Distribución
La matriz de Dia entra en números rojos y declara pérdidas de 2.700 millones
- LetterOne registra deterioros en el valor de las participaciones
- El holding se ha visto afectado por la caída del valor de la cadena española
- Fridman ha sufrido también el impacto del tipo de cambio
Javier Romera, Laura de la Quintana
En plena ofensiva sobre Dia para hacerse con el control de la compañía, LetterOne Investments Holding, el conglomerado de Mikjail Fridman que se ha hecho ya con el 70% del capital de la empresa, entró el pasado año en números rojos. De acuerdo con su último informe anual, el holding registró unas pérdidas al cierre del ejercicio, el pasado 31 de diciembre de 2018, de 3.028 millones de dólares (unos 2.700 millones de euros), frente a un beneficio el año anterior de 2.433 millones de dólares (2.170 millones de euros).
Las fuertes pérdidas obedecen, fundamentalmente, a un deterioro en el valor de las principales inversiones de la compañía, que en solo tres años ha reducido en un 23% el valor de sus activos, hasta 15.038 millones de dólares (13.416 millones de euros). La compañía explica, de hecho, que una de las razones es la caída del valor de Dia y de otras sociedades participadas, además también del impacto del cambio de divisas, sobre todo por Turquía.
LetterOne Investments Holdings es uno de los dos grupos societarios domiciliados en Luxemburgo a través del cual Fridman y sus socios gestionan sus inversiones.
El grupo integra, por ejemplo, las divisiones de salud, telecomunicaciones y distribución del grupo. Ésta última se integra dentro de la sociedad L1 Retail, que además de las acciones en Dia, suma también el cien por cien del capital de la cadena británica Holland & Barrett, fundada en 1870 y líder en la venta de productos de salud y bienestar en Europa con un total de 1.076 tiendas repartidas en cinco países.
A través de otras dos sociedades, L1 VIP Holding y ATTL Holdings, ambas domiciliadas también en Luxemburgo, LetterOne controla también el 45% de Veon, una firma de telecomunicaciones con sede en Ámsterdam (Holanda), y una participación del 13,22% en Turkcell, la operadora líder en Turquía. Veon, la antigua VimpelCom, ha estado bajo sospecha en los últimos años, sobre todo después de que Suiza detectara un posible delito de blanqueo procedente del pago de sobornos.
Sobornos
El proceso se inició después de que la hija del expresidente de Uzbekistán, Gulnara Karimova, exembajadora en España, hiciera una retirada masiva de fondos del banco suizo Lombard Odier tras haber cobrado comisiones supuestamente ilegales por un importe de 183 millones de dólares (algo más de 160 millones de euros). Son pagos que se habrían realizado entre 2006 y 2012 a cambio de licencias y frecuencias de telefonía móvil y que se saldaron con una multa por parte de EEUU y Holanda a VimpelCom de 800 millones de dólares (700 millones de euros).
La Fiscalía española, que había abierto una investigación a Fridman a raíz de su entrada en la firma de servicios digitales Zed, colaboró en aquel momento con las autoridades de Estados Unidos, Holanda, Suiza y Noruega sobre el supuesto pago de sobornos por parte de VimpelCom. El caso afectó también a ING, que a finales del año pasado alcanzó un acuerdo con el Gobierno holandés para pagar una multa de 675 millones de euros, debido a "la gravedad, alcance y duración de las deficiencias detectadas", además de otros 100 millones por el menor gasto implementado en personal y procesos.
Se trata, además, de una de las sociedades que, según la Fiscalía Anticorrupción, está involucrada en la quiebra de la empresa tecnológica española, fundada por Javier Pérez Dolset. De acuerco con el estricto remitido al juez por el fiscal José Gruinda, Vimpelcom, aprovechó la situación de "descontrol e irregularidad" en la que se encontraba ya el Grupo Zed para "reducir o eliminar" los contratos suscritos con el grupo chipriota Temafon, del que la tecnológica de Pérez-Dolset había adquirido el 50,10% de su capital en 2009, "sin que conste que se hubiera producido un incumplimiento del objetivo, ni siquiera una prestación defectuosa de las obligaciones pactadas". Ante la pérdida de esos contratos, Zed no pudo antender sus compromisos financieros, por lo que acabó presentando el concurso de acreedores.
Otro holding, en beneficios
Fridman lidera también otro grupo, también domiciliado en Luxemburgo, LetterOne Holdings, que suma 7.990 millones de dólares en activos (7.130 millones de euros) y que engloba la división energética a través de L1 Energy, domiciliada en Reino Unido. Al contrario de lo que ocurre en el otro caso, la situación financiera de este conglomerado está, sin embargo, más saneada. LetterOne Holdings registró en 2018 un beneficio de 609 millones de dólares (540 millones de euros), un 22% más que en 2017.
En los informes remitidos a Anticorrupción, la policía española concluye que Fridman, habría cometido una práctica delictiva conocida en el entorno criminal ruso como reiderstvo, es decir, un "asalto, ataque o absorción ilegal de empresas", a las que previamente habría conseguido hundir o incluso llevar a la quiebra. Según se dice, "la finalidad última de este método criminal no sería únicamente apoderarse de forma ilícita de una parte de las ganancias de la compañía objetivo, si no que pretende el control sobre la totalidad de esa compañía".