Sin solución al absentismo laboral

Un informe de Randstad de la pasada semana detalla que casi 1,5 millones de personas no acudieron a su puesto de trabajo al día en 2024, lo que supuso la pérdida del 5,2% de las horas pactadas. A nivel económico, estas ausencias generaron una factura de 28.987 millones el pasado año, un 14,45% más que en 2023. Una cifra que refleja el alto coste que para el Estado y las empresas tienen las ausencias al trabajo. Pese a ello, el Gobierno sigue sin acometer medidas suficientes para frenar la lacra del absentismo.

Los datos demuestran que el aumento de los recursos para inspecciones que el Gobierno decretó en 2021 no han servido para nada. Lo mismo ocurrirá con la conocida como reforma de las altas progresivas de Elma Saiz, al renunciar la ministra a su plan inicial de que cualquiera pudiera reincorporarse a su puesto laboral de manera voluntaria sin necesidad de tener el aval del médico. Y por si faltara algo una de las pocas iniciativas que sí podrían dar resultados lleva medio año paralizada. Se trata en concreto de la gestión de las bajas traumatológicas por las Mutuas colaboradoras de la Seguridad Social, que se firmó el pasado mes de septiembre.

La razón de ello está en la lentitud de la Seguridad Social y las comunidades autónomas a la hora de reunirse y firmar los convenios, un paso necesario para que entre en vigor el acuerdo con las mutuas. Una demora que refleja que la banalización que el absentismo ha tenido en nuestro país durante muchos años sigue plenamente vigente, pese al daño que infringe en las empresas y las arcas públicas. Mientras no se actúe con contundencia las ausencias al trabajo están así abocadas a incrementar el golpe que ya propinan a la productividad de la economía.