Sonriente, conversador y muy muy cercano.Carlos III aprovechó su reaparición en Windsor, en la misa de Pascua para mostrar su fortaleza y valentía ante el tratamiento de cáncer. Con su aparición en el servicio religioso, el monarca, de 75 años, ha dado un "gran paso" adelante en su enfermedad y en la terapia que recibe, tal y como publica The Sun citando fuentes de su entorno.
Junto a Carlos, que llevaba un abrigo azul navy, americana y corbata azul, estaba su mujer. Camilla, de verde musgo, con una minicapa de lana de color negro, se sincronizó en el verde con su cuñada la princesa Ana y con Sarah Ferguson. La Reina, con guantes de piel y microbolso acolchado de Chanel, saludaba a los vecinos mientras su marido hacia lo propio agradeciendo las muestras de apoyo. Vecino por vecino, fue estrechando su mano personalmente. Quería estar con la gente. Varios detalles nos han llamado la atención.
Más allá de los looks verdes (el color de la esperanza) de las royals protagonistas, Sarah no se separó de su ex marido. Ferguson, que también afronta un proceso de cáncer tras su diagnóstico de melanoma en la piel, saludó a su ex cuñada, Ana, y mantuvo una conversación con ella. Junto a las dos ladys estaban sus respectivos, Timothy Lawrence y el duque de York.
Qué fotografía más atípica e inusual la de los dos hermanos juntos. Se dejaron ver en público y delante de las cámaras. Ana y Andrés se miraban a los ojos mientras compartían unas palabras que despertaron las sonrisas de todos los que estaban presentes. Esas sonrisas delante de las cámaras. ¿Y está exhibición de cercanía de los Windsor con el duque ninguneado?

Esta foto es de las poquísimas (recientes) que vemos del duque en un acto público en esa actitud. Desde su conexión con el caso Epstein sobre tráfico sexual de menores y tras el millonario acuerdo económico extrajudicial al que llegó con la mujer demandante, Virginia Giuffre, que le acusaba de agresión sexual, desde entonces, Andrés ha vivido en el más oscuro ostracismo, despojado de honores y sin trabajo en la Casa. Opacado y ninguneado, asistió a la coronación de Carlos. Relegado, apartado e invisibilizado, sin interactuar con nadie. Por eso llama la atención este nuevo Andrés. ¿Será este el comienzo de nueva etapa para el duque?