Los futuros que cotizan sobre el oro y la plata cotizan en máximos de los últimos años, el interés que se exige a los bonos de Estados Unidos se hunde en zona de mínimos históricos -los alcanzados en el momento de mayor incertidumbre por la pandemia de coronavirus- y el volumen mundial de deuda por el que los tenedores pagan a los emisores supera el pico del 9 de marzo, más de 15 billones de dólares, según el índice global de renta fija a rentabilidades negativas de Bloomberg. El dinero está asumiendo una segunda oleada de contagios y busca refugio en los activos más seguros.
"Los tipos de interés bajos están aquí para 2020, 2021, 2022...", reconocía este lunes Brett Wander, director de inversiones de renta fija en Charles Schwab Investment Management. Una postura que está en consonancia con la mayoría de expertos.
La presencia récord de los bancos centrales en el mercado de deuda para contener el coste de financiación de estados y empresas para hacer frente a las consecuencias de la crisis -mayor inversión y gasto y, por tanto, mayor apalancamiento- y la demanda de protección de los inversores ante las múltiples incertidumbres siguen favoreciendo una situación excepcional en la Historia, que forma ya parte de la nueva normalidad.
Más de 15 billones de dólares de los bonos soberanos y corporativos en circulación de todo el Globo no soporta interés, sino al contrario, haciendo del concepto de endeudarse toda una paradoja económica. Sin embargo, este nivel no es un máximo histórico. El volumen de deuda con interés negativo llegó a ser mayor en el verano de 2019, en pleno agravamiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, cuyo resurgimiento es hoy una de los principales riesgos, pandemia mediante.
Ya nadie se alarma al observar los distintos bonos de Alemania, hasta los 30 años de vencimiento, por debajo del 0% en el mercado secundario, ni porque la demanda de emisiones a 2 años en negativo de España supere en cuatro veces la oferta, pero es que tampoco sería extraño que el Bund germano a 10 años se dirija de nuevo a su mínimo: el -0,856% que registró precisamente el 9 de marzo de este 2020, arrastrando el interés del español también hacia su suelo, el 0,035% del 15 de agosto de 2019.
El decidido apoyo de la Reserva Federal (Fed), el Banco Central Europeo (BCE) y del resto de instituciones monetarias es hoy incuestionable y permite estas previsiones, al tiempo que se convierte en explicación técnica de la recuperación de las bolsas, sobre todo de las norteamericanas, al verse obligados ciertos inversores conservadores que no quieren renunciar a encontrar algo de rentabilidad a asumir más riesgos.