Casas Reales

Doña Sofía, víctima muda de un escándalo que Zarzuela ve con más distancia que preocupación: "Callad que viene la Griega"

Juan Carlos I, la reina Sofía y Bárbara Rey

En los años 80, Juan Carlos I se acercaba a los corrillos de periodistas que le acompañaban en viajes y actos y contaba chistes picantes. Cuando se aproximaba la reina Sofía al grupo y podía escuchar la conversación, el monarca campechano bajaba la voz y les susurraba a los informadores muertos de risa: "Callad que viene la Griega". Así apodaba don Juan Carlos a la madre de sus tres hijos en petit comité mientras vivía la aventura con Bárbara Rey.

Muchos daban por hecho que Su Majestad llevaba una vida al margen de su mujer y sin duda la reina Sofía también lo supo. Sin embargo, ni la prensa ni la esposa del monarca dijeron nada en público. Hasta mucho tiempo después los medios miraron para otro lado y los gobiernos, también.

Hasta los últimos años, cuando la Casa Real ha visto cómo escándalos relacionados con las actividades privadas del rey Juan Carlos han salpicado su imagen pública, influyendo incluso en su decisión de abdicar en 2014. Sin embargo, mientras que el foco mediático ha estado centrado en las controversias sentimentales y económicas del ex monarca, es la reina Sofía quien emerge como la principal víctima emocional de esta trama. Ahora que el primogénito del fallecido domador de leones, el que fuera marido de Bárbara Rey, habla de un chantaje de su madre al Rey, los audios o las fotografías que han salido a la luz hacen más daño a la reina Sofía que a don Juan Carlos, de regatas, de viaje por Galicia para participar en regatas, agasajado al pasar por las calles y residiendo bajo el paraguas de la teocracia que le acoge.

Los audios de 1994: "Te quiero, cariño"

Por muy conocedora que fuera con antelación la salida a la luz de los audios y las imágenes del escándalo hacen mella emocional en la reina Sofía. En los audios de 1994 se escucha perfectamente el trato amoroso y cercano que se profesaban. "Hombre, digo... 'este no me llama'", le reprocha Bárbara con confianza. "Te he llamado siete u ocho veces", dice él. "Es raro, porque el teléfono no ha sonado", responde ella. "Te quiero, cariño", dice el padre de Felipe de Borbón al final de la conversación. "Yo te quiero más", concluye la vedette.

No obstante, y a pesar de la gravedad de las revelaciones, fuentes cercanas a Zarzuela aseguran que la Casa Real observa la situación con una cierta distancia, aparentemente más preocupada por los efectos colaterales sobre la figura de la reina Sofía que por los propios actos de Juan Carlos I. Desde finales de los años 80, cuando Sabino Fernández Campo, entonces jefe de la Casa del Rey, alertó de que la prensa ya no protegería los escándalos del rey, el esfuerzo por mantener la imagen de la institución se intensificó. No obstante, las presiones políticas y empresariales de la época lograron contener la difusión de muchos aspectos de la vida privada del monarca.

El escándalo que comenzó con relaciones sentimentales del rey ha ido derivando en otras revelaciones más delicadas, incluidas las relacionadas con su gestión económica. Pero la reina Sofía, quien nunca ha estado implicada en controversias de ningún tipo, ha quedado atrapada en el centro de una tormenta mediática que pone en cuestión su lealtad y sacrificio por la monarquía. A pesar de haber asumido en silencio la difícil situación, su figura se mantiene incólume ante la opinión pública.

Las mismas fuentes apuntan que, aunque algunos escándalos han sido asumidos dentro de la familia real, hay ciertos aspectos que todavía no han sido completamente digeridos por todos los involucrados, especialmente aquellos relacionados con las relaciones sentimentales de Juan Carlos I. La reina, sin embargo, cumple su papel institucional con discreción, mientras las controversias evolucionan bajo la atenta mirada de la prensa y la sociedad. Las decisiones pasadas del antiguo monarca ponen a prueba la infinita paciencia de la reina Sofía, testigo y víctimas silenciosas de los errores que en el pasado cometió el padre de sus tres hijos, que aún hoy es su marido.

