Industria

Las claves de la planta de baterías de Stellantis y CATL en Zaragoza

Stellantis y CATL han formalizado en Zaragoza su alianza para la puesta en marcha de la gigafactoría de baterías. | Foto: Stellantis.

Eva Sereno
Zaragoza,

El día 10 de diciembre de 2024 va a pasar a la historia de Aragón y, en concreto, de su economía, y en el sector de la automoción al anunciarse de forma oficial la planta de baterías de litio fosfato de hierro de Stellantis y CATL en la localidad de Figueruelas, en Zaragoza. Una inversión que se cifra en 4.100 millones de euros, con una generación estimada de entre 2.500 y 3.000 puestos de trabajo.

Y, ¿qué hay detrás de esta inversión? ¿Por qué se pone en marcha en Zaragoza? Varias son las claves y aspectos a tener en cuenta con relación a esta planta, que será neutra en carbono y que ahora empieza a tomar forma, aunque se ejecutará en varias fases. Se prevé tramitar en tiempo récord para que la actividad en la factoría pueda arrancar a finales de 2026.

La primera de las claves es la unión de dos compañías de automoción para este proyecto. Es el caso de Stellantis que ya tiene presencia en Zaragoza con la planta de Figueruelas, que comenzó su actividad en 1982 con la fabricación del Opel Corsa. Actualmente, es uno de los principales fabricantes de automóviles a nivel mundial, produciendo los vehículos de marcas tan emblemáticas como Opel, Peugeot, Dodge, Alfa Romero, Chrysler, Citröen, Fiat, Jeep, Maserati, Ram o DS Automobiles, entre otras. Además, está inmersa en un plan estratégico para convertirse en 2038 en una compañía tech de movilidad con cero emisiones netas de carbono, con compensación porcentual de un dígito de las emisiones restantes.

El otro pilar de proyecto es la compañía china Contemporary Amperex Technology Co. Limited (CATL), que cotiza desde 2018 en la Bolsa de Shenzhen. En 2023, se situó en el primer puesto mundial, sumando siete años consecutivos, por el volumen de consumo de baterías para vehículos eléctricos. Además, ocupa la primera posición en la cuota de mercado mundial de envío de baterías de almacenamiento de energía durante tres años seguidos. Suministra a distintas marcas como Stellantis -con la que ahora refuerza sinergias-, BWM, Tesla o Volkswagen, entre otras. CATL también se ha marcado el objetivo de ser neutra en carbono en las operaciones principales ya el próximo año 2025 y de cara a 2035 en toda la cadena de suministro de baterías para 2035.

Ambas empresas han formalizado una joint venture, de manera que cada una aportará el 50% de la inversión. Se estima que la planta de baterías conllevará una inyección económica de 4.100 millones de euros, aunque va a percibir alrededor de 190 millones de euros en fondos europeos. Ya están comprometidos a través del PERTE VEC unos 133 millones de euros a lo largo de tres convocatorias. La unión de ambas compañías y el apoyo de fondos públicos facilita acometer la elevada inversión.

La planta de baterías en Zaragoza también permitirá a ambas empresas dar respuesta a la descarbonización del sector de la automoción y avanzar en la electrificación de los vehículos, proceso en el que las baterías son claves. Por un lado, Stellantis precisa baterías para sus vehículos eléctricos y CATL avanza en sus planes de negocio y expansión en este segmento en el que ya cuenta con plantas en Debrecen (Hungría) y Erfut (Alemania). Además, desde la factoría zaragozana no solo se suministrará a Stellantis, también se distribuirá a otras plantas de automoción en España como las propias de Stellantis en Vigo y Madrid. Estos dos centros, al igual que Zaragoza, fabrican ya coches eléctricos de marcas como Opel, Citröen, Lancia y Peugeot.

Otro de los motivos de la instalación en Zaragoza de esta gigafactoría, la mayor en España, es la competitividad de la planta de Figueruelas en comparación con otras factorías de Stellantis en España y en Europa. Una competitividad en la que la plantilla y el diálogo social han sido decisivos para, vía negociación, amarrar carga de trabajo a la factoría y ajustar costes de producción.

Terrenos para la ubilicación de la planta de baterías y centro de producción de Stellantis en Zaragoza. | Foto: Google Maps.

La disponibilidad de terrenos en el entorno de Stellantis es otra de las claves de esta inversión en Zaragoza. La planta de Figureruelas cuenta, desde su llegada a Figueruelas, en los años 80, con suelo adicional que ya se dispuso para posteriores ampliaciones. Es una superficie que ahora se va a aprovechar en el polígono Entrerríos para construir esta gigafactoría. Inicialmente, se cuenta con una superficie superior a las 60 hectáreas, aunque todavía no se han concretado los metros cuadrados que se construirán.

A esta disponibilidad de suelo, se añade la posición geoestratégica de Zaragoza, que facilita que se pueda realizar la logística hacia otros fabricantes para suministrar las baterías que produzcan en estas instalaciones.

La energía juega otro papel clave en la puesta en marcha de esta factoría en Zaragoza. Aragón es una de las principales comunidades en generación de energía por fuentes renovables. Además, la propia Stellantis había dado pasos ya en esta dirección con la puesta en marcha en terrenos colindantes, también en Figueruelas, de su parque híbrido de energía solar y eólica. Una iniciativa de la mano de Prosolia Energy y dentro de la que se cuenta ya con el primer aerogenerador -son un total de cuatro-, de 6,9 MW. Este parque híbrido generará en su conjunto, cuando esté totalmente en funcionamiento, con hasta 30,8 MW de origen solar y 27,6 MW de procedencia eólica. Con esta infraestructura, se cubriría hasta el 80% de las necesidades de electricidad de la factoría de Stellantis en Zaragoza.

La decisión de la instalación en Zaragoza de esta planta también se explica por el trabajo conjunto entre las distintas administraciones: Gobierno de España tanto a nivel de presidencia como de todos los ministerios implicados, ayuntamiento y Gobierno de Aragón, entre otras.

Y, finalmente, otro factor clave es todo el tejido industrial en el sector de la automoción existente en Aragón, que surgió a raíz de la llegada de Opel a Zaragoza en los años 80 y que ha ido evolucionando para adaptarse a los nuevos retos sectoriales como la electrificación, además de diversificar para trabajar con las distintas marcas de automoción. Un esfuerzo que se cifra en 350 millones de euros en I+D+i al año.