Cripto

Las licencias de criptomonedas que ha dado Malta levantan sospechas: ¿Es más fácil entrar al mercado por esta isla?

Vistas de La Valeta, Malta. Foto: iStock.

Carlota G. Velloso

Las empresas de criptomonedas se enfrentan a su propia selectividad, al examen más importante que les pide Europa. En estos meses, tienen que solicitar la autorización correspondiente para operar en el mercado comunitario y su obtención es clave para su futuro. En este contexto, en el que las compañías están aplicando para conseguir ese permiso y los reguladores están repartiendo los aprobados y suspensos, ha surgido la polémica. Y en el centro de la misma está Malta.

Ha pasado lo mismo que con la selectividad. Cada año se cuestiona si los exámenes son más fáciles en una comunidad autónoma u otra, aunque todos los estudiantes compitan luego por las mismas universidades. En este caso, las sospechas recaen en Malta y en si es más sencillo y rápido lograr el aprobado en esa isla que en otros países, para después acceder al mismo mercado.

Las dudas surgieron después de que el regulador europeo, la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA), cuestionara un permiso concedido en esa jurisdicción. La ESMA publicó un informe en el que apuntaba que se hubiera dado la licencia MiCA, la que necesitan las compañías cripto, de forma prematura. "No entendemos por qué la MFSA [el regulador de Malta] no se ha apoyado en el proceso de autorización para asegurar que la entidad resolvería deficiencias clave antes de dar el permiso", decía el organismo.

En este caso, el regulador solo ha supervisado el proceso de autorización de la licencia y no la licencia en sí. Por eso, no se toman medidas al respecto, sanciones o multas. Sin embargo, se entiende como un aviso claro a navegantes. Las autoridades europeas están vigilando y avisando de que esto no es una fiesta con barra libre.

Hay voces en el sector que afirman que Malta es la puerta de entrada a Europa más fácil. Hablan de "arbitraje regulatorio". Es decir, las empresas de criptomonedas aprovechan la disparidad en los niveles de exigencia de los países y optan por los que tienen el listón más bajo. Esto se debe a que la licencia MiCA es también un pasaporte para viajar por toda Europa. Una vez el regulador nacional otorga el permiso, la empresa estará automáticamente autorizada en toda la UE.

Sin embargo, mientras no se tenga MiCA, no se puede salir del país en el que se tiene la sede europea. Por ejemplo, una empresa cripto radicada en España solo puede captar usuarios en dicha jurisdicción y no puede publicitarse ni en Portugal, ni en Francia, ni en ningún otro país. Las firmas que operan en Europa pueden dar de alta a los usuarios que estén en otros territorios y así lo soliciten proactivamente, pero siempre que sean los clientes los que pidan ese servicio y no las firmas las que capten al usuario.

Por eso, obtener el permiso antes que otros competidores también equivale a salir de meta unos minutos adelantado que los demás corredores. Las compañías que ya tienen la autorización pueden empezar a vender por todo Europa y posicionarse a lo largo del continente.

Es cierto que los tiempos también dependen de cada regulador nacional. En España, es la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la que otorga los permisos y establece los plazos. Ha concedido 12 meses a las empresas de criptomonedas que quieran obtener la licencia MiCA. Otros países dan seis meses o 18 meses, lo que influye en la duración del proceso. En todo caso, el plazo límite para todos se sitúa en junio de 2026 y, en nuestro país, en diciembre de 2025.

Malta, el estado miembro más pequeño del bloque, es el tercer país de la Unión Europea que más licencias ha dado. En total, cinco. El mismo número que Francia, aunque una cifra inferior a Holanda o Alemania, según el registro de la ESMA, que se actualiza recurrentemente a medida que llegan los aprobados. En España no se ha concedido ninguna licencia MiCA. Solo BBVA la tiene, ya que es una entidad que solo debe notificar a la CNMV que entra en cripto, sin pasar por el proceso de tramitación.

Hace unos cuantos años, Malta vio la oportunidad de atraer a las empresas cripto y de blockchain para reforzar su economía, más basada en el turismo y los servicios. De hecho, se posicionó como La Meca de la industria e impulsó leyes específicas en 2018, mucho antes que Europa. Así, podía atraer empresas, talento y dinero.

Sin embargo, la semana pasada surgieron las dudas con esta pequeña isla en el Mediterráneo porque, de las cinco licencias concedidas, había un nombre que levantó sospechas. Para obtener la autorización, se pide que las empresas no tengan sanciones en su historial o multas, algo que OKX no cumplía. Eso no le ha impedido estar entre los primeros exchanges en conseguir el pasaporte. "Sabíamos que iba a pasar", lamentan fuentes de la industria.

El informe de la ESMA ha sembrado las dudas con Malta, sobre si la isla está dispuesta a aligerar los trámites porque quiere facilitar el proceso a las empresas que tienen allí su sede y atraer a otras que puedan entender que es una puerta de entrada más fácil a todo Europa.