Cuentan que en ninguna de las 500 páginas de la inminente biografía de Juan Carlos I hay referencia ni a Bárbara Rey ni a Corinna Larsen ni a Marta Gayá, de acuerdo con fuentes conocedoras de la obra. En cambio, el relato se extiende sobre su reinado y sobre todo en torno al papel del antiguo monarca en el 23-F. El padre de Felipe VI justificó hace días la publicación de su versión de los hechos con una frase que suscribe la máxima de que no hay mejor defensa que un ataque: "Están robándome mi historia", dijo al semanario galo Point de Vue.
Solo 24 horas después del anuncio, salían a la luz, nada menos que en Holanda, las imágenes del anterior jefe del Estado besándose con la vedette. Las escenas y las fotografías tienen 30 años y los hechos eran conocidos pero la repercusión ha sido colosal: prácticamente todos los medios, incluidos los informativos principales de las grandes cadenas generalistas y los periódicos de tirada nacional, recogieron la portada del semanario neerlandés Privé.
La agencia EFE daba así el asunto en su sección de Internacional con una noticia fechada en La Haya: "La revista publica unas fotografías privadas del rey emérito Juan Carlos I con la actriz Bárbara Rey, filtradas por el hijo de ésta, Ángel Cristo Jr., quien asegura en una entrevista que fue él quien tomó las instantáneas en secreto cuando tenía 13 años, en 1994, a petición de su madre. Las fotografías muestran al emérito y a Bárbara Rey en una terraza, mientras intercambian besos y abrazos".
Privé pertenece al diario De Telegraaf, fundado en 1893 y con una circulación en papel actualmente de unos 350.000 ejemplares diarios, además de su versión on line. La publicación explica que el hijo de la actriz "muestra cómo su madre usó la relación con el ex monarca para estabilizar su situación financiera" y "utilizó fotos comprometedoras para chantajear al rey y obtener ayuda económica". Estos hechos han opacado en cierta medida el recorrido de la verdadera gran noticia relacionada con el Emérito, como es la publicación de sus memorias anunciadas en Amazon para este mes de noviembre de 2024, aunque la supuesta autora niega que el libro esté terminado y que en todo caso sería publicado en la fecha fijada por el protagonista. Otras fuentes aplazan la publicación hacia finales de 2025. Laurence Debray es la escritora que dijo que el Emérito "sigue soñando en francés".
Ningún secreto
No era un secreto que el Rey Juan Carlos estaba preparando sus memorias desde su marcha a Abu Dabi en 2020 y, por lo que el semanario especializado en casas reales Point de Vue adelantó, sabemos que el libro que prepara la editorial Stock está escrito en primera persona, aunque sean otros, tal vez la citada Laurence Debray, quienes le hayan dado forma: "Mi padre siempre me aconsejó que no escribiese mis memorias. Los reyes no hacen confidencias, menos aún públicas. ¿Por qué voy a desobedecerle ahora? ¿Por qué he cambiado finalmente de opinión? Tengo la sensación de que me roban el relato de mi propia historia", reflexiona Su Majestad, residente en Abu Dabi, bajo el paraguas de la sospechosa generosidad de los jeques, donde vive como un emir en el paraíso de las teocracias, donde la suntuosidad y la privacidad le permiten si lo desea coger aviones adonde le apetezca, matar elefantes y hasta algún oso borracho pero ahora sin que ningún paparazzi le haga fotos.
Qué debería contarse en una verdadera biografía a tumba abierta
Sería interesante que el Rey dijera en su libro dónde quiere morir y ser enterrado. Porque otra incógnita es qué sucederá cuando muera, cómo y dónde descansarán sus restos. Sin duda, la sensatez de la inmensa mayoría de la opinión pública indica que debería imperar su condición de Rey y de jefe del Estado. Y que debe tenerse muy en cuenta lo relevante de su labor. Por muchas "fechorías" que los hechos coloquen en el DEBE de Juan Carlos I, en la columna del HABER pesa su labor en la Transición y su papel en uno de los puntos álgidos del camino a la Democracia. No es de extrañar por tanto que, como adelantan las fuentes consultadas, el libro del Rey Juan Carlos pondere por encima de aparentes frivolidades su decisivo papel para desbaratar el golpe de Estado, sus habilidades para transformar la dictadura de Franco en el régimen del que disfrutamos desde hace 40 años, y en su papel Internacional como gran figura de esa nueva España en el Mundo. La nota que nos adelantada la editorial, no obstante, reconoce "errores y sus malas decisiones", sin esconder "nada", "hablando con el corazón abierto".
