Salud Bienestar

Karen Alarcón, doctora, lanza un mensaje a quienes congelan el pan para consumirlo después: "Gran parte del carbohidrato..."

Fuente: Karen Alarcón

elEconomista.es

Que el pan sea concebido como uno de los alimentos más básicos e imprescindibles de nuestra gastronomía no es ninguna casualidad. Nos acompaña desde el desayuno, con unas buenas tostadas, hasta la cena. Ahora bien, sabrás que no es lo mismo comer pan del día, que está crujiente y sabroso, que hacerlo al día siguiente, cuando ya ha perdido toda su textura.

Es precisamente este uno de los principales motivos por el cual cada vez más gente se anima a congelar el pan. Gracias a ello, podemos evitar que se eche a perder y disponer de él en cualquier momento del día, sin necesidad de acercarnos al supermercado o a la panadería, y que esté bien crujiente. Ahora bien, ¿sabías que esta práctica implica mucho más?

Lo que debes tener en cuenta

Más allá de ayudarnos a no desperdiciar comida, congelar el pan es un truco de lo más beneficioso para nuestra salud intestinal. Así nos lo hace saber Karen Alarcón, gastroenteróloga y endocopista, a través de un vídeo en su cuenta de Instagram. Aunque poca gente lo sabe, este paso marca la diferencia, ya que modifica las propiedades del alimento.

"Hoy te quiero contar que si tú congelar el pan y luego sacas una rebanada para calentarla, ya sea en la sartén o en el tostador, gran parte del carbohidrato del pan va a convertirse en fibra prebiótica", explica la doctora nada más comenzar el vídeo. ¿Y esto que quiere decir? Pues que esta práctica esconde un beneficio para salud intestinal sin que nosotros seamos conscientes.

Además, también destaca el efecto del calor al hacer tostadas, ya que este ayuda a la digestión del pan. "El almidón se digiere mejor, así que seguramente tendrás menos molestias de distensión abdominal y gases", afirma la doctora.