Salud Bienestar
Una psicóloga explica por qué es "importante" salir de la zona de confort para el cerebro
- Se trata de la creadora del sistema BMR (BegoMentalReset) que tiene una visibilidad muy alta en redes sociales
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Raúl González Pérez
El mundo laboral está lleno de incertidumbre y nos hace estar alerta de muchas cosas. Eso sí, una excesiva preocupación puede derivar en depresión y trastornos de ansiedad. Por ello, es importante conocerse a la perfección y delimitar cuáles son nuestros factores de estrés y cómo reaccionar ante ellos.
Sobre todo ello hemos hablado con Begoña del Campo Zafra, una reconocida psicóloga creadora del sistema BMR y experta en neuropsicología y salud mental:
- PREGUNTA: ¿Por qué tendemos a preocuparnos tanto por lo que piensan los demás de nosotros, y qué herramientas psicológicas podemos utilizar en nuestro día a día para reducir esa ansiedad?
El tema de que nos preocupe lo que los demás piensan de nosotros es algo ancestral. Piensa una cosa. Durante la historia de la evolución humana, el pertenecer al grupo es algo que evolutivamente ha sido imprescindible para la supervivencia. Eso sigue en la psique colectiva, es decir, el no ser aceptado por los demás toca uno de los dos miedos universales: uno que sería el no ser querido, el no ser amado y otro el ser rechazado por parte del grupo de la manada.
Antiguamente lo que hacían, y ahora también en tribus actualmente, es desterrar. Es decir, el peor castigo que le podían hacer a una persona era desterrarlo. Entonces, eso, llevado al ambiente que tenemos hoy en día en la sociedad actual, implica no ser aceptado. Entonces todo el tiempo o muchas personas, la mayoría, diría yo, necesitan esa validación externa para sentirse bien.
Y eso implica renunciar a ser quien realmente tú eres. Y cuando tú eres auténtico de verdad, cuando no necesitas esa validación externa, automáticamente te vuelves imparable. Entonces es súper importante aceptarse y no depender del del juicio externo. O sea, eso es brutal. Cuando tú llegas a ese punto de madurez, es brutal. Da igual. O sea, yo, que estoy expuesto en redes, yo lo digo.
A mí me da igual lo que me que me digan, es que me da igual. Ni para bien ni para mal. Ni por arriba ni por abajo. Es decir, ni si me dicen algo muy malo ni si me dicen algo muy bueno, porque al final lo que me demuestran es lo que llevan dentro de ellos, no yo. Es decir, el que es feliz tiende a ver lo bonito de los demás y el que está frustrado pues tiende a ver lo desagradable.
- PREGUNTA: En situaciones de crítica en el trabajo, cómo podemos distinguir entre una crítica constructiva y una destructiva? ¿De qué manera deberíamos reaccionar ante cada una?
Es importante entender el trasfondo del mensaje que recibe uno. La crítica es maravillosa cuando es constructiva, cuando te construye, cuando no toca tu autoestima.
Yo ahora, por ejemplo, voy a un curso de oratoria, yo estoy harta de hablar en público, llevo toda mi vida hablando en público, pero yo voy a que me digan lo que hago mal. ¿Entonces? Es maravilloso que te critiquen cuando es algo que te construye, cuando de repente dices' mira pues el lenguaje no verbal o usas esta muletilla o esto lo repites demasiado'. Es decir, son críticas constructivas que te ayudan a crecer a nivel profesional y a nivel personal.
"La crítica es una maravillosa oportunidad para aprender"
Luego, la crítica destructiva es aquella que va con inquina. Entonces lo que hay que hacer es ponerse un chubasquero emocional ante la crítica destructiva. E insisto, entender que hay personas que lo que reflejan es lo que llevan su propia frustración, su propio mundo interior. Entonces, simplemente que no te afecte. Pero si es algo que hace que tú vayas a ser mejor a nivel profesional o a nivel personal, la crítica es una maravillosa oportunidad para aprender. Esa es la clave. Si te sirve para aprender, acéptala y utilízala. Si no, olvídalo.
- PREGUNTA: ¿Qué impacto tiene nuestra autoestima en la forma en que percibimos las las opiniones ajenas? ¿Se puede fortalecer para ser más resistentes a las críticas?
Por supuesto. La autoestima es un músculo que se trabaja. Es decir, venimos al mundo como un libro en blanco y se va escribiendo, especialmente en los primeros años de vida. Y muchas veces los educadores, los cuidadores o las personas que nos rodean, pues no lo hacen del todo bien.
