La biología ya no existe
- La 'ley trans' que impulsó Irene Montero hace más fácil que nunca el cambio de género
Joaquín Leguina
El nuevo feminismo, en su desbarrada marcha contra la ciencia, ha convertido en leyes (de la mano de Zapatero y de Sánchez) la absurda idea de que la distinta biología entre varones y mujeres ya no existe porque lo dicen ellas y basta. En esta línea absurda se aprobó una ley que permite cambiar de sexo a quien lo solicite, sin más trámite. Esa ley trans hoy en vigor, impulsada por la entonces ministra Irene Montero, fue publicada el 2 de marzo de 2023. Ya ese año se produjeron más cambios de sexo desde que había registros.
El fenómeno trans llegó a la sociedad en 2007, a raíz de la ley aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que permitía la modificación registral del sexo con un diagnóstico médico previo de disforia de género y, al menos, dos años de tratamiento hormonal del solicitante. Ese año 2007 el Registro Civil contabilizó 15 cambios de sexo.
En 2008, con la ley ya en vigor, se contabilizaron el triple (46) de notificaciones; un año después, la cifra se multiplicó hasta llegar a 146. Desde entonces, la inercia ha sido ascendente -con el inciso de 2020 por la pandemia- hasta dispararse en 2023 por la ley trans ya citada.
Y es que la norma impulsada por Irene Montero hace más fácil que nunca la transición. En otros países es preciso someterse a tratamientos farmacológicos y operaciones, pero aquí en España en los cambios de sexo no interviene médico o psiquiatra alguno.
El proceso es el siguiente: entregada la solicitud en el registro, el solicitante es citado para ratificar la solicitud y es informado de sus derechos. Transcurridos tres meses, es requerido para otra ratificación y, de formalizarse, el varón pasa a ser mujer --o viceversa-- a todos los efectos, sin necesidad de cambiar su nombre ni aportar informes médicos y/o psicológicos (en aras de la «despatologización» de la disforia de género). Y así una nueva mujer puede mantener su nombre, llamarse Paco, como siempre y tener una barba poblada. Tales facilidades para cambiar de sexo a discreción han colapsado los registros civiles.
La mayor parte de las solicitudes de cambio de sexo es de varones que desean ser mujeres (el 61,5%) ¿Por qué?
Es fácil intuir la razón de muchos de estos cambios de sexo: si eres mujer no te pueden mandar a la cárcel por una de las múltiples denuncias falsas de mujeres contra sus parejas masculinas, pues en España esas mismas neo feministas se han cargado la igualdad ante la ley y tan solo una denuncia –falsa o no- lleva a la trena y a la pérdida de los derechos de los varones sobre sus hijos.
Por eso, los varones que desean evitar en lo sucesivo denuncias falsas por violencia de género se cambian de sexo y recuperan la igualdad frente a sus querellantes femeninas. Pero también puede haber otro incentivo: mayores facilidades para acceder al cuerpo (policial o del Ejército) o para hacer una carrera con una nota de corte más accesible.
En fin, un disparate tras otro, como ha sido cargarse la igualdad ante la ley para arreglarlo luego con una ley trans que niega la biología.