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Cautela necesaria del BCE y la Fed


    elEconomista.es

    La reunión informal de banqueros centrales en Jackson Hole (EEUU), que mañana comienza, cuenta con varios aspectos que la diferencian de las celebradas anteriormente. En primer lugar, el BCE volverá a estar representado al máximo nivel, ya que el presidente Mario Draghi regresa tras una larga ausencia.

    Pero la gran peculiaridad de este Jackson Hole es el muy distinto panorama que las autoridades monetarias afrontan. En otras ocasiones el debate se centró en la atonía del crecimiento global y la capacidad de los estímulos de los bancos centrales para vencerla. Ahora, el PIB y el empleo muestran un claro vigor en dos áreas clave como la eurozona y EEUU, y nadie habla de nuevos estímulos.

    De hecho, la misión del BCE y de la Fed pasa ahora por pilotar el retorno a una política monetaria normalizada. Sin embargo, ninguna de estas dos instituciones puede afirmar que las dificultades acabaron. Las expectativas de un rápido regreso a la ortodoxia presionan los tipos de cambio, especialmente el propio del euro, y ni a la Unión Monetaria ni a EEUU les conviene la apreciación de sus divisas.

    No en vano una moneda fuerte lastra las exportaciones, y con ello el crecimiento, al tiempo que abarata las importaciones y contribuye a mantener la inflación en sus niveles actuales, anormalmente bajos. Permitir que se produzca esa situación constituye un serio riesgo, máxime en un momento como el actual en el que se ha demostrado que aún actúan incertidumbres globales incontrolables, como la tensión en la península coreana o la nueva ofensiva terrorista en Europa. Es comprensible, por tanto, que tanto Draghi como Janet Yellen se decanten por la cautela en Jackson Hole y eviten todo mensaje que impulse a sus divisas.