Las claves de la crisis inmobiliaria de Portugal: se necesitan 90.000 viviendas nuevas al año
- Lisboa y Oporto son los mercados de alquiler más tensionados del país
- La falta estructural de vivienda es el principal problema del país
Lorena Torío
Portugal se ha convertido en los últimos años en uno de los mercados más tensionados de la Vieja Europa en materia de vivienda. La escasez estructural de oferta y la abultada demanda, impulsada en parte por la inversión extranjera y el turismo, han hecho que el precio de las casas entre en otro nivel. En los últimos tres años, el valor de los inmuebles de compraventa se ha encarecido un 25% y los alquileres un 23%, según recoge JLL en el informe Living Destination. La escalada de precios complica el acceso a la vivienda de las familias de Portugal, donde el salario mínimo es de 760 euros mensuales. La falta de producto es el principal problema del país luso. En la actualidad, cuenta con cerca de 6 millones de casas y se necesitarían construir 90.000 al año para solucionar el problema habitacional que padece al país.
Son estimaciones de Alquiler Seguro Portugal basadas en la recomendación de ONU-Habitat, que aconseja construir entre 8 y 10 viviendas al año por cada 1.000 habitantes. La cifra se ampliaría a 450.000 unidades en un plazo de cinco años, con lo que "a medio plazo se alcanzaría una estabilidad en el mercado y la tan esperada respuesta al problema de la vivienda", explica Francisco Reganha, director general Aluga Seguro. Sin embargo, la realidad no es esa. El ritmo de construcción de obra nueva se ha ralentizado considerablemente en los últimos años.
Según cifras presentadas por la compañía, en los últimos diez años se ha construido cinco veces menos que en la década anterior. En concreto, entre 2000 y 2010 se levantaron 520.000 viviendas, mientras que en el periodo 2011- 2021 la cifra se redujo a 130.000 unidades. "El poder político no asume su responsabilidad ni su obligación de dar esa respuesta a la sociedad. Hay falta de transparencia a la hora de definir nuevas políticas y coraje para discutirlas con los principales interesado que son los inversores y propietarios", critica el directivo.
Alquiler forzoso
El Gobierno portugués aprobó a principios de octubre la ley de vivienda, conocida como Mais Habitação, que -al igual que la regulación española- incluye medidas para controlar y actualizar las rentas de los alquileres, incentivos fiscales y varias iniciativas para incrementar la vivienda asequible. Ese último punto cobra especial relevancia, dicen desde Aluga Seguro, "si tenemos en cuenta que estimular la oferta es la única salida viable a largo plazo a la crisis del alquiler".
En concreto, la norma portuguesa ofrece dos tipos de ayudas para la promoción de viviendas de alquiler asequible: por un lado, una línea de financiación y, por otro, la cesión de terrenos y edificios públicos mediante la cesión del derecho de superficie, por un plazo de 90 años.
Además, la ley lusa da un paso más que la española y obliga a los propietarios a alquilar sus viviendas vacías. Esta última medida, una de las más controvertidas y criticadas, afecta a aquellas viviendas que lleven desocupadas más de dos años. El Estado, en último término, actuará como mediador entre inquilino y propietario, cobrando la renta al primero y pagándola al segundo. "La regulación ha contado con el rechazo de todo el sector por su carácter intervencionista y por actuar de espaldas al mercado", denuncia Reganha. Los mercados de Lisboa, Oporto y las ciudades situadas en la zona del litoral son los más tensiodados del país.