Opinión

Ley de Industria, clave para transformar el futuro

    Jordi Hereu, Ministro de Industria, hablando ante los medios

    Manuel Domínguez
    Madrid,

    El Proyecto de Ley de Industria y Autonomía Estratégica ha iniciado su tramitación parlamentaria en un momento clave. En el contexto europeo, la reindustrialización por fin se reconoce como una prioridad estratégica. Así, el Informe Draghi planteó una inversión anual adicional de hasta 800.000 millones de euros para que la Unión Europea recupere su competitividad; mientras que el Informe Letta destacó la importancia de impulsar la autonomía estratégica para promover la paz y el respeto en el contexto actual.

    La industria española atraviesa una situación crítica. La deslocalización de la producción, la estructural crisis energética, la competencia internacional y la descarbonización suponen retos sin precedentes. Perder tejido industrial o inversiones estratégicas no es una opción. Este proyecto de ley es una oportunidad para modernizar el marco legislativo, atraer inversión y fortalecer la autonomía estratégica de España mediante proyectos tractores que refuercen el sector industrial, haciéndolo más competitivo y sostenible.

    Desde ASPAPEL valoramos positivamente la Ley de Industria, un avance significativo que debemos aprovechar al máximo. En este sentido, su tramitación parlamentaria es clave para fortalecer el texto inicial, incorporando aspectos esenciales que impulsen el desarrollo industrial y faciliten el cumplimiento de los objetivos establecidos. Es primordial que la ley contemple recursos y plazos concretos, así como otras medidas necesarias que impulsen la competitividad industrial. También es esencial que especifique una hoja de ruta clara para la implementación de algunas de las medidas, como la llamada 'Estrategia Española de Industria y Autonomía Estratégica', que debería aprobarse en un plazo máximo de nueve meses tras la entrada en vigor de la ley. De lo contrario, corremos el riesgo de que este proceso se dilate y perdamos el tren de la reindustrialización.

    Por otro lado, para que esta Ley modernice y fortalezca la industria, es fundamental coordinar los proyectos industriales y simplificar la burocracia. La creación de una Agencia de Desarrollo Industrial, dependiente del Ministerio de Industria y con una estructura similar a la del IDAE, centralizaría la gestión de proyectos, facilitaría la tramitación mediante una ventanilla única y optimizaría el acceso a ayudas estatales y autonómicas. Esto reduciría la burocracia, eliminando barreras innecesarias que retrasan los plazos y ponen en peligro las inversiones, sin comprometer la seguridad ni la sostenibilidad.

    Un pilar esencial es mejorar la competitividad industrial. La creación de un Observatorio de la Competitividad permitiría medir y comparar variables como la fiscalidad, las cargas laborales, el precio de la energía o los costes logísticos. Este observatorio proporcionaría información valiosa para diseñar políticas y estrategias industriales más eficaces, adaptadas a las realidades del mercado global. Así, podríamos identificar áreas de mejora, ajustar políticas existentes y reforzar la posición de España frente a la competencia internacional, asegurando un entorno más favorable para el crecimiento y la inversión en la industria.

    Además, es fundamental facilitar las inversiones para descarbonizar la industria. Para ello, se debe crear un fondo específico con recursos suficientes para garantizar la neutralidad de emisiones de la industria española en 2050. Sin financiación estable, la descarbonización será un proceso complicado para muchas empresas. Proponemos destinar parte de los ingresos de las subastas de derechos de emisión de gases de efecto invernadero para apoyar la descarbonización, ya que el coste energético, tanto eléctrico como térmico, es determinante en la competitividad industrial.

    En materia de descarbonización, no podemos olvidarnos de los sectores intensivos en consumo de energía térmica. Tecnologías como la biomasa o la cogeneración de alta eficiencia continuarán siendo estratégicas, por lo que no pueden quedar olvidadas. Actualmente, la cogeneración representa la única alternativa viable para que la mayoría de las industrias calor intensivas mantengan su competitividad, de lo contrario, la única alternativa sería la deslocalización. Asimismo, se deben diseñar medidas de apoyo para adaptar los procesos productivos al uso de combustibles renovables en sustitución de los fósiles, garantizando una industria más sostenible y competitiva.

    El Proyecto de Ley de Industria es una oportunidad única que no podemos dejar escapar. El debate parlamentario debe garantizar mecanismos de aplicación eficaces para que la ley no se quede en una declaración de intenciones y pueda impulsar un desarrollo industrial real y sostenible. Es fundamental que contemple acciones que favorezcan la inversión, la innovación y la eliminación de barreras burocráticas y administrativas, creando un marco de estabilidad a largo plazo. Todo está inventado; solo es cuestión de observar lo que hacen otros países líderes en industria.

    Un tejido industrial fuerte es imprescindible para la creación de empleo de calidad y la autonomía estratégica de España. La industria no solo impulsa la innovación y la modernización de la economía, sino que también genera riqueza, progreso y vertebra el territorio. Necesitamos una legislación ambiciosa y eficaz, dotada de los recursos necesarios, para que la industria española pueda afrontar los desafíos del futuro y consolidar su papel como motor económico del país. El momento es ahora.