Transportes y Turismo

Los fabricantes de coches no llegan al CAFE: la patronal advierte de multas multimillonarias en 2025

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Julio De Manuel Écija

La Unión Europea encara el nuevo año con dos grandes problemas: un parque automovilístico que no acaba de arrancar y unas restricciones en las emisiones de los coches nuevos que tiene al sector industrial en pie de guerra. El reglamento europeo antiemisiones, apodado CAFE por sus siglas en inglés, obliga a que todos los turismos nuevos vendidos a partir de enero de 2025 tengan una reducción del 15% de las emisiones comparadas con las de 2021. La patronal europea ha solicitado relajar las multas, ya que los mercados eléctrico e híbrido no acaban de arrancar. Los fabricantes prevén hasta 16.000 millones de euros en sanciones por no poder cumplir la normativa.

La normativa CAFE se aprobó en 2019 y prevé un plan de reducción paulatina de las emisiones de los vehículos nuevos comercializados en la Unión Europea:

  • Desde el 1 de enero de 2025 hasta el 31 de diciembre de 2029, una reducción de las emisiones de vehículos nuevos del 15% con respecto a 2021.
  • Entre 2030 y 2034, una reducción del 55% de las emisiones de los turismos nuevos y del 50% en caso de furgonetas.
  • A partir del 2035, una reducción del 100%, lo que en la práctica prohibirá la venta de vehículos nuevos de motor de combustión impulsados por diésel o gasolina.

La norma prevé un sistema de flexibilización para las fabricantes: si la venta de turismos cero emisiones o inferior a 50 gramos por kilómetro (en esencia, coches eléctricos e híbridos enchufables) supera el 25% de la cuota de la firma, el fabricante tendrá unas obligaciones más laxas. El objetivo del reglamento europeo es prohibir paulatinamente la venta de coches de combustión fósil e incentivar en paralelo la comercialización de eléctricos, híbridos o cuyas emisiones de gases sean nulas, como los de combustión de hidrógeno.

La patronal europea prevé sanciones por doquier

Ante el restrictivo plan de ventas que impone CAFE, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, por sus siglas en inglés) lleva tiempo advirtiendo de que la industria del automóvil probablemente no sea capaz de cumplir el reglamento. En este momento, las ventas de vehículos eléctricos en Europa están estancadas sobre el 13% de la cuota de mercado, según datos de ACEA citados por Europa Press. "Es una brecha demasiado grande como para cerrarla a tiempo", dice la patronal.

La ACEA estima que la industria podría afrontar multas de hasta 16.000 millones de euros, aunque confía en que en un escenario moderado se limiten a 5.100 millones. En cualquier caso, la sombra de multas europeas no podía llegar en peor momento con la amenaza del mercado eléctrico chino y los aranceles estadounidenses.

La patronal advierte de que es necesaria "una interacción fluida de factores que están dentro y fuera del control directo de los fabricantes". La industria automovilística europea se encuentra en recesión, con miles de despidos anunciados, con Alemania congelada desde que el gas ruso dejó de fluir y el conglomerado francoitaliano Stellantis sin salir de la primera marcha.

Las plazas europeas se han levantado en armas. Francia trató de armar un frente contra la Comisión Europea, lo que le acabó costando el puesto a Thierry Breton; Alemania ha mostrado sus dudas de continuar con la hoja de ruta de 2035 ante la crisis del continente, e Italia pidió en septiembre reconsiderar el reglamento europeo.

La Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, tiene la obligación de redactar un informe que evalúe la ejecución de la nueva norma y proponga posibles cambios del reglamento europeo ante el Parlamento Europeo, lo que podría abrir modificaciones a partir de 2026.