Casas Reales

Zarzuela teme una nueva, inoportuna y excesiva exhibición mediática de don Juan Carlos por su cumpleaños

La isla de Nurai, en Abu Dabi, es un lugar que no trae buenas sensaciones a Felipe VI y a doña Letizia. Zarzuela teme una nueva e inoportuna exhibición mediática de don Juan Carlos como la del año pasado, cuando se produjo la grotesca ostentación por la celebración de su cumpleaños que fue incluso portada de Hola. Este 5 de enero el Emérito cumple 87 años y se da por hecha la visita de sus hijas las infantas Elena y Cristina que adelantó Informalia, además de varios nietos. Pero se le ha rogado al Emérito que sea discreto, no haga ostentación y tenga en cuenta que este año el escándalo de Bárbara Rey ha recobrado interés mediático con la aparición de las fotografías besándose con la vedette y los audios, además de las numerosas entrevistas concedidas por la totanera, toda una verbena televisiva que en Palacio no gusta.

Todo ello sin contar que España vive un fin de año con las más de 200 víctimas de la DANA y sus familiares con el sufrimiento a flor de piel y casi todos los problemas por resolver. Por parecidas razones se le pidió al Rey Emérito que abortara o al menos retrasara la publicación de las Memorias que el propio don Juan Carlos había anunciado, un libro escrito por la francesa Laurence Debray y que de momento no verá la luz.

Sería terrible para la imagen del antiguo Monarca, ya de por sí maltrecha, una exhibición excesiva que exceda una discreta visita de parte de su familia y como mucho algunos amigos leales que le feliciten en su exilio voluntario. Pero mejor sin mucha publicidad.

Juan Carlos I vive desde 2020 en Emiratos, donde no tiene que rendir cuentas a la Hacienda española. Decidió instalarse allí el 3 de agosto de aquel año, gracias al principio a la hospitalidad y generosidad de su amigo Abdul Rahmam El Assir, el mercader de armas que le ofreció su casa. En aquel momento la situación para don Juan Carlos pasaba más por el escándalo de Corinna Larsen, y unas informaciones poco favorables, relacionadas con conductas fiscales nada ejemplares, y de las que solo se salvó por prescripción, porque regularizó (y pagó) o por su inviolabilidad. Su vuelta a España no formaba parte de su agenda inmediata. Ahora reside en una mansión de tres mil metros cuadrados, con seis habitaciones en suites en las que se instalarán estos días sus hijas las infantas Elena y Cristina y varios nietos, tal y como adelantó Informalia en primicia.

Varios medios aseguran que el Emérito ignorará los consejos de Zarzuela para que no haga este año exhibiciones ni excesos de ostentación como el año pasado. Además, se ha dejado correr la voz de que la imagen de don Juan Carlos ahora, si no contamina, digamos que no favorece la imagen de los empresarios y la empresas que de un modo u otro ignoren una conducta censurada no ya por la opinión pública sino por su propio hijo, el jefe del Estado, que retiró la asignación a su padre hace ya más de cuatro años, todo un indicador de que el actual jefe de la Casa del Rey censura ante la opinión pública las conductas de su padre, bien por las sucesivas apariciones de amantes y otros escándalos muy expuestos y que no cesan, como el de la Fundación que salió a la luz este mismo año.

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