Flax & Kale pone a la venta su división de platos preparados
- Lanza la desinversión de la unidad de negocio y de la planta de Fraga, adquirida hace dos años a Tento
- Renegocia con la banca y Cofides alargar vencimientos de deuda tras la inyección de capital recibida antes del verano
Carles Huguet, Cristian Reche
Barcelona/Madrid,
Flax & Kale se centrará en su negocio de kombucha y en la restauración. El grupo alimentario, hasta ahora con tres ramas de actividad diferenciadas, ha lanzado la venta de la unidad de platos preparados para focalizarse en la internacionalización de la bebida y la expansión de sus restaurantes. Lo hace tras las propuestas recibidas para esta línea y concentrarse así en desarrollar las otras dos.
Según ha podido saber elEconomista.es, la empresa dirigida por Jordi Barri ha puesto en venta la división de cocina precocinada, especializada ahora en la dieta vegetariana. La desinversión incluye principalmente la fábrica que el grupo adquirió hace dos años en la localidad aragonesa de Fraga a la cadena de restauración Tento. El proceso, ya en marcha, contempla tanto una salida total como la posibilidad de compartir capital, ya sea de manera mayoritaria o minoritaria, con un socio.
Contactada por este medio, la compañía no hizo comentarios.
Las mismas voces señalan que la unidad de negocio ya habría atraído el interés de algunos fondos de inversión y compañías industriales. La valoración actual rondaría entre los 10 y 12 millones de euros, principalmente por el activo industrial que, además, tiene comprometida una inversión de 5,6 millones financiados en buena parte con el dinero que Flax & Kale obtuvo del Perte Alimentario. La instalación produce ahora mismo marca blanca, su enseña propia para cadenas como La Sirena y Bon Preu y el producto que se vende en los restaurantes propios.
De este modo, la compañía trata de aprovechar el crecimiento de un sector en alza como es el de la comida precocinada. Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, el consumo per cápita en España se sitúa por encima de los 16 kilos desde la pandemia frente a los 14,6 kilos de 2019 o los 12,5 kilos de 2015. Sin embargo, el grupo catalán se topaba con un problema para exprimir esta subida: el freno de las ventas de la comida vegetariana y vegana frente a las expectativas dibujadas hace años.
Flax & Kale se enfocará así en la venta de kombucha que elabora en la fábrica de Bell-lloc d'Urgell (Lleida) y la restauración donde, de la mano de Áreas, abrirá tres restaurantes en el aeropuerto de Madrid-Barajas. El viraje implicará eso sí que no se cumplan los planes de crecimiento esperados hace dos años -antes del freno de la comida vegetariana- cuando se hablaba de unos ingresos de 17,7 millones; un dato que crecerá hasta los 40,4 millones en 2023, los 76,5 millones en 2024 y los 130,5 millones en 2025.
La información a la que ha tenido acceso elEconomista.es revela que las ventas en 2024 serán de 20 millones de euros y ya se logrará un ebitda positivo para el segundo semestre de 500.000 euros. El resultado operativo de la compañía está en números negros desde el mes de junio. Para 2025, la previsión es que llegue a 3 millones.
Flax & Kale reestructura su activo y su pasivo
La operación llega después de que el consejo de administración aprobase una ampliación de capital de 11,1 millones de euros entre cash y activos. La cantidad procedió de los actuales accionistas, un grupo en el que están inversores como Javier Rubió (Galdana Ventures), Dídac Lee y los Botet (fundadores de Caprabo) además de la familia fundadora. En noviembre de 2022 la organización ya anunció una ronda de financiación de 21,7 millones que abrió el capital por primera vez a los nuevos propietarios.
Con ella reforzaron el patrimonio de la organización y aliviaron las tensiones de liquidez producidas por el freno del negocio de comida vegetariana a nivel global. Además, se confirmó el plan inversor de 12 millones hasta 2025 gracias también a los 8 millones obtenidos de la Unión europea con el Perte Agroalimentario.
Teniendo el activo en orden, Flax & Kale también ha reunido a la banca y a Cofides, sus principales acreedores, para reestructurar el pasivo. Según las fuentes consultadas, las conversaciones van encaminadas a reformular la estructura de la deuda actual, rebajando sus costes y alargando vencimientos, y no se pediría ninguna quita.