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Qué significa que a una persona no le gusten los animales, según la psicología
- La educación o una mala experiencia pasada son las principales causas
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Según los últimos datos, casi la mitad de los hogares en España tienen una mascota, de los cuales el 36% son perros o gatos. Cabe destacar que en la actualidad hay nueve millones de perros, lo que supone dos millones más que de niños. Y es que, en la mayoría de los casos estos seres se han convertido en un miembro más de la familia.
Consecuencia de una mala experiencia
No obstante, otras personas, por sorprendente que nos parezca, no son muy amigas de estos animales, de hecho, no suelen gustarles especialmente y su presencia les incomoda. Aunque nuestro primer pensamientos sobre ellas se base en algunos prejuicios, desde la psicología explican que los motivos de esto puede ser en realidad muy variados.
Los expertos explican que en muchos casos este tipo de actitudes, como la evasión o el desagrado, es consecuencia de una mala experiencia del pasado, como haber sido atacadas por algún perro o gato. Además, la educación que los padres hayan dado a sus hijos también resulta muy determinante, especialmente si desde muy pequeños les han advertido de que no se acerquen o toquen a los animales, según explica la veterinaria Carolina Alaguna al portal La Nación.
Evitar la responsabilidad
Por otro lado, otro de los motivos puede ser que no quieren asumir una responsabilidad, puesto que tener animales en casa implica una gran carga de tareas. Asimismo, la higiene es un aspecto fundamental, ya que en la mayoría de casos generan muchos pelos y suciedad.
A pesar de que puede parecer un tema muy banal y de fácil solución, la realidad es que es algo que hay que tener muy en cuenta a la hora de plantear acoger alguno de estos animales de compañía.
Es común pensar que las personas a las que no le gustan los animales 'no son de fiar' o tienen menos valores, algo que los expertos desmienten, justificando que probablemente solo se deba a una menor sensibilidad a esa característica. No obstante, esto puede volverse un problema cuando existe una fobia real detrás o bien se trata de un odio que lleva a situaciones de maltrato. En estos últimos casos, sí puede hablarse de individuos con una dudosa escala de valores e, incluso, podría hablarse de sociópatas.