Esta semana ha sido para Juan Carlos I. Quería una portada y le dieron una portada. Sable en mano, frente a la tarta de fondant con su estandarte real. Su 86º cumpleaños familiar, flamenco y muy español, será, sobre todo, inolvidable. Abu Dabi tiene un sabor especial. Nos ha quedado muy claro. Los del Río llevaron un pedazo de Sevilla a Emiratos para que el rey emérito tuviera el cumpleaños que se merecía. Y lo tuvo. La imagen que publicó Hola nos abre los ojos y nos descubre una fiesta que era privada. Esa foto, como todas las que aparecen en el interior, fueron cedidas a la revista. Y en la naturaleza de la cesión va el consentimiento. ¿A cambio de qué?

A cambio de interés. Descartadísima la exclusiva pagada, pasamos al escenario del interés. ¿Qué ganaba don Juan Carlos con este amplio reportaje con tarta, guion real, Los del Río, La Macarena y Victoria Federica grabando con el móvil? La visibilidad que no tiene en su autoexilio de Abu Dabi. La visibilidad es la segunda clave. Y lo que ha ganado es una portada que ha copado toda la tensión informativa de la semana. Su fotografía, sable en mano, es un portadón indiscutible.
Se daba la circunstancia de que su evento cumpleañero coincidía, mediáticamente hablando, con el debut de su nieta Leonor en la Pascua Militar. Esto no es una coincidencia. Don Juan Carlos cumple el 5 de enero y la ceremonia militar el 6. No veo intención de contraprogramar a la princesa de Asturias. Veo una clara intención reivindicativa por parte del emérito (tercera clave) de hacerse verse y de mostrar su guion.
El patinazo
El patinazo de don Juan Carlos ha estado en esa sobreexposición. De haber cedido un posado de familia, agarrado del brazo de sus dos hijas; de haber compartido una imagen más cercana con sus nietos (y ya), el impacto informativo hubiera sido distinto. Más bajo, más tibio. Pero la tarta con el estandarte, su marca personal, su guion perfectamente replicado en fondant, eso le dio la portada. Y el sable. Sin embargo, don Juan Carlos no midió el alcance de ese momentazo de visibilidad y se pasó de rosca con su exposición. De ahí, la lluvia de críticas que ha caído sobre él. No parece serio lucir un símbolo real en una tarta. Veremos cómo mide sus próximas visitas a España. Apunta la revista Hola que el padre de don Felipe planea pernoctar en Zarzuela en sus próximas visitas a Madrid. Ya veremos.