La falta de automatización y digitalización lastran la productividad en la industria manufacturera en España
- La falta de productividad se produce en un contexto de baja inversión española en I+D
- La atracción de talento y la transformación digital son los principales retos de la productividad
- La analítica de datos y la IA generativa son la palanca para mejorar la productividad del sector
Diego Estebanez García
Madrid,
El sector manufacturero es crucial para la economía española, en 2023 representó el 80,5% de la facturación de la industria en el país y casi nueve de cada 10 empresas del sector industrial eran manufactureras, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, la falta de inversión en innovación, automatización y digitalización están lastrando su productividad.
De hecho, dentro de la industria manufacturera, el sector de los productos industriales, que engloba áreas como la industria química, metalúrgica, maderera o la ferroviaria, ha venido manteniendo un crecimiento promedio anual del 6,8% en términos de facturación en España en los últimos 5 años, siendo el subsector de mayor peso de la industria manufacturera con un 52% del total. Aun así, sigue enfrentando varios retos en materia de innovación, tal como apunta el informe La competitividad del sector industrial, elaborado por Deloitte.
"La guerra comercial que se está gestando a nivel mundial es un reto más para las cadenas de suministro", ha afirmado el socio responsable de Industrial Products de Deloitte, Eduardo Sánchez. El experto ha apuntado a que se debe avanzar hacia una mayor integración, conexión, transparencia y agilidad de dichas cadenas, logrando la capacidad de tomar decisiones basándose en datos "en paralelo a una gestión excelente de los entornos productivos donde la automatización y la digitalización deben ganar protagonismo son las claves para garantizar la competitividad de un sector clave para la economía española".
España registró un crecimiento en los sectores manufactureros en cuanto al PIB en el periodo de 2018 a 2023, del 0,5%, hasta alcanzar una representatividad total del 11,5% de Productor Interior Bruto. Esto coloca al país en una mejor posición frente a otros estados del entorno como Francia o Alemania, o incluso China o Estados Unidos.
Pero este "leve" crecimiento, se sitúa en un contexto internacional adverso para la industria española, ya que debe competir en mercados internaciones con desventajas como unos costes laborales aproximadamente un 20% inferiores al de otros países desarrollados (con la excepción de China), con un promedio de 52 euros por hora trabajada (Alemania y Francia lo elevan a 62 y EE. UU. a 64 euros), la falta de productividad se convierte un factor clave.
Además, el estudio de Deloitte ha anotado que esta falta de productividad se da en un contexto en que hay una baja inversión española en I+D, que se sitúa en el 1,44% frente al 2,18% de Francia, el 2,56% de China, el 3,13% de Alemania o el 3,59% de Estados Unidos.
A esto se le suma de igual manera la atomización de la industria manufacturera española, que es de dos a diez veces superior a otros países del entorno, lo que constituye otro factor que explica la baja productividad del sector debido a la dificultad para realizar inversiones de calado y competir con empresas más grandes y con mayor capacidad para acometer grandes proyectos de transformación (en un sector donde menos del 1% de las empresas pueden denominarse como "grandes empresas", de más de 250 empleados).
No obstante, el informe ha reconocido que en este último campo, se han registrado visos de mejora con un crecimiento de cerca del 15% en la creación de grandes empresas.
Cuatro retos para la productividad del sector manufacturero
El sector manufacturero deberá además hacer frente a cuatro principales retos en los próximos años para ganar competitividad. El informe ha identificado, en primer lugar, a "la excelencia operativa", dentro de la cual, las cadenas de suministro serían una de las partes más importantes. Tanto así, que el 66% de los directores operativos que participaron en este estudio admitieron haber tenido que redefinir sus cadenas de valor para mejorar la eficiencia.
En segundo lugar, está la innovación, sobre la que el 73% de los directores operativos consultados identificó como prioridad, a la par de la introducción de nuevos productos. La sostenibilidad también es una de las carencias que han repetido más los participantes encuestados, con un 65% de las empresas afirmando no contar programas de ESG (Ambiental, Social y Gobernanza) vigentes o en marcha. En el último lugar se identificó el talento, sobre el que un 68% de los encuestados coincidieron en que había una escasez de capacidades.
Con estos retos anotados, el estudio ha identificado a la transformación digital como la principal palanca para abordarlos de manera transversal, lo que supone una mejora de la competitividad en el medio plazo. Dentro de esta transformación, la analítica de datos y la inteligencia artificial generativa son las dos tecnologías más relevantes y que tendrán un mayor impacto en los productos industriales.
Sin embargo, para poder iniciar un proceso el proceso transformación digital en el sector con garantías, el estudio recomienda primero abordar el reto del talento, tanto de manera externa (que el mercado laboral forme y capacite profesionales especializados en este tipo de tecnologías), como interna con programas de formación técnica dentro de las propias compañías del sector.
España, en el tercero de los cuatro niveles de productividad
Por otro lado, el estudio ha establecido cuatro modelos de madurez en materia de eficiencia operativa, de acuerdo con los modelos de las empresas que ha estudiado. Así, en orden de menor a mayor nivel de maduración, el primero es el que engloba a aquellas compañías con una estandarización y optimización de procesos básicos, es decir, en buena medida pymes.
En el segundo escalón están aquellas empresas que han establecido una cadena de suministro integrada y transparente, con una visibilidad a tiempo real de todos los elementos que componen dicha cadena. En el tercer nivel, la gestión del dato marca la diferencia con compañías que son capaces de automatizar la toma de decisiones a través de datos. Por último, la cuarta planta la ocupan empresas inmersas dentro de la llamada Industria 4.0, a través de la implementación de capacidades predictivas para anticiparse a necesidades operativas o para predecir posibles riesgos en la operativa.
Por lo tanto, teniendo en cuenta la atomización del sector de productos industriales, el informe sitúa la media de este tipo de empresas en España en el segundo nivel, con una cadena de suministro integrada y transparente, y con buena parte de las grandes empresas en pleno tercer escalón incorporando la gestión del dato en su operativa.
Este sería uno de los principales objetivos del sector en el medio y largo plazo, según ha concluido el estudio, el aumentar el número de empresas que se sitúan en el tercer nivel y que suman la gestión del dato en la toma de decisiones, sin perder de vista la Industria 4.0 y las capacidades predictivas para más a largo plazo.