Salud Bienestar

Las farmacéuticas encadenan EREs en España en el último año y medio

  • La reorientación del negocio y el retraso en aprobar fármacos dañan el empleo

Javier Ruiz-Tagle
Madrid,

Las farmacéuticas están reorganizando sus negocios y los nuevos planes están teniendo consecuencias en el empleo en España. Desde hace un año y medio empresas como Grifols, Novartis, Bayer o Sanofi han reducido sus plantillas, esgrimiendo distintos motivos para llevar a cabo sus Expedientes de Regulación de Empleo. Con anterioridad a estas compañías, también lo hicieron Roche o Takeda y, muy previsiblemente, en el futuro cercano le tocará el turno a Pfizer, que el pasado jueves anunció que prepara despidos a nivel mundial.

El último caso, que aún vive en el periodo de negociación con los sindicatos, es en la francesa Sanofi. La multinacional francesa ha comunicado que despedirá a 89 personas en el país, lo que significa un 6,13% de su plantilla actual (1.450 trabajadores), viéndose impactadas, principalmente, unidades de negocio de 'biopharma' y otras funciones corporativas. Con anterioridad, le tocó el turno a Bayer, quien despidió a 113 personas, el 4,7% de su plantilla en España. Las afectaciones se realizaron en las redes de venta, soporte en su división de farmacia y en plantas de fabricación.

Por su parte, Novartis preparó un severo despido colectivo a nivel mundial cuya ola también afectó a España. La empresa suiza prescindió de 117 personas de una plantilla de 2.100 empleados. Los despidos fueron consecuencia, según la compañía, de la decisión de fusionar las divisiones de Farma y Oncología que la matriz de Novartis tomó meses antes. También en 2023 llegó un importante reajuste de plantilla que realizó Grifols. Si bien la gran parte de los despidos afectaron a Estados Unidos, la compañía también despidió a un centenar en España como parte de su plan para reducir la deuda que arrastra el grupo desde hace unos años.

La mayoría de las compañías esgrimen con normalidad cambios en el modelo de negocio, pero tras esta expresión se encuentran diferentes motivos a los que se han tenido que adaptar las farmacéuticas en los últimos años. Una de ellas es la de la superespecialización en áreas terapéuticas. La mayoría de las multinacionales tocaban muchos palos, pero con el tiempo se ha ceñido a dos o tres áreas por la falta de grandes blockbusters (lanzamientos con gran proyección de ventas) y por la dificultad de rentabilizar los proyectos de investigación y desarrollo de nuevos medicamentos.

En este apartado cabe destacar el gran cambio a la hora de enfocar la innovación. Cada día, los medicamentos son más personalizados, atacando aspectos de la enfermedad que no son comunes a todos los pacientes. Por ejemplo, el cáncer de pulmón cada vez tiene más apellidos, es decir, más subtipos de la enfermedad que obligan a dirigir los tratamientos de diferente forma. Esto provoca que los nichos de mercado sean más pequeños.

Además, las fórmulas de vender medicamentos han ido transformándose. La gran mayoría de EREs que se han vivido han tenido un gran impacto en los departamentos comerciales (visitadores médicos) de las compañías, quienes ya no necesitan tanto personal en esta área. Esto se produce, precisamente, por la superespecialización de los medicamentos, a diferencia de las terapias de gran volumen de principios de siglo, como pueden ser las terapias para el colesterol o la hipertensión.

Pero esta no es la única razón, si bien solo una compañía lo ha esgrimido como argumento ante la opinión pública. Durante el proceso de despidos en la alemana Bayer, la multinacional fue la primera en dirigir las miradas a las administraciones públicas. "La decisión es consecuencia de la situación del mercado en el país, marcada por las dificultades de acceso a nuevos medicamentos, y de la madurez de algunas de las marcas claves de la empresa", indicó la firma. Es decir, fue la única hasta ahora que públicamente tiró de las orejas al ministerio de Sanidad por la lentitud en aprobar los nuevos medicamentos ya avalados por Europa.