Política
El PSOE ofrece Sanidad, Servicios Sociales y Educación a Podemos
- Las carteras de Estado quedarían en manos socialistas
- Los 'morados' insisten en Trabajo y Hacienda
Eduardo Ortega Socorro
Madrid,
El paso atrás dado por Pablo Iglesias del viernes ha sido el elemento definitivo para que el PSOE y Unidas Podemos se hayan decidido a negociar por fin un gobierno de coalición. Sin embargo, el acuerdo no está cerrado y socialistas y morados todavía tienen que pactar un programa de gobierno y el gabinete que dirigirá el candidato del PSOE y presidente en funciones, Pedro Sánchez, que desde hoy afronta su investidura con el jueves como plazo para llegar a un acuerdo.
Según ha podido saber este medio por fuentes cercanas a la negociación, una de las escasas filtraciones de un diálogo que se está celebrando bajo un silencio sumarísimo, los socialistas han ofrecido a Unidas Podemos los ministerios de Educación, Servicios Sociales y Sanidad.
Esta oferta entra dentro de lo razonable y previsible. Al fin y al cabo, son las áreas donde más puntos en común comparten el PSOE y Unidas Podemos. Durante la negociación de presupuestos del año pasado, fueron los ámbitos en los que menos les costó gestar un acuerdo, destacando la absoluta armonía en temas como la dependencia, al que se le quiere dar un impulso. Incluso en Educación, apostando ambas formaciones por un incremento de las partidas de las becas y por la gratuidad de la escuela infantil.
Se trata, además, de un reparto que encajaría con la idea con la que empezó Unidas Podemos el diálogo con Sánchez, de manera que bajo su mano quedaran ministerios sociales con los que, bajo sus palabras, lograrían "cambios reales".
Descartados los ministerios de Estado
En cambio, se descarta absolutamente que cualquiera de las carteras de Estado acabe bajo titularidad morada. Es decir, que Defensa, Interior, Exteriores y Justicia quedarían en manos socialistas, algo en lo que en Unidas Podemos estarían de acuerdo.
También se da por imposible que los ministerios de Economía y Empresa y Hacienda puedan acabar bajo el control de los de Pablo Iglesias, a pesar de que habrían pedido el control de este último, pero se trata de una aspiración imposible: no solo es un departamento que ejerce de controlador de las cuentas públicas y fiscaliza los gastos del resto de los ministerios y de las comunidades autónomas, sino que a día de hoy está en manos de María Jesús Montero, figura de la máxima confianza del presidente en funciones cuyo rol se pretende reforzar con una vicepresidencia.
Insisten en Trabajo
En cualquier caso, en Unidas Podemos insistirán en determinadas áreas. Quieren tener el control de las políticas de Vivienda, Medio Ambiente y Trabajo, aunque es harto difícil que los de Sánchez quieran ceder esta última, una golosina en tiempos de creación de empleo a pesar de su desaceleración. Aquí existiría la posibilidad de que Unidas Podemos se conformara con una Secretaría de Estado, pero esto está por decidir.
El de la proporción de ministerios que gane la formación moradas -Podemos quiere ministerios de acuerdo a su aportación en votos a la coalición, no en escaños- y los nombres que los ocupen pueden ser una de las piedras del camino del acuerdo. Aunque el PSOE ha dejado la puerta abierta a que, tras la renuncia de Iglesias, miembros de la dirección de Podemos entren en el gabinete ministerial, siempre han afirmado que el decidir quiénes será prerrogativa de Sánchez y que la formación morada no podrá imponer sus nombres. Con todo, explícitamente, no se ha puesto veto alguno a primeros espadas morados como Irene Montero o Pablo Echenique.
Descartando septiembre
A cierre de esta información, todavía no había nada cerrado oficialmente entre el PSOE y Podemos, que este domingo redoblaron contactos para pactar un acuerdo para la votación de investidura del martes o, como muy tarde, la del jueves. Ambos equipos de negociación - liderados en el bando socialista por Carmen Calvo, María Jesús Montero y Adriana Lastra y en el de Podemos por PabloEchenique e Irene Montero- quieren evitar llegar a septiembre por los riesgos que ello implica para la necesaria abstención de ERC, puesto que coincidiría con la sentencia del juicio del procés, algo que lo que ya ha advertido el portavoz republicano Gabriel Rufián.