Pero la actual (y tal vez merecida) imagen del universo paralelo que pretende desmontar Juan Carlos de Borbón con sus memorias para que no le roben el relato incluye no solo a sus amantes: los personajes que deberían estar en una biografía a tumba abierta deberían ser también sus validos, funcionarios y políticos cómplices, cuando no cooperadores necesarios, empresarios fieles, agradecidos o aprovechados, periodistas temerosos o silenciosos y testaferros, por no hablar de las más que presuntas mordidas que han engordado una fortuna cifrada por The New York Times tras su abdicación hace diez años en 2.300 millones de dólares.
"Autoricé los dispositivos del CESID para ocultar los devaneos del Rey"
La frivolidad de los asuntos de faldas de un hombre, en apariencia formal, felizmente casado con Sofía de Grecia, no es asunto baladí en el momento en que el aparato del Estado pone a disposición del jefe de ese Estado los fondos necesarios (dinero público extraído de los fondos reservados) para pagar chantajes y callar bocas. Narcís Serra, ministro de Defensa entre 1982 y 1991, y vicepresidente del Gobierno entre 1991 y 1995, y responsable de los servicios secretos, justificaba así el dislate: "Autoricé los dispositivos del CESID para ocultar los devaneos del Rey. No me arrepiento". El que fuera número Dos del Gobierno cuando lo de las fotos sostiene que el gasto en vigilar y proteger al antiguo monarca en unas aventuras lo pagó el Estado. Además, estos devaneos podrían haber dañado no solo la imagen que tanto dinero costó preservar, y la de la institución que representaba, sino su propia integridad. Porque si alguien pudo sacarle fotos sin su conocimiento pudo haberle disparado.
Opiniones aparte, algunos defensores a ultranza de don Juan Carlos parecen soslayar el hecho de que Felipe VI, actual jefe del Estado, retiró la asignación a su padre, un gesto que honra al actual Monarca, pero que condena a don Juan Carlos desde la misma Institución que él encabezó, y por tanto más significativo que cualquier exoneración de los Tribunales, fuera por la inviolabilidad, por prescripción o por regularizar ante Hacienda sus obligaciones. El 15 de marzo de 2020, don Felipe renunció a su herencia y retiró la asignación a su padre (fijada en 194.232 euros en 2018). Con esta decisión inédita, y en consonancia con su política de transparencia, rompió vínculos con cualquier actividad que don Juan Carlos tuviera fuera de España, como el supuesto cobro de 100 millones de dólares de Arabia Saudí. La Corona "debe preservar su prestigio" y "observar una conducta íntegra", recalcó.
Reconciliación
Hay quien pone en el haber de don Juan Carlos que de algún modo engañara a Franco, al desatar por el bien de España y de los españoles lo que el dictador dijo dejar atado y bien atado; o quien disculpa que muchos años antes fuera desleal a su padre, Don Juan, o quien sea condescendiente con sus amoríos porque es un ser humano, y por tanto sea comprensivo con que engañara durante décadas a la madre de sus hijos. Pero ocultar la verdad de su desaforada ambición material y personal a su primogénito y a sus súbditos son palabras mayores. Tal vez por eso es interesante analizar el título de la biografía: Reconciliación.
Engañó a su padre, a Franco, a su hijo, a sus súbditos y a su mujer. Descartado por tanto que con "reconciliación" se refiera a su matrimonio con Doña Sofía, sería lógico pensar que el Rey Juan Carlos pueda aludir a la reconciliación de las dos Españas. La paz. También sería una opción para bautizar con ese título la obra, no excluyente con la otra, que, a punto de cumplir los 87 años, buscara con su versión de los hechos recuperar el favor de los españoles, una década después de abdicar en su hijo por las razones que todos creemos conocer. Pero la filtración del registro de una fundación en Abu Dabi no parece indicar que el Rey, que no ha vuelto a pedir disculpas desde la cacería de Botsuana, dé muestras de propósito de la enmienda. Esperemos no leer de nuevo en el libro aquello de "Lo siento mucho, me he equivocado. No volverá a ocurrir".
Laurence Debray, autora de Mi Rey (Debate), ha estado en Sanxenxo para animar al Emérito en las regatas. Admiradora confesa del Emérito, esta franco-venezolana, de padres comunistas y amigos del Che Guevara, no ha confirmado que vaya a publicarse su nueva biografía al menos hasta que Su Majestad lo decida. Es lo mismo que nos dijo en primicia Carlos Herrera, que también preparaba un libro, hasta que en 2023, y que tras varios viajes a Abu Dabi para entrevistarse con don Juan Carlos, aparcó la obra. También publicamos en exclusiva que Su Majestad estaba solicitando documentos y datos del 23-F hace tiempo.
Lo de menos son las fotografías que nos han distraído esta semana caliente, que empezó con el anuncio de la biografía, se torció con las imágenes de los besos a la ex domadora, se mojó con las regatas de Sanxenxo y se decoró, de postre, con la inatacable reunión de un hombre de 86 años con su hijo y su nieta. Y con su nuera reconciliación.