Pero es lógico porque tampoco lo hicieron del todo bien con ellos. Eso hace que muchas veces exista una autoestima pobre. Entonces, ¿se puede mejorar, se puede pulir, se puede construir o potenciar ese músculo de la autoestima? Claro que sí. Yo trabajo muchísimo con la reprogramación mental y te digo que la mayoría de las personas tienen una autoestima bastante pobre. Hay gente que parece que tiene un ego descomunal y lo que tiene es un ego que intenta cubrir esa carencia de autoestima.
Hay un test que se llama 'Me amo a mí mismo' y casi nadie lo pasa. Es decir, hay autoestimas muy tocadas. Entonces, por supuesto que hay que cultivar la autoestima y es un músculo, se reprograma. Yo utilizo muchísimo la reprogramación mental precisamente para introyectar en el subconsciente afirmaciones o frases que ensalzan, empoderan a la persona y mejoran la autoestima.
- PREGUNTA: ¿Desde una perspectiva psicológica, cómo defines esa 'zona de confort' y por qué crees que es importante salir de ella de vez en cuando?
Bueno, la zona de confort es una zona cómoda para el cerebro. El cerebro está diseñado para sobrevivir, es decir, para que tú le des la dopamina de a través de la comida, de sexo y demás cosas y que no lo pongas en peligro.
¿Qué sucede? Que cuando tú emprendes, cuando tu parte consciente, que es ese 5% frente al 95% de parte inconsciente, imagínate cuando, lo que tú quieres es hacer algo que al cerebro le pone incómodo...
Por ejemplo, dices mira, quiero dar una conferencia delante de 100 personas. Entonces entra miedo. ¿Tu cerebro dice para qué vas? 'No vayas, porque tal vez lo hagas mal y entonces te rechacen'. Vuelve a tocar ese miedo ancestral del que te hablé antes. Entonces tu cerebro no quiere que tú te expongas básicamente por una cuestión evolutiva, porque está diseñado, insisto, para que le des de comer y que le des sexo, placer, dopamina y poquito más.
Entonces hay que hacer una lucha porque claro, tenemos la parte más evolucionada del cerebro, que es el córtex prefrontal, que es el que te impulsa a hacer cosas nuevas, a salir de la zona de confort. Entonces ahí tienes que hacer un pulso. Significa que si tu cerebro te dice 'no, no, no, no hagas esto porque lo que quieres estar cómodo', tú tienes que decir 'no, claro que lo voy a hacer, porque esto es lo que yo quiero hacer'.
Tiene que haber un yo más grande que ese miedo, que es normal. Es decir, el cerebro es como un niño pequeño asustado. Por ejemplo, la visualización es un ejercicio súper potente, porque cuando tú cierras los ojos y te ves dando esa conferencia, el cerebro no distingue si lo que tú estás pensando es verdad o no. No lo distingue.
Esa es la noticia buena, que tú ahí le estás dando un sabor de futuro a tu cerebro. Tú le estás haciendo a tu cerebro, 'tranquilo, que no pasa nada' y luego de repente tú visualizas un día, otro día, 2-3-4 veces y luego llega el día de la conferencia y tu cerebro no te mete miedo, no te envía miedo porque ya ha vivido esa situación.
El tema es que el salir de la zona de confort es coger a tu cerebro de la mano como si fuera un niño pequeño y exponerlo. Y yo estoy harta de salir de la zona de confort. Me encanta salir, es algo que que llevo haciendo creo que toda mi vida, desde que era muy jovencita. Eso hace que sea quien soy. Nunca me quedo en un sitio donde no me apetece estar.
Hoy en día los deportistas de élite, todos los olímpicos, todos lo visualizan. Una cosa es visualizar y otra fantasear. Si yo me visualizo jugando en la NBA es absurdo, Es decir, estoy fantaseando. Ahora bien, si tú como deportista visualizas lo que tú sabes hacer, tu cerebro el día de la competición no tiene ni más ni menos que repetir lo que tú ya sabes hacer y entonces te va a quitar el miedo, el boicoteo, el boicotearte a ti mismo, la presión, que tú sales ahí con todo, sales a tu deporte y tú ya practicas y te ves y visualizas y eso le da paz a tu cerebro. O sea, te te te permite ser plenamente tú, lo que tú ya te has currado. Obviamente no te regalan nada, tú ya te lo has currado, pero en deportistas la visualización es fundamental.
