Empresas y finanzas
Unicaja y Liberbank intentan salvar in extremis la fusión
- Pretenden solventar el escollo sobre el sillón de mando
- Continúan negociando para cerrar un acuerdo antes de fin de año
Fernando Tadeo
Unicaja y Liberbank intentan salvar la fusión 'in extremis'. En los últimos días las negociaciones de ambas entidades han estado bloqueadas por el reparto de poder en la cúpula y la operación ha estado a punto de fracasar una vez más. El reloj corre y ya no se descarta incluso que un posible acuerdo se posponga a 2021, aunque para ello haya que realizar una nueva due diligence, lo que retrasaría un posible pacto de integración hasta finales del primer trimestre del año.
En las próximas jornadas, los equipos de ambas bancos trabajarán sin descanso para ponerse de acuerdo, aunque las posiciones están muy alejadas en estos momentos. El problema radica en que Unicaja pretende a toda costa controlar en todo momento las mayores funciones ejecutivas, bien bajo el poder de su actual presidente Manuel Azuaga de manera transitoria hasta 2023 como posteriormente, una vez se jubile a los 75 años, bajo otro directivo.
Liberbank considera, por su parte, que ya ha cedido en otros aspectos, como la ecuación de canje de las acciones (40,5% frente a un 59,5%), la marca y la sede del grupo resultante en Málaga, y que se debe mantener el preacuerdo alcanzado para que dentro de dos años el primer ejecutivo sea Manuel Menéndez, su consejero delegado. Eso sí, en el banco asturiano no descartan alterar este plan siempre y cuando Unicaja realice algún tipo de concesión y se equilibre la balanza para conseguir el entendimiento.
Fuentes oficiales de ambas entidades únicamente señalan que se sigue negociando para poder llegar a un pacto antes de que finalice 2020 y no se tenga que llevar a cabo una nuevo análisis de los balances, que aplazaría hasta febrero o marzo una resolución.
Desde un principio Unicaja había fijado como línea roja en las conversaciones la figura de primer ejecutivo. El problema ha surgido como consecuencia del esquema que habían diseñado, que se basaba en un presidente con plenas funciones, y que ha sido rechazado por el BCE. El organismo regulador es partidario de que el poder recaiga en la figura del consejero delegado.
Tras la oposición del supervisor, en el seno del grupo malagueño se busca una alternativa que pueda contentar a las partes y no se tenga que dilatar el proceso. Además, ha surgido una división de opiniones y algunos de sus consejeros, liderados por su principal accionista, la Fundación Unicaja presidida por Braulio Medel, ya no ve con malos ojos que sea Menéndez el que ostente en un par de ejercicios el sillón de mando, con el objetivo de que la integración salga adelante en el tiempo inicialmente previsto ante la incertidumbre de la economía debido al coronavirus.