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Qué significa, según la psicología, que una persona camine de un lado para otro mientras habla por teléfono

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elEconomista.es

Seguramente, conozcamos a esa persona que deambula por la habitación cada vez que está en una conversación telefónica. Ya sea por un asunto de trabajo o bien charlando con un amigo o conocido, es común que no sea capaz de mantenerse quieto o quieta.

Este peculiar hábito es mucho más común de lo que creemos, de hecho, la ciencia podría tener una explicación clara. Normalmente, cuando hablamos cara a cara con alguien, puedes observar múltiples expresiones faciales que otorgan una valiosa información, algo que no se produce de igual forma cuando hay una llamada telefónica.

Ausencia de un estímulo

Ante esta "falta" el cerebro necesita suplir esa falta, lo que te lleva a caminar de un lado para otro. Según explica el psicólogo Ken Fogel al portal Direct Message News, "hablar por teléfono carece de esa retroalimentación visual". Este "aburrimiento" que se produce por la ausencia de un estímulo común, el cuerpo encuentra una salida a través del movimiento. El punto positivo de esto es que, mientras das pasos, quemas también calorías, por insignificante que resulte, por lo que muy probablemente resulte hasta positivo.

Por otra parte, otra de las razones es que esto podría ayudarnos a hablar y pensar con más claridad, de hecho, es muy común que las personas gesticulen mucho cuando hablan por teléfono. Esto se debe a la cognición corpórea, según la cual, tanto cuerpo como cerebro están estrechamente vinculados.

Un ejercicio de memoria

Algunos estudios llegaron a la conclusión de que las personas que tenían que describir algo de memoria, gesticulaban más de lo normal para facilitar la comprensión. Por su parte, aquellos a los que se les impidió mover las manos o los pies, tenían un discurso menos fluido y más incoherente.

Por último, esto también puede ser indicativo de nerviosismo, donde el cuerpo busca la forma más sencilla de liberar ese exceso de energía. Los expertos advierten de que esto no es algo malo, ya que es una forma de canalizar la energía y "mantener la compostura", particularmente en personas con TDAH.