"Si conocemos una familia en cualquier parte del mundo que lleva un negocio en el que hemos invertido, y tienen otros negocios, tenemos que ir a verlos, y también a sus joint ventures. Si estás contento con una familia, y esta lo está con otra diferente, aunque sea de otro país, debes ir a hablar con ellos y a conocerlos. Así hemos creado nuestra red, con una lista de negocios que creemos que se esfuerzan en llevar a cabo las mejores prácticas". Este es el método que sigue y explica Glen Finnegan, gestor de Janus Henderson en renta variable de mercados emergentes y que comparten varios de sus colegas en la gestora. Se trata de una consigna que se repite con frecuencia entre muchos inversores de éxito: buscar compañías que tengan una familia al frente, ya que sus intereses suelen alinearse con los del resto del accionariado. Se trata de un mantra muy repetido, no sólo por inversores value como el famoso Francisco Paramés, quien, en marzo del año pasado, señalaba cómo un 80% de su cartera eran firmas con una familia al frente, o con un accionista de referencia.
Además, en España hay que destacar la importancia que tienen para el tejido empresarial este tipo de firmas. "La empresa familiar es uno de los motores de economía y grandes generadores de empleo, y además, lo hace generando más riqueza para el accionista que las que no son familiares". Así lo avalan, en palabras de Fernández Vázquez -socio responsable de empresa familiar de Deloitte-, multitud de estudios sobre el caso, y España no es la excepción. También sucede en el resto de países de la Unión Europea, Gran Bretaña , y en mercados emergentes como India o China. Esto es así, explica Vázquez, por los valores intrínsecos que tienen las compañías familiares.
Por un lado, las empresas familiares pueden tomar decisiones a largo plazo, sosegadas y no presionadas por los resultados trimestrales. Por otra parte, tienen un compromiso con su proyecto, con los empleados y con los clientes. Esta tipología de compañías tiene además como retos el crecimiento, en primer lugar, y el reto de la sucesión. Tienen en su ADN la visión a largo plazo, la lealtad, la motivación, el bajo endeudamiento, la prudencia a la hora de asumir riesgos en la toma de decisiones, y la voluntad de dejar un legado. "Es importante cotizar por dos temas: lanzas un mensaje de que hay un proyecto de futuro, y también se genera mucha credibilidad, algo que considero muy importante", señaló Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 en la IV Jornada de bolsa de elEconomista 'Empresas que crean valor para el accionista'. Mantener un bajo endeudamiento, por ejemplo, puede ser ahora una gran ventaja, en la medida en la que el Banco Central Europeo (BCE) se prepara para levantar los estímulos y empezar a incrementar los tipos de interés en la eurozona.
Todas estas características hacen que las compañías cuya gestión está ligada a grupos familiares tengan un comportamiento bursátil más consistente a lo largo del tiempo y que sean más resistentes en momentos de incertidumbre. Prueba de ello es que a largo plazo los rendimientos en el parqué de estos valores son de un 8% frente al 7% que arrojan las empresas que no son familiares.
¿Qué requisitos debe cumplir una firma para que sea considerada como familiar? Para Íñigo Colomo, director de inversiones de March Asset Management, propietario del único fondo que existe en el mercado español especializado en la inversión en compañías familiares, "que una familia posea un capital significativo, que exista una voluntad de legar la compañía a la siguiente generación, o que exista alguien del grupo familiar que esté dentro de la alta dirección de la compañía".
Aunque en España es común asociar empresa familiar con reducido tamaño, en el mundo no se da esa unión automática entre ambos conceptos. Asimismo, existen muchas multinacionales cotizadas donde un elevado porcentaje de su capital está en manos de una única familia.
En el año 2015 se publicó el Índice Global de la Empresa Familiar elaborado por el Centro para la Empresa Familiar de la Universidad de St. Gallen en Suiza y que puso nombres y apellidos en una lista con las 500 empresas de propiedad familiar más grandes del mundo. Un ránking en el que aparecen firmas tan relevantes como Walmart, Volkswagen, Berkshire Hathaway, Exor, Ford, Cargill, Koch Industries, BMW, Schwarz Gruppe, Groupe Auchan, Arcelor Mittal, Peugeot, America Movil, Iatu Unibanco, Roche o Christian Dior.
EEUU, Alemania e Italia eran en aquel momento los tres países con más presencia en el indicador. En el caso de España, diez compañías nacionales también estaban presentes: Mercadona, Inditex, El Corte Inglés, Ferrovial, FCC, Acciona, Gestamp, OHL, Prisa y Grupo Antolin-Irausa.
Además, el ser una empresa familiar tampoco impide que el crecimiento de la compañía sea más rápido. Juan Carlos Ureta destacó cómo "Inditex es la única empresa europea que se considera Megacap -firmas con más de 100.000 millones de capitalización, un nivel que ha llegado a batir la empresa española- con menos de 50 años de vida, y estamos hablando de una empresa familiar".