La reina Emérita soportó, con pleno conocimiento, lo que estaba sucediendo fuera de su matrimonio y Bárbara Rey habla así de ella: "Puede haber ahí una mano negra", dice en un audio. "Me odia y ha hecho todo lo que ha podido para hundirme", comenta la vedette

Es decir, aguantó estoica y son una sonrisa en público, 20 años de relación entre Juan Carlos I y Bárbara Rey. No fue el primer affaire ni el último. Pero en el caso de la vedette supo lo que ocurría al detalle, le llegaron noticias de la pasión con que su marido vivía esa aventura, no fue ajena a que hubo recurrir a funcionarios y que aportar dinero para acallar filtraciones y en su momento poder ocultar al gran público lo sucedido, y evitar que las fotos y las mutuas grabaciones en poder tanto de la actriz como de los servicios secretos españoles salieran a la luz como posteriormente ha sucedido, aunque con Juan Carlos abdicado y viviendo fuera de España. La propia Bárbara Rey comentaba que la Reina Sofía sabía que su affaire con el Rey Juan Carlos era real: "Puede haber ahí una mano negra", dice en un audio. "Me odia y ha hecho todo lo que ha podido para hundirme", recoge OK Diario en una de las conversaciones.

El que fuera jefe del Estado y la actriz y la madre de Ángel Cristo se conocieron en 1977 cuando él, siendo el rey de España, llamó a casa de la totanera. Ella creyó que era una broma. Ahí comenzó una de las relaciones extramatrimoniales del rey Juan Carlos I, la que desembocaría en un movimiento de dinero público que, presuntamente, se utilizó para contentar -o callar- a sus amantes. Otras amantes conocidas llegaron después. Se saben solo algunos nombres, como la interiorista mallorquina Marta Gayá (76), a la que llegó a llamar en público "my girlf" ("mi novia") o el de la empresaria Corinna Larsen (60).

La primera vez que doña Sofía supo que su marido estaba con Bárbara Rey, ni la reina ni su marido habían cumplido los 40 años. Felipe de Borbón era un niño de 9 años y sus hermanas mayores apenas unas adolescentes. Juan Carlos I acababa de ascender al trono tras la muerte de Franco y tanto la monarquía parlamentaria como la Transición pendían de un hilo. Bárbara Rey, a sus 27 años, atrajo la atención del monarca, 13 años mayor, hasta el punto de convertirse en su fascinación, hasta el punto de que el entonces Rey dijo que era su refugio para capar de la presión que sufría en el día a día, tratando de conducir a España hacia la democracia y porque ya entonces su relación matrimonial con la reina Sofía no era sana. También Sofía supo de aquello y aun así, salió del brazo de su marido a sonreír cada vez que sus obligaciones institucionales o los actos públicos y familiares se lo exigían. Impertérrita.

Eran muchas las personas dentro de la esfera de poder que ocultaron el affaire bien por su conveniencia personal, por miedo o por proteger la institución

No solo la reina Sofía soportó, calló y conoció la relación entre el su marido y Bárbara Rey: eran muchas las personas dentro de la esfera de poder que ocultaron el affaire por el bien de la institución y por tanto por el bien de España para al público general. La protección del Estado y al control mediático fueron constantes: no solo se vigilaban y protegían las escapadas del Rey, sino que se escondía, pero no a su mujer. La reina Sofía llegó a saber en qué fincas, en qué hoteles o en qué residencias se producían las constantes infidelidades.

Y así se mantuvo desde finales de los años 70 hasta los años 90, cuando se filtraron las primera informaciones sobre la supuesta relación. Se habló entonces de la intervención del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en el pago de cuantiosas sumas de dinero para asegurar el silencio de Bárbara Rey, quien, según el testimonio de su hijo mayor, Ángel Cristo, grabó las conversaciones y encuentros íntimos con su real amante para, según dicen, protegerse. No existen pruebas concluyentes pero sí declaraciones y testimonios de antiguos responsables de los servicios secretos señalando que se utilizaron fondos públicos para mantener el secreto empañó aún más la imagen del rey Juan Carlos.

"Acabarás mal. A mí me matarás, porque es lo que has pretendido durante mucho tiempo. Pero no te olvides que has estado mucho tiempo unido a mí y esa muerte siempre irá unida a ti y tú unido a mí. Y esa unión jamás se va a deshacer. ¡Tú no te libras de esto! ¡Tú caes conmigo!", se escucha decir en los audios a Bárbara Rey. "A mí me van a matar, pero me van a matar con la cabeza muy alta y sabiendo el mundo entero a qué persona me he enfrentado, y con qué persona he estado, y qué persona ha engañado a este país y a este mundo, que es el Rey", dice la actriz muy enfadada. En cambio, de la reina Sofía no hemos escuchado, jamás, una sola mala palabra.

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