
El emblemático hotel Plaza de Nueva York está inmerso en un acelerado proceso de venta. Su actual propietario, el conglomerado indio Sahara Group, está ansioso por deshacerse del inmueble a un precio que se ha estimado en unos 500 millones de dólares. Una cifra nada desdeñable pero que quizá se quede lejos del valor histórico que tiene este icónico hotel de Manhattan. Un antiguo mayordomo de este hotel ha compartido con Bloomberg algunas de las surrealistas escenas que se puede presenciar un profesional del Plaza.
Lo más raro que han visto los mayordomos
Durante mi corta permanencia, escuché conversaciones entre el equipo de mayordomos sobre las rarezas de su trabajo, desde atender a un huésped que solicitaba Viagra hasta consolar a una mujer que lloraba por unos arándanos que se le habían caído por la ventana. En este último caso, el mayordomo le ofreció unos nuevos pero la mujer quería los que se le habían caído.
Problemas con el equipaje
Las solicitudes de hacer y deshacer maletas son de las más comunes, sin embargo pueden convertirse en tareas de un día entero. Lo cierto, un número sorprendente de huéspedes internacionales piden suites contiguas: una para dormir y otra para su equipaje.
Cuándo el huésped se baña
Otra petición común para el equipo de mayordomos es preparar la bañera con una mezcla de sales y aceites esenciales y de rosas, especialmente durante los meses más fríos del año. Pero los deberes del mayordomo no se terminan necesariamente una vez que la bañera está llena. Bal, especialista en baños del Plaza, dijo que el 95% de las veces se le pide que permanezca a mano para alcanzarle al huésped cualquier cosa que pueda desear. La mayoría de ellos, dijo, quieren más agua caliente o aceite perfumado, y están felices de mantener al mayordomo cerca mientras se relajan desnudos.
Los clientes VIP son predecibles
Los mayordomos se sirven de las costumbres de clientes pasados para clasificar a la gente. Así, envían jarras eléctricas a las habitaciones de los huéspedes asiáticos porque a menudo traen fideos de casa para cocinar en su suite. Mantienen bien equipado minibar cuando se trata de estadounidenses de treinta o cuarenta y pico de años. Para los VIP de Oriente Medio tienen preparado unas 'delicias árabes': una bandeja de dátiles, frutos secos y nueces; tienden a preferir estos a los chocolates, pasteles u otros postres dulces. Y los mayordomos saben que los hombres de negocios occidentales tienen camisas o trajes para lavar y planchar.
Los clientes más…
A pesar de la regularidad de estos comportamientos, los clientes pueden confundir a los mayordomos más experimentados. En una ocasión, una mujer llamó un miembro del equipo llorando histéricamente "como si su marido hubiera muerto y ella acabara de descubrir el cuerpo". Sin embargo, cuando el criado finalmente calmó a la huésped se enteró de la verdadera razón de las lágrimas: no había más Kleenex en su suite, y su hija pequeña se había visto obligada a sonarse la nariz con papel higiénico.