Transportes y Turismo

Hungría inyecta 300 millones al fondo con el que aspira a comprar Talgo

Viktor Orbán, Primer Ministro de Hungría | Marton Monus / dpa

Víctor de Elena

El Gobierno de Hungría, presidido por Viktor Orbán, ejecutó en diciembre y enero dos ampliaciones de capital en su fondo de inversiones exteriores Corvinus International Investment valoradas en unos 1.153 millones de euros. Estas operaciones, desveladas esta semana por el medio magiar 24.hu, estarían destinadas a financiar la participación estatal en la operación para adquirir Talgo a través del consorcio público-privado Ganz-Mavag Europe.

El estado húngaro forma parte de este holding con una participación minoritaria del 45%, donde el 55% restante pertenece a Magyar Vagon, propietario de ocho instalaciones ferroviarias en el país y promotor de la compra del fabricante español. Ganz-MaVag Europe anunció su opa sobre el 100% de Talgo el pasado 7 de marzo y formalizó la operación el 4 de abril, una vez presentada la documentación de la inversión extranjera ante la Junta de Inversiones Extranjeras, dependiente del Ministerio de Economía. Sigue a la espera de que el Gobierno autorice o deniegue su entrada en el fabricante de trenes, aunque Moncloa se ha inclinado por rechazarla y prepara una contraopa de la mano de CriteriaCaixa, gestora de inversiones de La Caixa.

Las aportaciones de la administración húngara a su fondo de inversiones extranjeras fueron de 848,8 millones de euros a cierre del año 2023, destinada a la adquisición de una participación mayoritaria en el aeropuerto de Budapest; y de 305 millones de euros a 31 de enero, sin que se haya desvelado el destino de esa cuantía. A preguntas del señalado medio, el Ministerio de Economía húngaro desmintió que este segundo importe se destinase a la compra del aeródromo, pero se negó a responder sobre el destino de los fondos, alegando que los datos "están relacionados con la preparación de decisiones".

La oferta lanzada sobre el fabricante de trenes español está valorada a 5 euros por acción, lo que eleva la maniobra a unos 619 millones de euros. Asumiendo el reparto accionarial del consorcio húngaro, Corvinus —que posee un 45%— deberá desembolsar unos 278,55 millones de euros, mientras que Magyar Vagon aportaría los restantes 340,45 millones. Según constará en el folleto, los avales presentados por Ganz-Mavag para adquirir Talgo han sido únicamente satisfechos por bancos húngaros, pese a que el fabricante cuenta con préstamos y líneas de crédito de entidades financieras españolas que, sin embargo, no apoyarán directamente al nuevo inversor.

La ansiada producción nacional de trenes en Hungría

La nueva era dorada del ferrocarril en Europa propulsada por la UE ha llamado la atención del gobierno de Viktor Orbán, quien desde hace años trata de reactivar su industria ferroviaria nacional sin éxito. La compañía ferroviaria nacional, MÁV-Start, similar a la antigua RENFE y que integra bajo su estructura todas las operaciones vinculadas con la administración, gestión, fabricación y mantenimiento de trenes, es de las pocas en el continente que a día de hoy continúa operando mayoritariamente con coches de pasajeros traccionados con locomotoras, pese a que la tendencia en el sector ha sido ir avanzando hacia los trenes autopropulsados y expandir las operaciones más allá de las fronteras de cada país.

La política del Gobierno húngaro durante principios del actual siglo pasó por renovar el parque móvil de los ferrocarriles húngaros mediante la canibalización de piezas de otros coches antiguos. Hasta que en 2010, el segundo ejecutivo de Orbán acordó reiniciar la producción de trenes en su país, para lo cual contó con ayudas europeas y una subvención a fondo perdido del Estado magiar. Así, una filial de MÁV-Start desarrolló sus propios autopropulsados, que fueron entregados entre 2013 y 2015.

A continuación, se acordó la construcción de 100 nuevos coches Intercity (IC+) para renovar los existentes, aunque la falta de mano de obra, las fluctuaciones en el tipo de cambio y el alto coste de esta fabricación propia lastraron la competitividad de estos vehículos, de los cuales finalmente sólo se entregaron 92. Su puesta a disposición del mercado sirvió para colocar un gran contrato para fabricar 700 coches para Egipto, que quedó en manos de un consorcio ruso-húngaro después de que la sociedad TMH, controlada por Moscú, se hiciera con la compañía que los fabricara.

Pese a que Hungría ha logrado sacar adelante estos pedidos, su operadora estatal sufre un importante déficit de flota que lastra su competitividad en el mercado y le impide competir a nivel europeo, algo que el ejecutivo de Orbán confía en lograr mediante la adquisición de Talgo. Para ello, el país magiar anunció en 2021 una nueva política industrial que incluye la venta progresiva de muchos de sus activos ferroviarios a Magyar Vagon. Compuesta por empresarios afines al gobierno, esta sociedad con aspiraciones a posicionarse en las vías férreas de toda Europa del Este —incluida Ucrania— cuenta con ocho fábricas que ha puesto a disposición del fabricante de trenes español para resolver sus problemas de capacidad.