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Este objeto del Imperio Romano mantiene en vilo a los arqueólogos desde hace 300 años: qué se sabe sobre el misterio de los dodecaedros
- En 1739 se encontró el primer ejemplar, y desde entonces nadie ha sabido confirmar su función
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Daniel Ceped
Habitualmente se comete el error de pensar que el ser humano conoce todo sobre su pasado, cuando la realidad es que los historiadores están continuamente echando la vista atrás para estudiar nuevas posibilidades. Y es que la historia, además de reescribirse constantemente a partir de los nuevos descubrimientos, tiene todavía muchos misterios por resolver.
Una de las incógnitas que más se ha investigado sin éxito es la utilidad de los dodecaedros romanos. Estos objetos son cuerpos geométricos formados por 12 caras planas que a su vez forman un pentágono, suelen ser de bronce o de piedra, y desde hace siglos es todo un enigma para científicos, arqueólogos e historiadores.
En profundidad
Tal y como cuenta Live Science, el primer dodecaedro romano se encontró en el centro de Inglaterra en el año 1739. Desde entonces, los expertos han encontrado decenas de ejemplares en las provincias noroccidentales del Imperio Romano. Todos ellos se han analizado, y según los resultados datan de finales del siglo II a finales del IV, pero su utilidad nunca ha sido descifrada.
De hecho, existen más de 50 teorías sobre su función y ninguna se ha podido confirmar al 100%. Michael Guggenberger, uno de los mayores expertos en la materia, explica que casi todo lo que se sabe tiene que ver más con su forma que con su función: las 12 caras, que son huecas, se unen en 20 vértices, suelen medir entre 4 y 10 centímetros, no tienen escrituras y normalmente pesan menos de 500 gramos.
Para aumentar el misterio, hay que recalcar que se han encontrado ejemplares en países como Francia, Alemania, Suiza, Hungría o Austria, pero nunca en Italia, que es la cuna del Imperio Romano. Además, se han descubierto en tumbas, pero también en montones de basura o en tesoros. Igual de remotas son las teorías de su uso, ya que los historiadores se han planteado posibilidades como que se usase de arma, de adorno, de juguete o de instrumentos de medición.
La teoría más aceptada
Hay que tener en cuenta que en las civilizaciones antiguas el simbolismo relacionado con los dioses y la espiritualidad era muy importante. En ese contexto, las figuras geométricas jugaban un papel fundamental. Por eso, la teoría más aceptada sobre la utilidad de los dodecaedros romanos es, según Guggenberger, que eran un objeto simbólico que estaba relacionado con los antiguos pensadores griegos.
Y es que para el experto, lo más lógico es que "el dodecaedro servía como símbolo omniabarcante que representaba el universo". Es decir, al igual que el tetraedro simbolizaba el fuego y el octaedro el aire, el dodecaedro podría abarcarlo todo y conectar a los humanos con el cielo y el universo con "una función comparable a la de un amuleto".
Eso sí, hay que decir que, por otro lado, se descubrió en 1966 en Alemania un ejemplar que podría ser clave para determinar su función, ya que además de encontrar el dodecaedro se halló una vara ósea. Por eso, los historiadores consideraron la posibilidad de que se utilizase como una especie de bastión que actuaba como cetro.