Vivienda - Inmobiliario

El oligarca Alekpérov, cuarta fortuna de Rusia, se queda sin socios en Barcelona

  • Squircle Capital rompe con el expresidente de Lukoil por sus vinculaciones con Putin
  • Liquida un fondo de 350 millones con los pisos más lujosos de la capital catalana
Vagit Alekp?rov, expresidente de Lukoil. Reuters

Carles Huguet
Barcelona,

Los fondos huyen ahora de la sombra del dinero ruso. Vagit Alekpérov, cuarta fortuna del país, ha visto como casi una década después se ha roto su alianza con el español Squircle Capital. El oligarca, uno de los más cercanos a Vladimir Putin, fue uno de los impulsores del primer vehículo de la entidad, pero el reguero de sanciones impuestas por Occidente provocó que la gestora haya liquidado el paquete de activos que poseía entre Barcelona y Bulgaria y los haya entregado al magnate a costa de asumir el golpe económico.

El accionista y expresidente de Lukoil estaba entre los 30 oligarcas que Putin citó en el Kremlin a finales de febrero para anunciarles la invasión de Ucrania. Con una fortuna estimada de 15.000 millones de euros, las consecuencias de la guerra afectaron pocos días después al exviceministro de petróleo soviético, cuando Reino Unido y Australia le sancionaron por su vinculación con el régimen.

Aunque la Unión Europea no le multó, su negocio en el continente se vio afectado de lleno. Y es que nadie quiere verse manchado por sus relaciones con un oligarca. Los rublos de Alekpérov había servido para impulsar el primer vehículo de la gestora catalana Squircle Capital: un fondo de 350 millones con el que adquirió el edificio de pisos más lujoso de Barcelona, en la plaza Francesc Macià -se comercializa a más de ocho millones de euros la vivienda-, y un complejo comercial y de oficinas en Sofia, la capital de Bulgaria.

Ocho años después de levantar el fondo, Squircle ha decidido liquidarlo y entregar los activos a Morcell Limited, el family office del magnate. Según consta en el registro mercantil de Luxemburgo, José Caireta -el gestor de la compañía- y Alekpérov optaron acabar con la sociedad SQC Opportunity SCA Sicav-Raif, que poseía los inmuebles.

A pesar del impacto por el movimiento, la gestora española tuvo como consolación un cobro de 2 millones de euros por los servicios de gestión prestados. Hoy Caireta ya no gestiona los activos del oligarca, que lleva su negocio con la intermediación de Pavel Novoselov y Pavel Sukhoruchkin. De hecho, ya abandonó la sociedad Francesc Macià 10 SL, la filial propietaria del edificio barcelonés.

Squircle tiene un segundo fondo de 1.100 millones totalmente invertido y trabaja en un tercer vehículo de 2.000 millones

Las fuentes consultadas por elEconomista.es explican que la ruptura se hizo para proteger al resto de inversores de los fondos de Squircle, que ya empezó a verse afectada por los problemas reputacionales de estar vinculada con el dirigente ruso. Scranton Enterprises, el family office de una rama de familia Grífols, le adquirió el local comercial situado bajo el bloque.

El fondo pudo trocear su cartera y entregar los inmuebles al oligarca sin muchas complicaciones. La gestora se quedó eso sí sin alrededor del 15% del portfolio. Le queda una cartera de 1.100 millones en la que está el astillero de superyates de Barcelona y activos en Francia, Reino Unido y Suiza. Además, se trabaja en un tercer paquete de fondos, que alcanzará los 2.000 millones.

Sin embargo, la relación entre Alekpérov y Caireta iba más allá de Squircle. El dirigente representa al oligarca en el consejo de administración de Marina Port Vell, el puerto barcelonés para grandes yates. El magnate ostenta el 25% del capital –el control está en manos del fondo soberano de Qatar- y el español es su hombre en la instalación.

Imagen de las viviendas de lujo de Alekpérov, en Francesc Macià 10. EE

En los acuerdos de la sociedad luxemburguesa se asegura que la ruptura también afectará al embarcadero, pero hoy Caireta todavía figura en sus registros.

La cuarta fortuna rusa según Forbes se queda así sin aliados en Barcelona. De nada le sirvió dimitir de su puesto en Lukoil, una empresa que pidió a Putin detener la guerra de Ucrania solamente una semana después de haberla declarado. "Urgimos a un rápido cese del conflicto armado y apoyamos plenamente su resolución mediante un proceso de negociación, a través de la vía diplomática", decía el 3 de marzo, apenas una semana después del inicio de la invasión.

El caso de Pamplona Capital

Squircle ha logrado lo que no ha podido hacer la británica Pamplona Capital, con más de 9.000 millones de activos. El fondo londinense tiene entre sus principales inversores a Mikhail Fridman, propietario de los supermercados Dia. Cuando el magnate fue sancionado por Occidente, nombres como Goldman Sachs y Kirkland & Ellis suspendieron relaciones.

El grupo inglés decidió entonces seguir el mismo camino que la firma española y liquidar las inversiones de Fridman a pesar de que representaban aproximadamente un tercio de los activos en gestión. Optó por romper lazos aunque tanto el oligarca nacido en Ucrania como su socio Petr Aven abandonaron Letterone, el vehículo que canalizaba el flujo del negocio.

No obstante, hasta el momento no lo consiguió. Según Bloomberg, Pamploma Capital se puso en contacto en mayo con Jefferies y Apollo para captar fondos que sustituyan los rublos rusos.