Esas frías miradas del príncipe Federico y Mary Donaldson: cuando quieres escenificar una sonrisa (y no te sale)

Convulsión en la escena royal europea. El príncipe heredero al Trono de Dinamarca, Federico, y Genoveva Casanova son muy amigos. La secuencia de las fotos que nos muestra Lecturas es la que sigue: Paseo por El Retiro de Madrid, cambio de looks en el piso de ella y cena en el El Corral de la Morería. A medianoche, regresan al piso de la mexicana, en el barrio de los Jerónimos, y a la mañana siguiente, tirando de trolley, el hijo de la reina Margarita abandona la casa de la ex de Cayetano Martínez de Irujo. Estas imágenes llegan este miércoles 8 de noviembre, cuando Copenhague está plagado de prensa española que cubre el viaje de Felipe VI y Letizia en Dinamarca. La exposición mediática de Federico, como anfitrión de los Reyes, es absoluta. Los tiempos le han dado de lleno al príncipe. No tiene escapatoria delante de los focos. Las fotos de esta amistad nueva han removido los cimientos del palacio danés.

Federico y Mary forman desde 2004 un matrimonio idílico con sus cuatro hijos, Christian, Isabella, Josephine y Vincent. El mayor, Christian, es de la generación de la Princesa Leonor. Acaba de estrenar la mayoría de edad. El heredero y la abogada australiana proyectan una imagen de solidez y de unión. Trabajan como un equipo cohesionado y moderno. Se complementan. Mary goza de una enorme popularidad.

Las fotos del hijo de Margarita paseando con Genoveva en Madrid han causado un terromoto. Las rostros, las miradas y el lenguaje no verbal de ambos en la cena de gala que ofrecieron don Felipe y doña Letizia este martes 7 era explícito. Se esforzaban por escenificar una normalidad matrimonial, un contacto corporal no natural y unas sonrisas que no fluían. La prueba de este esfuerzo es que solo unas horas antes, ambos mostraban ante las cámaras un lenguaje corporal espontáneo, con gestos cercanos. La conexión entre ellos, después de 20 años casados, sí fluía a la perfección.