- PREGUNTA: ¿Qué pasos podemos dar para salir de nuestra 'zona de confort' gradualmente, sin sentirnos abrumados?
En el tema de salir de la zona de confort yo creo que es súper importante el foco. Es decir, tú tienes que no ir a lo loco, sino decir a ver dónde quiero ir yo, qué quiero.
Estamos en una sociedad muy cortoplacista, pero realmente lo que merece la pena es aquello, o la mayoría de las cosas, aquello que requieren un tiempo. Por ejemplo, yo cuando decidí estudiar psicología, evidentemente tú no puedes hacer una carrera de psicología en tres meses. Es decir, aquello dura cuatro o cinco años. Tú dices 'bueno, yo voy allá' y cuando tú tienes claro dónde vas, entonces se trata de ir trabajando y trabajando y tu cerebro te va a lastrar, te viene la voz esa de 'y ahora que necesidad...'.
Entonces ahí insisto. Hay que darse cuenta de que esa voz que te está limitando no es más fuerte que tú. El salir de la zona de confort implica primero tener foco y luego ser congruente con aquel destino que tú creas o que tú quieres conseguir. Es decir, ser congruente. Yo voy para allá, este es mi sueño, yo lo visualizo y yo hago todo lo que tengo que hacer.
La visualización, por ejemplo, también lo que hace es abrirte el filtro, es decir, te permite ver las oportunidades para llegar allá donde tú quieras ir. Entonces es súper importante para salir de la zona de confort el tener primero tener foco y segundo entender que tu cerebro te va a lastrar pero que tú eres mucho más fuerte que tu cerebro, esto es, mucho más fuerte que ese cerebro primitivo que lo único que quiere es sobrevivir.
Tú dices 'no, ese es mi cerebro primitivo, que es maravilloso y está ahí. Pero tengo un cerebro moderno que es el que yo controlo y es el que dice no, aquí no nos quedamos, vamos a evolucionar, vamos a salir de esa zona de confort'.
Luego el entorno, a veces, te va a lastrar. El entorno te va a decir pero a ver, 'pero qué necesidad, si tú estás bien aquí...' Pero, ¿por qué te lastra el entorno? Porque si tú lo haces, les estás demostrando que se puede. Entonces, claro, si tú dices 'oye, yo voy para allá' y te dicen pero 'por qué, pero qué necesidad tienes' y tú dices 'yo voy, ¿me sigues?
Si no me sigues, yo voy. Entonces cuando tú vas, esa persona o esas personas dicen esta persona ha podido, entonces se puede. Esto pasó en el atletismo, donde el límite no era físico, sino mental. Cuando sales de la zona de confort, le estás demostrando al resto del mundo que los límites son mentales. Es un acto de valentía.
Ahora bien, esto es un proceso que lleva una serie de pasos que no se pueden saltar a la ligera. Tienes que salir, pero dentro de los límites. No tienes que ser kamikaze. El salir de la zona de confort implica hacer cosas que no te apetecen.
Yo, por ejemplo, me levanto por la mañana y lo primero que hago es meterme en la ducha helada y mi cerebro me dice '¿dónde vas?. Y yo le digo 'aquí mando yo'. Le estoy mandando un mensaje de fuerza de de voluntad, 'aquí mando yo'. Le estoy educando. A mi cerebro no le apetece, pero luego me siento de miedo porque el agua fría estimula el nervio vago y eso hace que se active el sistema nervioso parasimpático, que es el que nos relaja.
Entonces es una manera de decirle 'aunque tú no quieras, aquí mando yo'. Es educarlo, es disciplina. Lo mismo pasa cuando tienes que ir a entrenar. Para mí es un placer, pero hay días que no te apetece porque está lloviendo, por ejemplo. Aún así, yo voy a entrenar. Eso son pequeñas maneras de sacar al cerebro de tu zona de confort. Y luego, eso hace que te empoderes para hacer cosas más grandes.
- PREGUNTAS: ¿Podemos encontrar el equilibrio entre mantener nuestra zona de confort y asumir riesgos en el trabajo que nos ayuden a crecer profesionalmente?
No hay que ser kamikazes. El salir de tu zona de confort no puede comprometer tu mundo laboral. Se puede hacer con pequeños gestos.
Lo típico, propósitos de año nuevo: me quiero poner en forma, quiero aprender un idioma... Entonces, ¿tú tienes que dejar tu entorno laboral para hacer este tipo de cosas? No. Sales de tu zona de confort, sí.