Pero los mayores retornos no son la única fortaleza de este tipo de compañías. Lo cierto es que las familiares cotizadas tienen mejor recomendación de la bolsa española: una compra frente a un mantener. Si nos fijamos en las empresas familiares más capitalizadas encontramos que siete de los 10 valores más grandes del mercado español tienen una clara recomendación de compra.
Es el caso de Inditex, ArcelorMittal, Ferrovial, ACS, Gestamp, Acciona, Prosegur y Meliá, que reciben un consejo de adquirir sus títulos por parte de los analistas del consenso de mercado que recoge FactSet. Y en concreto, ArcelorMittal, ACS, Gestamp y Acciona no cuenta con ninguna recomendación de venta según el consenso de mercado que las sigue en Bloomberg.
Las razones que hay detrás, además de su buen comportamiento bursátil son sus sólidos fundamentales, el posicionamiento destacado que mantienen en el mercado y que cotizan a una valoración atractiva. De media, las compañías familiares del mercado español se revalorizan, de media, un 10% y en el año.
La estadística demuestra que sólo el 7% de las empresas familiares acaban superviviendo a la tercera generación. Para Fernando Vázquez, dar entrada a inversores ajenos a la familia a través de una salida a bolsa permite salir de la compañía a aquellos accionistas familiares ajenos a la gestión o que simplemente desean hacer líquida su inversión. Y a su vez, los socios gestores pueden seguir siendo accionistas de la empresa a través de un paquete de control de la sociedad aunque no le otorgue la mayoría en el capital.
"En comparación con otras empresas de nuestro entorno, la empresa española mediana necesita ganar tamaño para poder acometer los grandes retos que se avecinan, especialmente, todo lo que tiene que ver con la disrupción tecnológica", recuerda Vázquez. A ello se le une el difícil reto de la sucesión que toda empresa familiar debe gestionar a lo largo de su vida. "Aquellas empresas familiares con el tamaño adecuado y con una buena trayectoria empresarial, pueden plantearse una salida a bolsa, lo cual les permitirá captar los recursos necesarios para afrontar dichos retos". "Cotizar en bolsa es algo fácil de decir, pero muy difícil de alcanzar; hay un proceso de transformación cultural muy importante", destaca Gabriel Escarrer, consejero delegado de Meliá Hotels.
En este sentido, desde Bolsas y Mercados Españoles (BME) se ha lanzado un entorno premercado para que aquellas compañías que tienen como objetivo salir a bolsa a medio y largo plazo puedan empezar un proceso de formación para que el equipo directivo vaya adecuándose a lo que en su día será la disciplina de estar en bolsa. "Uno se da cuenta de las buenas compañías que hay en España y con el tamaño suficiente como para salir a bolsa bien vía el mercado alternativo, el índice small o medium cap, o el Ibex 35, que sería la Champions de la bolsa", declara Jorge Yzaguirre, director de mercados de BME.
Para ello se ha creado CEPYME500. Una iniciativa de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa y BME con la que se quiere identificar, seleccionar y promocionar a un conjunto de 500 empresas que lideran el crecimiento empresarial, tanto por sus resultados como su capacidad para generar valor añadido, empleo, innovación y proyección internacional.
Compartir no siempre es fácil dentro de las familias. Los conflictos familiares por herencias, o dinero, al fin y al cabo, son conocidos por todo el mundo, y en la gestión de las compañías el componente familiar también tiene su lado oscuro. "Solemos decir que las empresas familiares cuando son buenas son las mejores, pero cuando son malas, son las peores", explica Íñigo Colomo. Esta afirmación queda totalmente clara si uno analiza lo que está ocurriendo últimamente en El Corte Inglés, donde se ha abierto una guerra familiar por el control de la compañía, que incluso podría terminar desembocando en una posible salida al mercado: Dimas Gimeno, el actual presidente de la cadena, ha planteado la posibilidad de la salida a bolsa de la empresa para terminar con el conflicto que le enfrenta con las hermanas Marta y Cristina Álvarez, una operación que, de haberse hecho hace una década, con los multiplicadores de entonces, habría salido a bolsa con un valor de entre 15.000 y 20.000 millones de euros, mientras que hoy su valoración quedaría en el entorno de los 10.000 millones si finalmente termina saliendo a bolsa -ver columna de la página 15 de Ecobolsa-. La operación de saltar al parqué supondría otra empresa familiar más en la lista de las compañías que cotizan en España que son controladas por familias, una empresa que emplea a más de 90.000 personas, y un trabajador por cada 1.766 euros de beneficio.
El ejemplo contrario lo tenemos en la familia Riberas, fundadora de Gestamp, que dio el salto al parqué el año pasado. Su presidente ejecutivo, Francisco J. Riberas, aseguró recientemente que está dispuesto a que la familia reduzca su participación en la compañía para aumentar la liquidez y llegar al Ibex. Riberas caba de ser nombrado recientemente el nuevo presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), la organización estatal sin ánimo de lucro que agrupa a un centenar de empresas familiares líderes en sus sectores de actividad.