Casas Reales

Juan Carlos I sale a navegar con el Bribón: ni photocall en puerto ni baño de masas vecinal

Don Juan Carlos ha salido de la casa de su amigo Pedro Campos esta mañana del jueves 20 de abril. Iba sentado en el asiento del copiloto con la ventanilla subida del coche. No ha querido bajar la luna. Igual que ayer. Nada de mostrarse ni exponerse a las cámaras. Ha saludado con la mano derecha a la prensa, que está apostada en la puerta de la propiedad de Campos. Sobre las 11:30 ha llegado al Club Náutico de Sanxenxo. Y en este punto ha cambiado la escenografía de forma radical con respecto a 2022. Ni recepción ni aplausos ni baño de masas vecinal. Y, sobre todo, nada de photocall. Nada de fotos posadas. El plató de televisión improvisado que vimos el año pasado en el club deportivo nada tiene que ver con la imagen de bienvenida privada que ha recibido este año.

En torno a las 11:30, después de un trayecto de casi 45 minutos, ha hecho su llegada al náutico de Sanxenxo. Los días previos a la llegada de don Juan Carlos, el Bribón aparecía resguardado bajo una lona. Esta mañana ya estaba listo para salir a navegar.

El padre de Felipe VI, con chaleco náutico y gorra, llevaba un bastón en la mano derecha, que ha entregado a su ayudante. Ambos se han preparado para descender por la estrechísima escalera que le conducía al pantalán. El emérito, sujeto al brazo de su asistente, ha bajado los 21 peldaños de hormigón. Su paso era firme, pese a los evidentes problemas de movilidad que tiene y que son propios de su edad, 85 años.

Allí, en el embarcadero, ha recibido el saludo de sus compañeros de regatas. Sobre las 11:42 ha subido a bordo del Bribón y, siempre, con ayuda, se ha sentado delante del palo. Así ha comenzado su sueño de volver a regatear en aguas de la ría gallega de Pontevedra.

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