Es decir, no es necesario hacer grandes cosas para salir de la zona de confort ni comprometer tu mundo laboral. Ojo, yo siempre digo lo mismo. Yo siempre pregunto a la gente, a ver qué cambiarías si tú pudieras dar un botón y elegir a qué dedicarte.
"El mundo está lleno de águilas viviendo como gallinas"
Y las personas me dicen yo sería...bombero, por ejemplo. Bueno, pues ya sabes dónde vas. Y me responden 'no, pero es que es muy difícil'. No, ya sabes dónde vas, tienes un foco. Ahora, si me dices 'quiero ser jugador de la NBA y mides 1,53m te diré, mira, pues no'. Pero yo soy muy optimista.
A mí hay una frase que me encanta y es 'Con los pies en la tierra, pero mirando a las estrellas'. Es decir, a ver dónde puedo ir o a dónde quiero estar. Entonces, sí que es verdad que a veces hay que comprometer el mundo laboral para salir de la zona de confort si lo que te incomoda es ese mundo, o la pareja, o lo que sea.
No te quedes nunca en un lugar donde no estás cómodo. Ojo, hay cierta incomodidad lógica, pero me refiero a donde no seas feliz, a donde tú pienses que puedes aspirar a más. El mundo está lleno de águilas viviendo como gallinas.
Sí, por gente que puede volar, que tiene un potencial brutal, pero que no lo saca por no salir de esa zona de confort de la que estamos hablando o por un autoconcepto pobre.
Mi mayor virtud está, cuando yo tengo una persona delante y me tiro un rato hablando con esa persona, en ver qué talento tiene esa persona y decirle pero vete para allá, ¿qué estás haciendo? No, es que...no, no, no, no, Déjate de rollos. ¿Te gusta? Y entonces ahí ver el potencial del otro, empoderar al otro para salir precisamente de esa zona de confort que, insisto, a veces es difícil.
Yo me canso de ver gente que dice 'es que me molesta que el vecino del tercero haga ruido'. Le digo, cámbiate de piso. Y me transmiten es que 'alquilar mi piso...¿y si no me pagan? Y digo ya, ¿y si te cae un rayo paseando por la calle? En la vida hay que asumir riesgos para salir de la zona de confort. Hay que jugársela, hay que confiar en la vida.
Otra frase que a mí me ha ayudado es 'Yo confío en la vida'. Cuando aparentemente a mí lo que me rodea no cuadra con lo que quiero digo 'a ver, esto es por algo, pero va a ir bien'. Yo confío en la vida, seguro que va a ir bien y, al final, va bien. Es tener esa confianza en que la vida te sostiene y te lleva a buen puerto seguro.
No es un optimismo ingenuo, es simplemente confiar, porque hay algo que nos hace respirar, que nos hace bien y que ni siquiera sabemos. Hay una inteligencia superior que no tenemos ni la más mínima idea de qué es -o muy poca cosa-, Entonces, confío, salgo de mi zona de confort, soy realista, soy congruente y confío en mí y confío en la vida de que me va a sostener y que encontraré los recursos para salir adelante cuando salga de la zona de confort. Pero no me quedo en una vida de queja, donde están muchas personas. Y yo digo, pero de qué te quejas, soluciónalo. Si quejándote no hacemos nada.
Yo he investigado mucho sobre ese tema. De la misma manera que la meditación hace 20 años era como si fueras una esotérica de la vida y hoy en día la ciencia ya ha demostrado que se produce neurogénesis, que la amígdala se relaja, que el hipocampo se activa... en fin, que hay una demostración física de que la meditación ejercita el cerebro como si fuera un músculo.
El tema de las frecuencias, dentro de una década, se hablará de él como si fuera la meditación. Vibra alto, levántate y agradece por lo que tienes, sé consciente de todo lo que tienes...porque cuanto más agradeces, más la vida te da motivos para ser agradecido. Eso es una cosa energética total.
Es como si sintonizas una radio en una emisora, estás en el 94.3, entonces pues vas a sintonizar con esas frecuencias. ¿Vale? Sea para lo que sea, eh. Si es de mal rollo, de buen rollo, para lo que sea, eso va a ser súper frecuente. Que se que se hable en esos términos. En unos años ya lo vas a ver.
- PREGUNTA: ¿De qué modo podemos aprender a manejar la frustración o el estrés cuando las cosas no salen como esperamos en el entorno laboral?
El tema del aprender la tolerancia a la frustración, de entender que las cosas no siempre salen como uno quiere, puede ser una gran oportunidad.
