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La crisis del ajo en España: menos superficie, menos producción y menos jornales

  • En los últimos 3 años se ha reducido en un tercio el volumen de hectáreas sembradas
  • La falta de agua como consecuencia de la crisis climática también afecta a la calidad

elEconomista.es, Ángela Poves, Remo Vicario
Madrid,

El ajo es uno de los pilares de la gastronomía española. Por un lado, por su sabor y aroma y su capacidad para enriquecer cualquier plato. Pero, por otro, por su relevancia en el panorama agrícola nacional. Pero el sector vive una situación muy complicada. En los últimos años ha visto reducido su producción, la superficie cultivada y los jornales contratados.

Solo esta campaña, la superficie sembrada de ajo en España caerá entre un 15 y un 20%, porcentaje similar al que se reducirá la cosecha. Si comparamos respecto al año 2021, el hundimiento aún es mayor, habiendo desaparecido un tercio de las hectáreas sembradas en toda España, como explican desde la Mesa Nacional del Ajo, en declaraciones a EFE.

Por regiones, Castilla y León es la que más superficie ha perdido porcentualmente en el último año, aunque en volumen es mucho mayor en las dos principales productoras de España: Castilla - La Mancha y Andalucía.

La crisis en España ya se prolonga desde hace más de dos años, y se refleja tanto en la pérdida de superficie cultivada, como en las cosechas, que también han sido malas, como consecuencias de las inclemencias meteorológicas. De hecho, subrayan, ha caído más el volumen de producción que la superficie dedicada al ajo.

Calidad del ajo

Lo más terrible para los agricultores es que, a pesar de la menor producción podría disparar los precios, la realidad es que el aumento de los precios de los ínsumos, junto con la disminución de calidad del ajo ha hecho que los costes de producción haya aumentado más que los precios de venta.

Parece que en esta campaña, gracias a las lluvias registradas en los últimos meses, la calidad del ajo va a ser mejor. Hablamos de un cultivo muy exigente que necesita agua en deteriminados momentos de la fase de crecimiento, ya sea mediante precipitaciones o aportándosela mediante el riego.

Imagen: Dreamstime

Aún así, pese a los buenos augurios, aún hay riesgos que acechan al ajo. Uno está en los problemas que se están detectando con los hongos, que se cree que pueden estar acentuados por las elevadas temperaturas registradas en enero, inusuales en esta época del año.

También se suma el riesgo añadido de que la lluvia pueda presentarse durante los 6 o 7 días del oreo del ajo, un periodo en el que tiene que estar en el campo ates de ser llevado a los almacenes. Aún así, hay optimismo sobre la cosecha.

Mano de obra

Esta situación también repercute en la empleabilidad. Si en cada campaña se generan entre 400.000 y 500.000 jornales, para los que se necesitan unas 3.000 personas, en esta temporada se reducen a la mitad. Supone la pérdida de cientos de miles de jornales.

La otra gran lucha del sector del ajo tiene que ver con los fitosanitarios. La Asociación Nacional de Productores y Comercializadores de Ajo ha planteado que las autorizaciones de nuevos productos fitosanitarios se realizan de manera zonal, no por Estado miembro. Una propuesta que cuenta con el respaldo de los representantes de Francia e Italia, que consideran positivo el cambio, aunque su peso en el mercado es mucho menor.

En concreto, piden que si, por ejemplo, un producto se autoriza en España, valdría automáticamente para todos los países de la zona sur.