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La fruta que ayuda en el embarazo, regula la flora intestinal y controla el colesterol

Las propiedades de la chirimoya son múltiples y variadas. Fuente: iStock

Raúl González Pérez

La chirimoya es una fruta tropical de pulpa refrescante y muy aromática, con sabor duce -ligeramente ácido- que recuerda a una mezcla de piña y plátano, o al sabor de la pera. Y lo mejor: está llena de propiedades y beneficios.

Origen

Procedente de un árbol que le da nombre, el chirimoyo, se trata de una fruta que es originaria de la cordillera de Los Andes, en concreto de lo que hoy es Perú y Ecuador. Ahora bien, algunos historiadores amplían la zona a Chile y Colombia.

Tras el descubrimiento de América, esta fruta fue introducida en Oriente, vía África, por los primeros navegantes españoles. Curiosamente, éstos en el momento en que la descubrieron en América la llamaron "manjar blanco".

Beneficios

Entre sus propiedades, cabe destacar las siguientes:

  • Mejora el sistema nervioso y las fibras nerviosas.
  • Ayuda a la absorción de glucosa en el cerebro.
  • Favorece, durante el embarazo, el desarrollo fetal hasta reducir las náuseas relacionadas con este proceso y ayuda a la digestión.
  • Combate la anemia. Aportan el 8% del hierro que se precisa al día y, como además contiene vitamina C, la absorción del hierro se ve potenciada.
  • Regula la flora intestinal y controla el colesterol. Sí, ser pobre en grasas y tener una fibra con un efecto intestinal muy beneficioso (arrastra el colesterol malo y absorbe al mismo tiempo ácidos biliares).
  • Fortalece huesos y músculos. Son buenas para los huesos y los músculos gracias al magnesio que contienen.
  • Regula la tensión arterial. Es rica en potasio, lo que, junto a su escaso contenido en sodio, la convierte en una buena aliada de la salud mental.

Recomendaciones

La mejor manera de comer la chirimoya es consumiéndola sola, puesto que se trata de una fruta completa en sí misma desde el punto de vista digestivo. Al tener un efecto saciante, hace posible no pasar hambre haciendo un desayuno, una merienda e incluso una cena comiendo solo una chirimoya.

No es aconsejable tomarla de postre tras una comida copiosa, ya que se produce un efecto de reacción intestinal más uno bioeléctrico en el estómago -originado por la riqueza en azúcares de esta fruta-, activándose un exceso de peristaltismo intestinal, gases y molestias que pueden resultar incómodas.