Imposible no relacionar este acto con el tornado que pasa por encima de Kensington Palace. Frente a la mayor crisis de imagen que atraviesan los príncipes de Gales, surge este acto de agenda de Camilla, en Buckingham, que posa con su muñeca Barbie. Es la cara B de este relato que ha causado un seísmo en la Casa Real.
Atención a las sonrisas, a la pose, a la normalidad de la Camilla. Parece un acto programado de agenda, de carril. Sin salirse del guion. La Reina, presidenta de la WOW Fundación Women of the World, y con motivo del Día Internacional de la Mujer, se reunió con mujeres y jóvenes en Buckingham. El encuentro, este martes 12 de marzo, ponía en valor su potencial y visibilizaba la igualdad de oportunidades en el futuro.
Durante el acto, Mattel, fabricante de la legendaria muñeca que gracias a la película se ha convertido en icono femenista, le hizo entrega de uno de sus diseños. En concreto, de Barbie Camilla. Fue la vicepresidenta de la compañía juguetera, Krista Berger, la encargada de darle el obsequio. "Me han quitado 50 años", dijo la reina muy contenta al ver su alter ego.
Más sorprendente que el obsequio fue que Camilla luciera exactamente el mismo vestido que su muñeca. Un diseño de color azul klein con una falsa capa de color negro.
Frente a esa imagen de aparente normalidad de Buckingham, un tornado pasa por encima de Kensington. Esta es la prueba, en sincronía, de que los dos equipos de comunicación de la Casa tienen políticas distintas. Van por caminos paralelos.
La gran crisis de imagen se desató este lunes 11 después de que Kate Middleton publicara una foto con sus hijos que ella misma había editado. La retirada de la instantánea retocada de las agencias gráficas más importantes del mundo desembocó en las disculpas públicas de la princesa, que en un gesto inédito tuvo que pedir perdón por la "confusión" generada.
El efecto bola de nieve continúa y la pregunta sigue ahí: por qué no vemos a Kate. Pero una imagen real. La princesa no aparece ante las cámaras desde el pasado 25 de diciembre (con una hospitalización de dos semanas en enero de la que no trascendió apenas ningún detalle). Los analistas apuntan a cortina de humo. Los que van más allá hablan de crisis matrimonial.
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