decisión de celebrar su aniversario de manera modesta refleja no solo el cumplimiento de las recomendaciones desde España, sino también una aparente conciencia de la necesidad de evitar un mayor deterioro de su ya debilitada reputación.
Con este cumpleaños discreto, Juan Carlos I, si finalmente sigue el consejo recibido, parece dar un paso hacia un perfil más reservado, una decisión que muchos consideran necesaria en el actual contexto. Pero, como ha demostrado la historia reciente, cualquier movimiento relacionado con su figura difícilmente pasa desapercibido.