Banca y finanzas
Margarita Delgado, primera mujer que lidera el Banco de España... como 'interina'
- La subgobernadora asumirá las funciones del gobernador, sin posibilidad de votar en el BCE
Eva Contreras
El Banco de España encara una insólita situación. La salida del gobernador Pablo Hernández de Cos, al vencer su mandato de forma improrrogable y sin que el Gobierno haya resuelto su relevo, obliga desde ayer a que la subgobernadora Margarita Delgado asuma sus funciones de forma interina.
La Ley de Autonomía del Banco de España soluciona el vacío en la institución, al prever que supla al gobernador "en los casos de vacante, ausencia o enfermedad" en el "ejercicio de sus atribuciones de dirección superior y representación del Banco", aunque jamás se había enfrentado a un supuesto así por retraso en el nombramiento del sucesor. Distinto es en el Banco Central Europeo (BCE), donde Delgado no podrá votar en materias claves como la política monetaria.
Limitaciones en el BCE
El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, lamentó ayer la "desafortunada" situación y desveló que el organismo está en conversaciones al respecto con el BCE. Si nada cambia, la subgobernadora podrá acudir a Fráncfort a la próxima reunión del Consejo de Gobierno del BCE del 18 de julio sin votar. Y en la siguiente cita, el 12 de septiembre, ya no estaría al frente del Banco porque justo expira en esas fechas su mandato, igualmente improrrogable, salvo que fuese promovida como gobernadora.
La normativa impide repetir mandato tanto al gobernador como al subgobernador, aunque sí podría ejercer durante los próximos seis años al frente del organismo si fuese designada gobernadora. Es algo con lo que se especuló cuando perdió la carrera por presidir el brazo supervisor del BCE (MUS) frente a la alemana Claudia Buch, aunque era la favorita para tomar el testigo al italiano Andrea Enria.
Se dijo que era el ascenso lógico y una promoción que el Gobierno podría barajar casi en compensación porque le fallaron los respaldos políticos, al cruzarse el interés por amarrar la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para Nadia Calviño. Aún figura su nombre entre los potenciales candidatos en quinielas de mercado, aunque con un peso diluido entre los favoritos.
Delgado fue elegida en su día como el tándem perfecto con Hernández de Cos, en acuerdo con el gobernador y la entonces vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía, Calviño. Cuenta con una de las carreras más sólidas de los directivos en las cúpulas de los bancos centrales y que, según fuentes financieras, se ha labrado con mucho esfuerzo y dedicación.
La subgobernadora (Madrid, 1963) es una corredora de fondo. Se licenció en Económicas y Empresariales y desembarcó apenas dos años después en el Banco de España al sacarse la plaza en concurso público. Era 1988 y entró de lleno en el mundo de la supervisión. En 1991 aprobó la oposición a inspectora de entidades de crédito, encadenando sucesivas responsabilidades hasta liderar en 2013 la llamada dirección de Inspección I, que se ocupaba de las antiguas cajas de ahorros y entidades de tamaño medio.
Corredora de fondo
Siempre ha estado involucrada en la vigilancia del sistema financiero y en la construcción de la Unión Bancaria. En 2012, contribuyó junto al también director de supervisión Ramón Quintana al test de estrés que realizó el escrutinio de los balances de la banca cuando su solvencia era cuestionada por los mercados, colaborando en la resolución de crisis con la EBA, la Comisión Europea y el FMI.
En 2014 se traslada a Fráncfort cuando se crea el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) en el BCE, trasladando al organismo europeo la supervisión de las entidades significativas del euro. También ahí entró a través de un proceso competitivo y ejercerá de directora general hasta que en 2018 vuelve a España como "número dos" del Banco de España.
En las intervenciones públicas Hernández de Cos ponía especialmente el acento en cuestiones macroeconómicas, subrayando los desequilibrios de la economía y cómo enfrentarlos; mientras que Delgado ha sido insistente en la necesidad de la banca de abordar los riesgos emergentes: tecnológicos y asociados al reto climático, y mejorar sus esquemas de gobernanza.