El Gobierno retrasa la venta de ITP Aero al poner condiciones a los fondos
- Exige que el 40% sea español, una inversión de 600 millones extra...
- ... y no endeudar la compañía en la operación
- Bain y Cinven sondean a inversores nacionales para participar
Araceli Muñoz
Rolls-Royce encalla en la venta del fabricante vasco ITP Aero. Tras elegir a los fondos Cinven y Bain como finalistas en el proceso, el grupo británico se reunió hace unos días con representantes del Gobierno para presentarles las ofertas, que valoraban al fabricante aéreo en unos 1.600 millones de euros, según han indicado fuentes financieras a elEconomista. Sin embargo, dicho encuentro no siguió los derroteros esperados, pues el Ejecutivo no se mostró conforme con las propuestas de los fondos y ha puesto varias condiciones para dar el visto bueno a la venta de ITP Aero: el 40% del capital de la compañía debe estar en manos españolas, los compradores no deben sobreapalancar la compañía y deben poder proporcionar en torno a 600 millones para que el fabricante aéreo pueda invertir en seguir creciendo.
Cabe recordar que el Gobierno tiene capacidad de veto en la transacción de ITP Aero al considerar esta compañía vasca como estratégica, pues mantiene numerosos contratos con el ministerio de Defensa relativos al mantenimiento de motores de aeronaves de las Fuerzas Armadas y es una de las empresas españolas que participa en el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS) europeo. Pese a que la intención de Rolls-Royce pasaba por tener elegido al futuro comprador antes del verano, las fuentes consultadas explican que "todo hace pensar que el proceso se alargará en el tiempo pues quieren estirar el chicle a ver quién da su brazo a torcer, si el Ejecutivo o Rolls".
En este contexto, tanto el británico Cinven como el estadounidense Bain Capital están acercándose a diferentes inversores españoles para intentar convencerles de que participen en la operación. En concreto, están sondeando a diferentes family offices españoles, como Landon (Gallardo), Lizard (Entrecanales), Ochena (Ybarra Careaga) o Corporación Financiera Alba (March), entre otros. Meses atrás tantearon también a fondos de capital riesgo españoles, que no veían claro su participación en esta transacción.
Plan a largo plazo
La otra opción que tienen, y la deseada por el Gobierno, es que participara en la operación un consorcio de empresas industriales españolas. Entre los posibles candidatos a participar en este consorcio de empresas españolas suenan nombres como Sener, Aernnova, Tecnobit, entre otras. Sin embargo, todas exigen la presentación de un plan estratégico a largo plazo, de tal forma que no fueran socios pasivos del fondo que comprara ITP y que no se quedaran "atrapadas" en la inversión de un tercero, pues el perfil de fondos que participa en el proceso suele tener un horizonte de inversión de entre tres a cinco años. De hecho, es llamativo que, según las mismas fuentes, Bain y Cinven fueron los únicos finalistas que no pidieron cambios a Rolls-Royce relativos a la gestión de la compañía y su vinculación con ellos. También presentaron ofertas por ITP los fondos KKR, Towerbrook y Platinum.
En cualquier caso, todos los participantes en el proceso dan por hecho que para rentabilizar la inversión en ITP Aero van a necesitar al menos siete años, dada la situación que atraviesa la industria aeronáutica en la actualidad. De hecho, la salida de Rolls-Royce de la compañía española se enmarca en su plan de desinversiones de activos no estratégicos por valor de 2.500 millones de libras (2.911 millones de euros) por el impacto de la pandemia en su negocio. ITP Aero, por su parte, registró las primeras pérdidas de su historia el pasado ejercicio por el mismo motivo.
Rolls-Royce trata de vender ITP desde el pasado verano (sin contar con el intento anterior a Indra años atrás), pero el proceso ha cambiado bastante. En un primer momento, el banco de inversión Goldman Sachs –el encargado de coordinar la venta– planteó la posibilidad de limitar la subasta a un número concreto de candidatos con el objetivo de evitar una puja multitudinaria que pudiera reducir el interés. La decisión de Rolls-Royce de engordar la compañía traspasándole fábricas de Reino Unido (Hucknall y Barnoldswick –de ésta, la propiedad sigue siendo del británico, pero están traspasando a la española carga de trabajo de estructuras-) elevó el apetito de los inversores, por lo que se decidió abrir el proceso a más interesados. Sin embargo, muchos quedaron fuera ante las altas expectativas de precio, como fue el caso de Carlyle y CVC.