El Gobierno 'tapa' el frenazo de empleo con un 8% más de puestos públicos
- Un 15% de los nuevos empleos desde el comienzo de 2018 los genera el Estado
- La creación de trabajo del sector privado es casi la mitad que el público
Gonzalo Velarde
Los datos de la última EPA, que recogen la menor creación de empleo en un segundo trimestre de los últimos tres años, y el frenazo en la caída de parados en los últimos siete ejercicios, hacen sonar las alarmas, además, en plena guerra comercial. Pero el Gobierno está intentado tapar la ralentización en la creación de empleo privado con empleo público. Tal y como muestra el informe de Freemarket Economía Española: una era de expectativas inciertas y limitadas, "en los últimos años, el sector privado tiene un ritmo de creación de empleo inferior al del sector público". Y esta afirmación se sustenta en que en los dos últimos años, el porcentaje de puestos de trabajo del sector público ha avanzado un 8%, casi el doble que el crecimiento del sector privado, donde apenas alcanza el 5%.
En este sentido, muchas cuestiones surgen a la hora de analizar lo que contiene el tarro de las esencias de la economía española que la está permitiendo sobrevolar un periodo de desaceleración internacional con un menor impacto que sus principales socios comunitarios, sustanciado en una mayor tasa de crecimiento que la media de los países del euro al tiempo que se mantiene la robustez en la creación de puestos de trabajo que ha jalonado el desempeño del mercado laboral desde los años de la crisis. Si bien, los últimos datos de empleo arrojan luz sobre esta cuestión.
Cabe recordar que la última EPA viene acompañada de la destrucción de 19.000 empleos en el sector público, algo que implica un cambio de tendencia cortante ya que la Administración se ha encargado en los dos últimos años de crear un 15% del total de los empleos generados en España, siendo el área privada responsable del otro 85% restante, como apunta el documento de Freemarket.
Impacto de las reformas
Con estos datos sobre la mesa parece que comienzan a notarse los efectos de la desaceleración económica y de las políticas efectuadas sobre el mercado de trabajo por parte del Gobierno reflejado en el ritmo de creación de empleo en nuestro país, principalmente el aumento del tipo mínimo de IRPF un 22% con la subida del salario mínimo interprofesional (SMI). Concretamente, el paro disminuyó en 123.600 personas en el segundo trimestre del presente año, lo que supone un 3,7% menos que en el trimestre anterior, hasta situarse el total de desempleados en 3.230.600 personas, siendo este descenso inferior a los registrados en todos los segundos trimestres de los últimos seis años, dejando la tasa de paro en el 14,02%.
En este sentido, la creación de empleo registrada en el segundo trimestre se concentró en el sector privado, el cual generó hasta 352.900 empleos (2,1% más), ya que el sector público por su parte destruyó 19.100 puestos de trabajo, un 0,6% menos respecto al trimestre anterior.
Por el lado de la afiliación a la Seguridad Social, entre abril y junio de este año se crearon 333.800 empleos, un 1,7% más que en el trimestre anterior, siendo este aumento de puestos de trabajo inferior a los que se lograron en los segundos trimestres de 2017 y 2018, cuando la ocupación se incrementó en 375.000 y 469.900 personas, respectivamente.
Menor capacidad de avance
En este sentido, el estudio de Freemarket señala sobre la evolución de la coyuntura, que desde el inicio de la crisis se ha logrado recortar de manera significativa el umbral de crecimiento económico a partir del cual se empieza a generar empleo y a revertir la tasa de paro.
Sin embargo, en los datos finales de la última EPA de 2018 y la del primer trimestre del presente ejercicio se observa como el aumento del empleo se situaba por encima del crecimiento del PIB. Y como explican los autores del informe, la respuesta a este comportamiento está en la productividad. Así, los incrementos porcentuales del número de ocupados producen aumentos graduales del PIB cada vez menores, es decir, que la productividad del factor trabajo presenta una tendencia marcada a la baja.
En este sentido, la baja productividad se muestra como una de las deficiencias crónicas de la economía española, siendo el factor determinante para el potencial de crecimiento de la economía en el largo plazo y del aumento del nivel de vida de los ciudadanos.
Es, además, uno de los elementos que está encima de la Mesa de Diálogo Social entre la patronal y los sindicatos que en la que están encuentran valorando eventuales cambios en la legislación laboral, y donde el incremento de la competitividad por la vía del aumento de la productividad del factor trabajo, abandonado la tendencia de devaluación salarial que habían permitido la ganancia en años de crisis.
Rigidez de los salarios
De hecho, como recuerda el informe de Freemarket, la aprobación de la reforma laboral de 2012 trajo como consecuencia principal la ruptura de los salarios que había caracterizado al mercado de trabajo español desde 1977. "Ello hizo posible crear puestos de trabajo con tasas de crecimiento inferiores a las históricas y reducir el paro", señala el documento reconociendo que este es el resultado de las ganancias de competitividad derivadas de la devaluación salarial que incidió de manera positiva en el descenso de los costes laborales unitarios y, en paralelo, el ajuste de las rentas salariales facilitó la recuperación de empleo.
Pero según explican desde la consultora autora del informe, a pesar de ello, España es todavía uno de los estados de la OCDE con mayores rigideces en su mercado laboral lo que implica dos cosas: "primera, hay que proseguir y profundizar en la flexibilización de las instituciones laborales; segunda, cualquier retroceso en esa dirección tendría severas consecuencias sobre una economía con un paro muy abultado" indican en relación a posibles cambios en la legislación.
Sin embargo, la reforma no se vio acompañada por reformas complementarias en otras áreas. "En concreto no se avanzó en la liberalización de los mercados de bienes y servicios no sólo para aumentar la competencia y fomentar la productividad, sino también para mejorar el funcionamiento del mercado laboral y la capacidad adquisitiva de los trabajadores acompasando la moderación de los salarios con el incremento de la renta disponible que hubiese generado mercados de productos y de servicios con mayor competencia", apunta el texto.
Dualidad en el mercado
En este sentido, la disminución de los costes de resolución de la relación laboral tendía a reducir la dualidad laboral y estimular la demanda de empleo indefinido. Sin embargo, esos costes tanto en los despidos procedentes como en los improcedentes se sitúan aún entre los más altos de la OCDE. En los primeros se establece una compensación de 20 días por año trabajado hasta un máximo de 12 meses; en el segundo 33 días por año trabajado hasta un máximo de 24 meses. "Esta es una de las causas determinantes de la baja tasa de conversión de temporales en fijos y además no afecta a los contratos indefinidos vigentes con anterioridad a la reforma. La consecuencia es la permanencia de una elevada temporalidad", afirma.
Freemarket también critica que no se haya reformado el sistema de protección al desempleo que es uno de los más generosos y de los más prolongados -dos años de duración- de los países de la UE.