¿Sabes lo que pasa? Que cuando uno ya ha vivido tiempo te das cuenta que lo que aparentemente no te gustaba hace unos años, dices, 'menos mal que me pasó', 'menos mal que aquella oportunidad laboral no salió porque no estaría haciendo esto ahora'. Entonces te das cuenta de que todo tiene un porqué que no alcanzamos a ver en el momento en el que estamos.
Cada vez hay menos intolerancia a la frustración porque todo lo tenemos ya: le damos a un botón y tenemos comida, objetos y demás cosas análogas. Resulta, entonces, que la frustración y el perder es algo que no se enseña y es algo súper valioso.
Yo hay una metáfora que me gusta mucho poner y es tú imagínate que cada vez que fracasas o que no te sale algo como tú quieres, te doy una piedra. Pero yo te digo mira, ¡cada 50 piedras, yo te voy a dar un diamante, que es el éxito'. ¿Entonces yo ahora te pregunto te apetece que te dé una piedra?
Y tú me dices sí, una piedra es un fracaso. Tú dices yo sí quiero fracasar. Porque serán 49 más y tendré un diamante, me va a ir bien, seguro. Normalmente, los fracasos o desacuerdos los percibimos como algo negativo, cuando son una oportunidad para el crecimiento y llegar al éxito.
Cuando a mí me sale algo mal, digo bueno, 'he aprendido, esto no se hace así'. En el entorno laboral, gestionar la frustración es entender que no siempre algo te va a salir como uno quiere y que hay que aprender de eso. También, hay que ponerse un chubasquero emocional con determinadas personas tóxicas.
Hay gente que directamente está vibrando en una emisora de radio de miseria total. Si no tengo más remedio que coexistir en el mismo espacio que estas personas, simplemente hay que entender que no hay más que hacer con ellos. Yo tengo que aguantar a esta persona, este rato, pero él se tiene que aguantar todo el rato a sí mismo. Yo me pongo mi chubasquero emocional, afirmo y a lo mío.
- PREGUNTA: En un ambiente laboral tóxico, ¿cómo podemos proteger nuestra salud mental sin recurrir a la confrontación directa?
Realmente es el chubasquero emocional. Lo suyo es que haya una comunicación asertiva, es decir, que tú puedas comunicarte con el otro desde la congruencia, desde el defender tus intereses sin pasar por encima de los intereses del otro.
Pero hay veces que no es suficiente. Es como medir al contrario, que tú tienes delante a una persona y dices 'bueno, voy a probar el plan A, voy a ser asertivo...'. Y a ti no te llama, y dices, esta energía lo único que puedo hacer es intentar que no me afecte.
"El cuerpo es el campo de batalla de las emociones"
Cuando percibimos una situación de amenaza, el corazón empieza a latir más rápido, la sangre va a las piernas, nos empapamos de cortisol...entonces todo esto nos está repercutiendo a nivel físico. El cuerpo es el campo de batalla de las emociones.
Si tú lo analizas, dices 'que el tipo este sea el dueño de mis emociones y que pueda provocar que esté dañando yo mi cuerpo, no me da la gana'. Es una cuestión de 'le voy a dar el poder a esa persona para que dañe mi cuerpo'. Al final es ser respetuoso con tu propio cuerpo. Esto es la teoría, pero no es fácil.
Porque yo hay veces que leo algún comentario y en el momento me enfada. Luego tardo un segundo y digo 'pobrecito, está fatal, no da más de sí'. Intento que eso me repercuta lo menos posible. Evidentemente soy humana y puede haber algo, pero llega el momento y realmente hay muy pocas personas que puedan decir algo y a mí me afecte. Mis hijos y poco más.
El resto de la humanidad, me puede dejar un ratito en shock, pero tardo muy poco en volver a la tierra y entender todo. Porque al fin y al cabo, es lo que cada uno lleva dentro.
- PREGUNTA: El síndrome del impostor es algo que muchas personas experimentan en su carrera profesional. ¿Se puede construir una mentalidad de autoaceptación y confianza para evitar caer en la trampa del síndrome del impostor?
El síndrome del impostor es algo transitorio. Cuando alguien empieza en un trabajo o tiene un puesto y se considera que está impostando, porque su valía no es tanto como lo perciben el resto... entender que hay que continuar demostrando quién es uno.
Y llega un momento en el que dices no, no, no, 'no estoy impostando nada'. Es que yo soy así, la gente me valora y me aprecia porque realmente soy digno de ser valorado y apreciado.
