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Los fondos de Oriente Medio suben su pulso por las empresas españolas
- El interés de Taqa, de ADQ, se suma al manifestado por PIF en Telefónica
- Así es Taqa, la compañía que quiere desembarcar en Naturgy
- El Gobierno cuestiona la operación de la emiratí Taqa sobre Naturgy
elEconomista.es
Madrid,
Las empresas españolas siguen acaparando el interés de los inversores de Oriente Medio. La potencial oferta de Taqa, empresa controlada por Abu Dhabi a través de ADQ, por Naturgy en sustitución de la participación de CVC y GIP es la última prueba de cómo las firmas del país han despertado el apetito inversor del capital extranjero. Se trata de un nuevo capítulo que se suma al protagonizado el pasado año por el fondo soberano de Arabia Saudí, PIF, en Telefónica a través de STC, o al que vivieron otras grandes energéticas españolas como Iberdrola y Cepsa, con la entrada de QIA (Qatar) y Abu Dhabi (Mubadala) en su capital, respectivamente.
Analizando únicamente la exposición de los fondos árabes sobre grandes cotizadas, la compra del 100% de Naturgy, teniendo cuenta de que la oferta pública de adquisición (opa) fuese lanzada y suscrita al máximo, llevaría a Taqa a tener la principal participación (22.000 millones a precios de mercado actuales) con control sobre una empresa estratégica.
No obstante, el plan inicial de Taqa, que está controlada indirectamente por el Gobierno de Abu Dhabi a través de la empresa estatal para inversiones estratégicas ADQ, es hacerse con la participación de la eléctrica que actualmente está en manos de CVC y GIP (algo más del 40%). El poder ejecutivo del país está en manos del sultán Ahmed Al Jaber.
En cualquier caso, el interés de Taqa en Naturgy prueban el apetito inversor de los fondos soberanos árabes y cómo han ganado peso en las grandes empresas españolas con el paso de los años. La última prueba la dio antes STC Group, con la intención de compra del 9,9% de Telefónica –actualmente solo ha podido alcanzar el 5%–, en una operación valorada en aproximadamente 2.000 millones de euros.
Fondos y jeques árabes han tomado posiciones en sectores y empresas estratégicas en los últimos años. Catar, a través de su brazo inversor QIA (Qatar Investments Authority), el mismo que controla el club de fútbol PSG, tiene en Iberdrola el 8,57% y Abu Dhabi ha hecho lo propio en Cellnex, donde tiene un 2,81% con el fondo soberano ADIA (Abu Dhabi Investment Authority).
Este fondo soberano, que es socio de Abertis en Chile, ha apostado también por el sector hotelero, con un acuerdo con Meliá para comprar por 600 millones una cartera de 17 hoteles que estaban siendo explotados por la cadena hotelera mallorquina. IAG, propietario de la española Iberia, además de la británica British Airways, también tiene a QIA entre sus accionistas.
El interés por las energéticas es una tónica que sobresale. La emiratí Mubadala, otro de los fondos soberanos árabes más activos en España tanto en términos de volumen como de operaciones, entró en 2009 en la petrolera Cepsa, tomando una posición de control que posteriormente cedió parcialmente a Carlyle. En el momento de su entrada, la valoración de la empresa española se cifró en unos 10.686 millones de euros (12.000 millones de dólares).
Mubdala también participa de Enagás, donde irrumpió en 2020 con una posición minoritaria (3% del capital). El fondo tiene también inversiones en otros sectores como residencias para la tercera edad y estudiantes. Participó, por ejemplo, en la ampliación de capital de DomusVi, el mayor grupo del sector geriátrico y ha sellado una alianza con el estadounidense King Street Capital Management.
Los fondos soberanos también han tomado posiciones fuera de las compañías cotizadas. Catar, a través de su vehículo Primefin, es desde hace años de El Corte Inglés, si bien ha ido reduciendo su exposición a casi la mitad. Lo mismo ha hecho en Prisa, donde la participación la mantiene el jeque Khalid Adbullah Al-Thani, que todavía mantiene un 4,98% (entró con el 10% en 2015).
Otras apuestas
El interés de estos inversores se ha trasladado a otros sectores menos estratégicos, aunque no por ello menos atractivos para la inversión. Un caso claro ha sido el deporte, donde en España recientemente se ha vivido la llegada de Qatar, con Qatar Sports Investments (QSI), para hacerse con el World Padel Tour (WPT), en una operación de tal calado que ha llevado a que las autoridades de competencia impongan condiciones.