Evasión

El truco de las abuelas con el cuchillo para que las patatas les quedaran más ricas y sabrosas en cualquier plato

Chascar patatas. / Foto: iStock.

elEconomista.es

Aunque pueda parecer que la forma de cortar las patatas no influye en el sabor o en las propias recetas, la realidad es que ese simple gesto puede cambiarlo todo. Este es uno de los motivos por los que, aunque recreemos las deliciosas recetas de nuestras abuelas, que nos recuerdan a nuestra infancia, no nos quedan exactamente igual.

Para ello, hay que recordar la forma tan característica con la que cortaban tanto la patata, como frutas y otros alimentos: agarrando la patata con la mano, introduciendo el cuchillo y justo antes de llegar al final, 'chacando' la patata (es decir, tirando del pedazo a medio cortar para que se separara del resto, sin terminar de pasar el cuchillo), de tal forma que no se daban cortes limpios, sino irregulares, en función de cómo se despegara.

Actualmente es mucho más común cortar la patata directamente en la tabla de cocinar, punto donde se encuentra la diferencia que lo determina todo, ya que al hacer los cortes sobre la tabla, sí se introduce el cuchillo hasta el final, haciendo que los cortes sean mucho más limpios y precisos, pero perdiendo esa parte de sabor.

La explicación

A pesar de que puede parecer una manía del pasado, la realidad es que 'chascar' la patata determina el sabor y la consistencia, y todo ello tiene una explicación científica. Al realizar ese gesto, se libera el almidón de la propia patata, lo que hace que en platos como guisos, el caldo quede más espeso y consistente.

Además, no solo tiene esa ventaja, sino que es mucho más rápido y sencillo cortar así las patatas, ya que requiere de menos precisión, lo que hace que ganemos tiempo, además de sabor.

Sin embargo, pueden influir otros factores para que las recetas no adquieran el mismo sabor que en nuestra infancia, como puede ser la calidad del producto o el tiempo que se emplea en la preparación de los diversos platos.