Entonces es una cuestión de autoestima. El síndrome del impostor es cuando uno piensa que no vale lo suficiente o piensa que los demás sobrevaloran sus propias capacidades y lo que lo que sucede en la mayoría de los casos es que la persona está infravalorando, no los demás están sobrevalorando, sino que uno se está infravalorando. Y eso se supera.
Simplemente hay que darse un poquito de tiempo.
- PREGUNTA: ¿Es posible cambiar patrones de pensamiento y conductas arraigadas a lo largo del tiempo? ¿Cómo ocurre este proceso en el cerebro?
La psicología tradicional lo que hace es modificar los pensamientos. A mí me parece que eso es muy cansado, porque tenemos 60.000 pensamientos diarios. Es una pesada. El cerebro está diseñado para lanzar los pensamientos, entonces modificar los pensamientos es una tarea muy ardua, que es lo que hace la terapia cognitiva conductual.
Entonces yo, por ejemplo, lo que hago o como yo trabajo es modificando las creencias, porque, mira, es como si fuera un iceberg. ¿Vale? Entonces, abajo del todo, abajo del iceberg tenemos las creencias. Según sean tus creencias, así van a ser tus pensamientos.
Según sean tus pensamientos, así van a ser tus emociones, según sean tus emociones, así va a ser tu conducta y según sea tu conducta, así va a ser tu realidad.
¿Cómo puedo cambiar la realidad? Pues me voy abajo del todo del iceberg, modifico las creencias, porque en el momento en el que yo modifique las creencias, ya mis pensamientos van a ser diferentes y todo lo demás va a ser diferente.
Si yo modifico mis creencias, modifico mi realidad observable, modifico lo que hay a mi alrededor. Entonces lo que yo hago con la reprogramación mental precisamente es detectar qué creencias son las que te están boicoteando o no te dejan alcanzar tus objetivos. Luego vale, como el cerebro no sabe olvidar, sino que sabe sustituir, vamos a sustituir esas creencias por otras que sean más adaptadas a quien tú eres a día de hoy.
Las creencias no son por casualidad, te sirvieron en un momento dado cuando eras un niño para sobrevivir, para estar adaptado a tu entorno. Pero es que ahora ya no eres esa persona. Las personas vamos cambiando. Yo no tengo nada que ver con la que era hace diez años, nada. Entonces, claro, pues hay que ir adaptando esas creencias.
La reprogramación mental consiste en detectar cuáles son tus creencias que te están boicoteando. Luego ahí generamos una creencia alternativa y luego utilizamos los patrones de onda cerebral para introyectar creencias nuevas en la fase de entrada al sueño, en la fase de salida del sueño y con ejercicios, por ejemplo, de autohipnosis, que también es lo que hago yo, entre otras cosas.
Entonces, el tema está en que podemos convertirnos en personas nuevas. Tú no te imaginas lo que yo he visto: gente insegura que se ha convertido en el rey del mambo ahora. Al final, cuando tú piensas que eres de determinada manera, tu cerebro va a confirmar esa creencia de manera inconsciente.
Entonces te quieres comportar diferente, modifica la creencia de quien eres. Al principio te sientes como raro, porque te sientes que estás mintiendo o fingiendo, pero cuando vas repitiéndolo llega un momento en que ya no estás fingiendo porque eres así y literalmente te has convertido en otra persona. Así es como funciona la reprogramación mental.
- PREGUNTA: ¿Qué consejos darías a alguien que está atravesando un momento de estrés o dificultad laboral, pero que quiere salir adelante sin que esto afecte su bienestar emocional?
En el tema del estrés laboral hay varios consejos. Por ejemplo, el deporte y la meditación. Esas dos herramientas son muy poderosas. Primero, porque son las únicas maneras de producir neurogénesis en el hipocampo (relaja la amígdala, el centro de las emociones).
Con ello, nos importa menos el conflicto y te vuelves de una manera más pacífica. Existen meditaciones guiadas, para empezar. Yo por ejemplo lo hago con mi voz y determinadas frecuencias. También, aprender a relativizar. Hay muy pocas cosas realmente importantes, hay que madurar descubriendo qué es lo verdaderamente importante en la vida. Cuando las personas llegan a la fase terminal de sus vidas, hay varias cosas que tienen en común: las cosas de las que se arrepentían de no haber hecho -es decir de no salir de esa zona de confort- y darle importancia de cosas que no la tenían -el 99%-. Hay que aprender a discriminar en ese sentido, es clave. Por si fuera poco, alimentarnos bien y descansar bien.